Luis Prado lleva en bandas desde que en los años del instituto creó The Flauters con Boli, amigo desde los tiempos del bocata del recreo, y Paco Tamarit. Ellos son el alma de Señor Mostaza, el grupo que sucedió a aquella primera experiencia de aprendizaje y que es hoy referencia sonora de prestigio, en especial entre músicos.

Quizá por eso son buscados por otros con más éxito -Fito, Quique González?- para sus giras. Luis ha tocado en los últimos años con Miguel Ríos, MClan y Ariel Rot. Lo que no había hecho era atreverse a estar solo.

Hasta ahora. El teclista valenciano tiene primer disco en solitario, Mis terrores favoritos -lo de los títulos cinéfilos es marca de la casa; el último de Señor Mostaza ha sido Delitos y faltas-. Lo presenta esta noche en la Sala Musik de Murcia.

Será él solo y su piano, acompañado en algunas canciones por la guitarra acústica y los coros de Tamarit. Eso y los terrores habituales de un cuarentón. «Estoy viejo, lo noto en la piel», dice en el tema que abre disco, Estoy gordo.

«Tenía pendiente una canción sobre el miedo al declive que tenemos unos cuantos [?] Cada uno lo nota en un momento determinado y quería hablar de las señales de alarma, el terror de lo que empieza, que aunque los demás no lo noten, yo sí», explica.

Eva al desnudo -continuamos con el cine- es otra canción y así se podría rebautizar el disco: 'Luis Prado al desnudo'. Porque el sonido es y no es el de Señor Mostaza, el grupo del que también es letrista y voz.

Mis terrores favoritos «suena más íntimo y más pausado quizás. Se nota que no he hecho el disco pensando en un grupo, en los coros de Paco y las guitarras. Es más el punto de vista de un tipo al piano que a veces decido arroparlo y otras, no, lo dejo al desnudo».

La dominancia del piano es una rareza en el panorama español. No es novedad para Prado, aunque ahora es más visible: «Siendo el disco más intimista, pues más piano aún. Yo solo encuentro referentes fuera, Randy Newman, Elton John, Billy Joel?»

¿Por qué lanzarse solo, sin red, ahora, tal como está la industria, si se le puede llamar aún así? «Entre la duda de estar una temporada sin hacer nada o hacer algo, he optado por esto», reponde. Pero no es el final de Señor Mostaza, es solo «un paréntesis».

Quién sabe si le tomara el gustillo a la soledad. Por ahora, no se lo plantea. «Bastante ha sido grabar el disco y sacarlo. Ahora voy a darle un poco de bola, pero no he pensado en el paso siguiente».

Tampoco es que le sobren las canciones, confiesa. «No soy prolífico, porque me cuesta acabar las letras. Ahora voy teniendo alguna, pero muy poco, porque el esfuerzo de este disco ha sido cañero».

De lo que no duda es de que su sitio está en Valencia, aunque esté «harto» de escuchar que a él y a los Mostaza les hubiera ido diferente de haber emigrado a Madrid.

«Es cierto que tienes un handicap, todo se hace más complicado y sabes que la repercusión va a ser mucho menor, pero yo estoy contento de estar en Valencia. No sé si haría la misma música si estuviera en Madrid».

No se arrepiente, como tampoco de apostar por la vía creativa. «Lo he tenido mucho más fácil para ser músico de sesión que para llevar adelante mis proyectos compositivos. Pero tengo que intentar hacer lo que creo y a lo que dedico la mayor parte del tiempo».

En el disco suenan las voces de Miguel Ríos -«el primer ídolo que tuve»-, Coque Malla y Guille Milkyway. Compañeros de productor y de estudio la mayoría, que quisieron acompañarle en la aventura que empieza. «A partir de ahora, lo que venga, bueno es». Filosofía de vida.