«Se nos ha ido un poco la cabeza para bien. Pero es que, cuando uno no arriesga, no gana. Hemos decidido arriesgar». Así se expresaba ayer José Ramón de Moya, responsable de la dirección de actores y uno de los miembros de producción de la serie La fábrica.

Se trata de una producción cien por cien murciana, aunque viene de Cádiz. El 'padre' de La fábrica, Eloy Baztarrica, harto del mundillo «hermético y endogámico» que veía, decidió ceder los derechos de explotación de su criatura «con una condición: que el que la acoja no contrate a los guionistas y actores de siempre».

Fue el laureado cortometraje Salvaje, basado en un relato de García Márquez, el que llamó la atención de Baztarrica hasta el punto de optar por los jóvenes murcianos para que diesen vida a su idea. Jóvenes (el mayor es De Moya y tiene 35 años) de artes escénicas y de audiovisual.

La escénica que se ocupa del proyecto se llama Ardil, mientras que la audiovisual es Nostalgia. Aún no cuentan con un nombre unificado, por una cuestión de burocracia. «Queremos hacerlo todo legal y, lo típico, que tienes que mandar cinco nombres al registro y ya te dicen si uno u otro», comenta José Ramón de Moya. El director de La Fábrica sí tiene nombre. Miguel Ángel Ortuño.

El guión está prácticamente cerrado, es de corte dramático y recuerda a una ficción mítica, Crematorio. Está previsto que en junio arranquen las grabaciones.

Y las grabaciones serán en Murcia. En este sentido, De Moya explica que «si tú te vas a Madrid a rodar, todo está mínimo a dos horas de Madrid. Y no lo tienes todo. Tú en dos horas en Murcia, tienes playa, tienes montaña, tienes cuevas... tienes todo. Y es entre tres y cinco veces más económico que rodar en Madrid».

De qué va la serie

Según la sinopsis de La fábrica facilitada por su creador, «Mani Argenta es uno de los herederos de Exportaciones Alimenticias Argenta, una empresa de proyección internacional que experimenta una época de bonanza desde que él la preside».

Por otro lado, «el difunto don Manuel Argenta, padre de Mani, hacía una gran labor social, sacando de las calles a hombres y mujeres caídos en desgracia, incorporándolos como trabajadores de Exportaciones Argenta, con la finalidad de conseguir gente agradecida y por lo tanto, fiel, para siempre, a su apellido. Para ayudar a sus protegidos, utilizaba cualquier medio justificando el fin».

«Mani, desde la muerte de su padre, ha ampliado su labor, invirtiendo más dinero en sus obras benéficas, intentando hacer las cosas con una nueva perspectiva, alejándose de las malas prácticas, pero su primo Félix, el otro heredero, defiende la vieja escuela de los sobornos y la extorsión».