Arte jondo de otra galaxia este sábado en el Jazz San Javier. Pianista insólito procedente de una familia de gran tradición flamenca, David Peña Dorantes (Lebrija, 1969) es uno de los grandes renovadores del flamenco. Hará unos 15 años que irrumpió en escena. Cuando tocó hace años en la Bienal de Flamenco de Sevilla todos se quedaron atónitos: ¿quién es este niño y qué está haciendo? Su primer trabajo discográfico, Orobroy, constituyó una aportación de valor incuestionable para el flamenco instrumental.

Puede considerarse a Dorantes el patriarca del moderno piano flamenco. Aunque con algunos antecedentes a mitad del siglo XX, esta disciplina no había conocido evolución ni impulso tan fuerte antes. Con la aparición de Orobroy en 1998 se abrió la era moderna de este instrumento en el flamenco. Músico de raíz flamenca y académica a partes iguales, David viene de estirpe, toca de maravilla la guitarra y domina cada uno de los resortes del mundo musical de su tiempo.

Como pianista, estamos ante una de las figuras más importantes del flamenco en la transición del XX al XXI. Dorantes pertenece a uno de los linajes más antiguos del flamenco gitano, Los Peñas- Perrrate- Pinini -Bacán. Es el primer gitano que cursa estudios universitarios de piano, armonía y composición; le caracteriza su avance lingüístico, la contemporaneidad de sus composiciones, su libertad creativa. Huye de versiones y estándares; es un creador original. Dicen de él que «está haciendo con el piano flamenco lo que Paco de Lucía hizo con la guitarra».

Dorantes se reencuentra en esta gira con el genial contrabajista francés con raíces españolas Renaud García Fons, virtuoso de la técnica del arco, con un estilo único, que lleva mucho en esto de la música de fusión, y ha demostrado su valía apoyándose en cualquier estilo, clásica, jazz o músicas del mundo. Presentarán su nuevo disco a dúo Paseo a dos, un álbum destinado a convertirse en un hit mundial; los dos músicos exploran nuevos caminos y llegan a lugares hasta ahora desconocidos en la fusión entre el jazz y el flamenco.

La segunda parte del concierto contará con Melody Gardot, la cantante estadounidense diva del jazz mundial, reina en los festivales de verano con su jazz melancólico. Su gusto por otras culturas, su curiosidad viajera, dan un acento cosmopolita y culto a sus composiciones, y un encanto mágico a su voz, que la sitúa entre las más grandes cantantes de jazz de todos los tiempos. Su último trazo, Currency of Man (2015), se mostrará en Jazz San Javier.

La brillante carrera de Melody Gardot empezó tras un accidente. Hace unos quince años -ella tenía 19- pedaleaba por las calles de Filadelfia cuando un coche se saltó un semáforo en rojo y la arrolló. Su vida cambió radicalmente. Tardó meses en hablar de nuevo y más aún en volver a caminar. Un neurólogo la animó a utilizar la música como terapia. Recostada en la cama intentaba canturrear ayudándose de una guitarra. Así surgió, en 2005, el material de un EP de seis canciones que acabó llamándose Some Lessons. Las había ido grabando en un ocho pistas que tenía en su habitación. En 2008 grabó Worrisome Heart, y al año siguiente, My One and Only Thrill, producción de Larry Klein y arreglos de Vince Mendoza, del que ha vendido cientos de miles de ejemplares.

Si uno la escucha por primera vez, sin tener la más mínima referencia previa, su voz no parece la de una mujer que acaba de cumplir los treinta años. Melody Gardot escribe sus propias canciones y posee una voz carnosa y emocionante.

Los protagonistas de su nuevo disco son personas a las que no suele prestarse atención, que viven tiempos difíciles y luchan por superarlos. «Creo que ahora el sentimiento general, y no importa dónde vivas, es el de querer ayudarnos unos a otros cuando nos enfrentamos a un desastre, sea natural o causado por seres humanos, como en el caso de Charlie Hebdo. Se está despertando una conciencia. Como nunca antes, reconocemos la existencia del otro, formamos parte de algo común. Todos estamos conectados», dice la cantante.