No ha pasado mucho tiempo desde que Cynthia Cano presentara De Alfa a Omega, pero si el suficiente como para sorprendernos con su nuevo espectáculo, Bailaora de Postín, donde la artista murciana rinde de forma personal un homenaje a tres referentes para ella en el baile: Pastora Imperio, Carmen Amaya y Matilde Coral; un hilo conductor que nos desgrana poco a poco el baile de ellas dentro de la propia Cynthia, que ya de por sí ha forjado su propia personalidad. Aunque es joven ya es grande, Cynthia muestra su poder dramático en esta puesta en escena que tiene una carga trágica que controla con normalidad. Es elegante, es vulnerable; soluciona airosa el diálogo con sus músicos y sabe apoyarse en cada uno de ellos. En general es una apuesta muy flamenca y una evolución de la Cano como artista, aunque más que evolución es otra faceta; nos deja espacio para disfrutar de ella y, en un acto generoso, también del cante, del toque y del compás que la escudan.

En Bailaora de Postín destacan habilidades desconocidas del baile de Cynthia Cano; una soleá llena de matices, soberbia y frágil a la vez con el jerezano Miguel Lavi arrastrándole los tercios a los pies de lo mejor de la noche; la bailaora maneja todas las disciplinas que aúnan el baile como el mantón o la bata de cola; esta vez también ha incluido unos adornos con sombrero por tientos sellados por Pastora y una espectacular rebolera con capote de torero, de los de verdad. Sorpresa para todos la profundidad con la que recita, se la ve templada y sobria; y otras veces retransmitiendo en directo el trance de su interior. Sin abuso de zapato ni de desplantes exagerados, la de Las Torres tiene una escuela bolera finísima que solo nos la asoma pero no la saboreamos, tocaba flamenco sin mucha filigrana. Nos regala el cante de Bastián a bocajarro por martinetes oscuros y por seguiriya honda que demuestra la humildad del cante grande de nuestro artista murciano rematando por cantes de levante con una Cynthia Cano metida en el pantalón del taranto blanco de pureza con tintes de la Amaya.

Oliendo a final, rodean la mesa todo el cuadro; el cordobés Luis Medina, que le ha puesto todo su sabor al toque, la musicalidad y sensibilidad de nuestro Faustino Fernández, el mago 'Torombo', que va tocando de arte cada compás, bendito don el suyo; el inspirado Bastián y la esencia de Miguel Lavi; son lujos que pocas veces podemos disfrutar en esta Región que vive en el exilio flamenco.

Nuestra abanderada Cynthia Cano termina por alegrías evocando a Matilde Coral con zalamería, tradición y respeto; remata con el conocimiento que siempre ha tenido, pero con más madurez y desde un ángulo mas cercano al espectador vivo; el que se mueve en la butaca, el que conecta y habla, el que gesticula en cada cierre; en definitiva el que va buscando la libertad dentro de los cánones del baile. Cynthia no es una excepción cualquiera, es la excepción de la tierra; la que rompe la regla de lo cotidiano. Esta trabajadora del arte estará en los próximos meses 'postineando' por Bayona o San Pedro del Pinatar. Es muy fácil escribir esto, sobre todo es lo más rápido; mucho más tiempo va a costar asimilarlo.