Tras varios cortometrajes, fue con Camas y, sobre todo, con Pipas -nominada a un Goya- con los que se dio a conocer Manuela Burló Moreno (Cieza, 1978), a la que 'ficharon' para dirigir la comedia Cómo sobrevivir a una despedida (2015). Tras su estreno en el Festival de Málaga, el viernes llega a los cines Rumbos, su segundo largometraje y el primero con guion propio. Producida por Arcadia Motion Pictures y Jano Pictures AIE, en asociación con Atresmedia Cine, la película se desarrolla en tiempo real a lo largo de una sola noche. Ernesto Alterio, Pilar López de Ayala, Carmen Machi y Nora Navas, entre otros, dan vida a unos personajes que deambulan en diferentes vehículos por la ciudad y cuyos caminos, marcados por la soledad, acaban cruzándose.

Tengo entendido que empezó a pensar en Rumbos hace ocho años.

Sí, fue durante una madrugada; estaba en mi coche observando lo que pasaba a mi alrededor y decidí ponerle volumen a lo que veía, a las historias que imaginaba que estaban pasando. Continué con los cortometrajes y no quise embarcarme en este proyecto hasta que estuviera bien armado. Y ahora he tenido la fortuna de que confiaran en mí para poder sacarlo adelante.

Dice que miraba a su alrededor y de ahí surgió, ¿por eso dicen de usted que es una observadora patológica?

(Risas). Bueno, no tanto, pero me gusta mucho observar y ahora, con las nuevas tecnologías, está todo el mundo mirando al móvil. Es muy difícil ligar en el metro (risas), ya nadie cruza la mirada, ni se puede mantener una charla en la cola del supermercado, y yo no estoy tan enganchada, me gusta tomar conciencia de dónde estoy, de lo que veo... Además, soy una psicóloga improvisada, me fascina escuchar a los demás y hablar con desconocidos.

Dice Carmen Machi que se embarcó en el proyecto porque era una película de diálogos, que le daba valor a la palabra y lo echaba de menos en el cine, ¿es así?

Rumbos es una película cotidiana, una película de la vida, por eso es agridulce. El coche invita al diálogo, a no ser que tengas un broncón y se cree mucha tensión... En la película hay muchos diálogos entre parejas, no solo de novios, sino entre amigos, copilotos y el viaje genera esa opción para dialogar.

¿Fue difícil el rodaje dentro de vehículos?

Un poco, pero me preocupaba sobre todo como creadora que resultara claustrofóbico para el espectador ver a personajes dentro de los vehículos, pero cuando ves la película te olvidas porque te enganchas a las historias. Al saltar de una escena a otra hay planos aéreos que permiten respirar y, además, los actores son tan creíbles que al final era más mi miedo que otra cosa.

Ha conseguido contar con grandes actores de la escena nacional y ha 'rescatado' a Pilar López de Ayala, es todo un logro, ¿no?

Fue muy bonito. Fue un trabajo de la productora, que fue enviando el guion, pero no tuvimos un solo no. Se involucraron y fue tan sencillo como eso. Son actores muy consagrados, muy respetados, y yo tenía cierto pudor pensando cómo iba a dirigir a ese elenco cuando se trataba de mi segundo largometraje. Pero en cuanto comenzamos me di cuenta de que eran intérpretes muy a favor de la obra y eso es una delicia. Estoy muy orgullosa de haber recuperado a Pilar López de Ayala, es una actriz de mi generación, he crecido con ella viéndola en pantalla y le había perdido la pista. Además la podemos ver en otro registro, uno cómico cuando en general está asociada a papeles muy duros o a dramas. Igual que Karra Elejalde y Carmen Machi, que después de Ocho apellidos vascos cambian totalmente de registro y es muy gratificante.

Dijo en Málaga que con estos actores había sido como «trabajar con plastilina».

Es que estaban muy a favor del proyecto y eso es fundamental. Yo soy prácticamente una directora novel y ellos han creído en mi universo y en mi guion sin cuestionar mis decisiones y eso ha sido fundamental.

También a los actores jóvenes. Emilio Palacios dijo que usted es ya como su madre.

Están brutales, estupendos. Estoy muy contenta con el reparto porque están todos al mismo nivel. No ves altibajos cuando la película pasa de actores más mediáticos, porque que unos sean más desconocidos en los medios no significa que no sean grandes profesionales, como es el caso de los más jóvenes.

