Quizás sea uno de los clics fotográficos que más tinta ha derrochado pese a que se ha demostrado a través de varias investigaciones que Robert Capa no derramó ni una sola gota de sangre del combatiente para fotografiar su inmortal retrato de la ´Muerte de un miliciano´ en la Guerra Civil española.

Según el historiador cartagenero Moisés Domínguez, «el guerrillero protagonista de la fotografía del reportero húngaro era huertano». Una imagen que ha viajado más incluso que los retratos del general Francisco Franco «tiene como protagonista a un republicano de La Alberca o El Palmar», sentencia este experto tras la investigación que ha llevado a cabo en colaboración con José María Hernansáez.

Ahora, ambos tratan de localizar en estas pedanías murcianas a los familiares del miliciano que inmortalizó el disparo de Capa.

«Si damos con sus descendientes conseguiremos demostrar que esta persona era de la Región. Está documentado en prensa de la época que cuando se tomó la imagen en el pueblo cordobés de Espejo en septiembre de 1936 había un batallón antiaéreo de unos 150 milicianos murcianos que partieron del cuartel de artillería de El Carmen», explica el historiador.

¿Por qué no pudo ser un hombre de Andalucía? Ante esta cuestión Domínguez sostiene que «en el momento de la fotografía había en Espejo gente de Córdoba, Alicante, Jaén y Murcia. Nadie en Espejo lo reconoce y los milicianos jienenses iban siempre con sombrero de paja típico de los aceituneros. Además, este hombre lleva una faltriquera o bolsa de lona de jarapa propia de la zona de Lorca. Es murciano seguro, además tuvo que ser de algunas de las facciones anarquistas de la CNT».

Un falso guerrillero

En la localidad alicantina de Alcoy se aseguró que el combatiente caído por el punto de mira de la cámara de Robert Capa era Federico Borrell ´el Taíno´. Hipótesis que hace unos años quedó desterrada tras varios estudios antropométricos. «Después de esto nadie ha dicho en Alcoy quién puede ser el miliciano si no era el conocido Borrell», subraya el historiador.

El investigador va más allá y destaca otros detalles de la indumentaria del soldado que simulaba ser abatido. «En la fotografía podemos ver cómo el combatiente viste camisa blanca con botadura negra típica de los trabajadores de la huerta, el cinturón para la munición de los artilleros y hasta llevaba puesta unas alpargatas».

La gran mentira

Según queda desvelado en varios trabajos de investigación como el documental ´La sombra de un iceberg´, Capa preparó la instantánea para retratar el posado de una muerte ficticia en mitad del campo de batalla de Espejo. Lugar donde el frente llegó días más tarde al mismo tiempo que se publicó la imagen en la revista Vu el 23 de septiembre de 1936.

Aun así, si algo debe quedar para la historia es la genialidad del fotógrafo que consiguió con un clic dejar un testimonio eterno de la realidad de un país que atravesaba una guerra civil en la que se enfrentaban a muerte vecinos y hermanos.