Alicia Giménez Bartlett (Almansa, 1951) se reunirá hoy en el Paraninfo de la Politécnica de Cartagena con 600 estudiantes de Secundaria, miembros del jurado del Premio Mandarache. La autora, finalista por Nadie quiere saber, uno de los libros de la saga de Petra Delicado, mantendrá además un encuentro abierto al público en la Fundación Cajamurcia de la ciudad portuaria, a partir de las siete y media de la tarde.

Ganadora del Nadal en 2011, del Pepe Carvalho hace una semana. Pero no sé si le impone enfrentarse a un jurado de jóvenes como los del Mandarache...

Muchísimo, lo bueno es que fui profesora durante trece años y los jóvenes no me dan tanto miedo.

¿Y cómo ve hoy a la juventud?

Hace veinte años que dejé la docencia por la literatura, pero siempre tuve con mis alumnos una buena relación. Hoy me dicen colegas de entonces que las cosas han cambiado mucho, pero en su día yo no tuve muchos problemas.

¿Y echa de menos la docencia?

No. Quizá algunas cosas, como el contacto con la gente joven y el hecho de no estar sola, porque este oficio es muy solitario y recuerdo que allí siempre estabas acompañada, o con los compañeros o con los alumnos, con los que solía charlar y reír mucho después de las clases.

¿Y cómo se enfrenta a esa soledad de la escritura?

La verdad es que no es una tarea fácil, es como examinarse siempre, porque no tienes un referente de lo que está bien o de lo que va a gustar, por lo que tienes que esperar el veredicto de los lectores y de la crítica. Y esa inseguridad crea mucha dureza.

Es finalista en el Mandarache por Nadie quiere saber

Es que hay tantos crímenes por corrupción y por temas económicos en la vida real que es mejor que la inspiración llegue por algo más prosaico y que Petra Delicado investigue otro tipo de crímenes, como los pasionales.

Cuando presentaron su trayectoria el pasado jueves, recordaron que llevó a Carmen Balcells su primera novela en 1996, cuando había "un panorama triste", ¿lo sigue siendo?

Entonces lo era, y mucho, para la novela negra, porque no era tan conocida. Éramos muy poquitos los que escribíamos este género y creo que yo era la única mujer. Recuerdo que me decían que era la mejor escritora de novela negra, pero claro, es que no había otra (risas). La cultura sí está pasando ahora por momentos muy duros, la gente apenas puede comprar libros y no se ha valorado lo suficiente la importancia de la lectura.

Petra Delicado fue la primera investigadora en la literatura de detectives europea, ¿fue un grano de arena para manifestar la igualdad de género?

Fue y es un grano de realidad. Hay un montón de mujeres policías, quizá no muchas comisarias, pero sí muchas investigadoras y policías que hacen una gran labor.

Hablaba antes de la importancia que tiene ahora el género negro, ¿se debe a la literatura, a la televisión, al cine...?

Se debe un poco a las ficciones policiales, tanto en cine como en televisión se han hecho producciones muy buenas. Pero sobre todo a hitos puntuales, como el libro de Stieg Larsson [autor de la trilogía de Millennium], que ha creado una corriente entre los lectores y éstos han descubierto grandes exponentes de la novela negra.

Decía hace poco que el éxito es poder escribir de "lo que le da la gana"... ¿Eso es todo un lujo?

El otro día leía un reportaje sobre los pocos escritores que pueden vivir en España de la literatura y me quedé escalofriada. Yo he tenido la ayuda puntual de haber vendido mucho en países europeos, pero esto debería ser un trabajo del que pudiéramos vivir bien, con el que los jóvenes tuvieran esperanza de que se van a poder dedicar a escribir sin tener que hacer otras cosas a la vez.

Y a los jóvenes lectores, ¿qué les aconsejaría?

Les daría libros, sin mucha selección, para que vieran cómo es la vida. En los ámbitos académicos se exagera demasiado con el valor de los clásicos, pero los jóvenes deberían leer todo tipo de literatura.

Insiste en la importancia del humor para contrarrestar la dureza de los crímenes de sus novelas. ¿En la vida también nos falta un poco más de humor?

Yo le aseguro que esa es mi máxima desde que abro los ojos cada mañana. El humor es básico para afrontar tantas cosas que no son gratas hoy en día y, sobre todo, es una manera de entablar una relación directa con alguien; es toda una muestra de humildad.

Está escribiendo un libro ambientado en la prostitución para mujeres. ¿Necesita abandonar de vez en cuando a su detective?

Sí, cuando tengo temas e inspiración, aunque sea más duro y me masacren los críticos, tengo la necesidad de contar otras historias.