Rumbos habla de amor y desamor, de buscar el camino, ¿andamos un poco perdidos?

Es una película que habla de la vida, del amor, del desamor, la cobardía y, sobre todo, de la soledad, de la necesidad de sentirnos queridos. Para mí es el hilo conductor. Todo ocurre en una madrugada, que ya tiene algo onírico y solitario, y por ahí deambulan estos personajes escuchando un programa de radio, una especie de Hablar por hablar que presenta Julia Otero. La película habla de las decisiones que tomas en la vida y el rumbo que elijes.

Aplausos en la presentación en Málaga y críticas tan buenas como malas, ¿cómo las lleva?

Tengo claro que no se puede gustar a todo el mundo, pero a mí me encanta la película y no la hubiera hecho diferente. En muchos medios nacionales ha tenido muy buena crítica, pero, independientemente de ellas, yo me quedo con la reacción del público en Málaga, hubo un aplauso espontáneo a mitad de la película y una gran ovación al final. Creo que Rumbos llega y acaricia el corazón y yo cuento esta historia desde el lugar más natural posible y, aunque trágico, con sentido del humor, que para mí es fundamental para afrontar la vida.

¿Cómo ve el cine en España?

Tenemos un buen cine, se está reconciliando con el público y hace buena taquilla. Falta por hacer mucho ruido, sobre todo en el universo femenino; creo que las directoras tenemos mucho todavía que decir y mucho ruido que hacer.

¿Los cortometrajes han sido un buen trampolín?

Sin lugar a dudas. La verdad es que fue brutal el éxito de Pipas, y ya antes con Camas fui preseleccionada para los Oscar, pero hay cosas hoy en día que, si no se hacen virales, parece que no han sucedido. Mi trayectoria con los cortometrajes hizo que me llamaran para el primer largometraje, ya que me vinieron a buscar para dirigir Cómo sobrevivir a una despedida. Y a día de hoy dirijo anuncios de publicidad y puedo empezar a contar mis propias historias.

Hablaba de las mujeres cineastas, ¿las mujeres ocupan un lugar importante en sus trabajos?

Bueno, aporto una mirada femenina porque soy mujer, pero no creo que haga un cine para mujeres. Eso me parece absurdo. Pipas fue un corto que gustó a todo el mundo y los anteriores igual. Evidentemente, tengo una forma de ver el mundo como mujer y una intuición de ciertas cosas a las que a lo mejor los hombres no les dan tanta importancia, pero más allá de eso no creo que mi cine sea femenino o para mujeres.

Estudió en la Escuela de Arte Dramático de Murcia, ¿cuándo supo que quería dedicarse al cine?

He crecido viendo películas con mis padres, desde westerns a clásicos. Con 14 años, en el instituto, tuve una asignatura de audiovisual y nos enseñaron a hacer un guion técnico a partir de uno literario, y ahí empecé. Me forme en la Escuela de Arte Dramático, lo que creo que fue bueno porque ahora, a la hora de comunicarme con los actores, podemos hablar el mismo idioma y puedo conseguir que brillen. Después en Madrid estudié en la Escuela de Cinematografía y Audiovisuales, empecé a contar mis historias en mis cortos. Y hasta aquí.

Ha pasado de Manuela Moreno a Manuela Burló Moreno, ¿por qué?

En mis primeros cortometrajes yo actuaba y dirigía. En los créditos, aparecía Manuela Burló como actriz y, en guion y dirección, Manuela Moreno. Pero me corté la coleta y decidí que estaba más a gusto detrás de la cámara, pero no quería perder el apellido de mi padre. Así que sentí que con Rumbos, que es mi proyecto más personal porque Cómo sobreviví a una despedida fue un encargo, era el momento de unir de nuevo ambos apellidos.

¿Cuál es el rumbo de Manuela Burló Moreno?

Mi rumbo es seguir con mi próxima película, estoy escribiendo el guion de Una relación ortopédica, continuar con la publicidad y estoy con un proyecto en Estados Unidos.

¿Qué le pide a los espectadores que vayan a ver su película?

Que no pierdan el rumbo mientras la ven. Que viajen con los personajes porque se van a sentir identificados. Hayas vivido historias similares o no, empatizas con estos personajes porque son de carne y hueso. Es una película mucho más adulta que Cómo sobrevivir..., por lo que pido que vayan sin prejuicios sin pensar en la anterior película, porque esta no tiene nada que ver.