Pese a su corta trayectoria, el grupo de pop barcelonés Los Fresones Rebeldes ha sido uno de los más influyentes del indie español en el cambio de siglo, y a ellos se podría aplicar el origen de aquella escena que faltonamente se bautizó como tontipop de modo injustificado, ya que canciones como Medio drogados, dejaron bien claro que tonterías las justas. Se reunían después de una década y media sin tocar en directo y, aunque el paso del tiempo también les ha castigado un poco, propiciaron el fervor colectivo. Era una ocasión ideal para retomar y disfrutar de su desprejuiciada visión del pop que aún puede hacernos soñar con los cielos más azules, gracias a las adorables vocecitas y las increíbles melodías pop.

Aquí están de vuelta, al menos para dar conciertos. Subterfuge quiso contar con ellos para celebrar el 25 aniversario del sello en el Día de la Música, y han saltado a México por primera vez en su carrera. En su actuación en Murcia, donde dieron algunos de sus primeros conciertos, se pudo comprobar que Los Fresones se han ganado a una nueva generación de seguidores. «Aquí estamos, como vosotros, más jóvenes y guapos», saludó Felipe. Cristina (bajo, teclados y coros), Inés (cantando con voz inocente versos mordaces), Sergi (batería), Felipe (guitarra y coros), y Miguel (guitarra y casiotone) tomaron el escenario para transportarnos a esos años (finales de los 90) en los que se produjo una auténtica revolución del pop en español. Quiero saber y la surfera El mensajero del verano templaron la fría y ventosa noche con melodías del verano eterno. Entre el público se encontraba la gente de Spicnic, que les publicó su primer single, y aprovecharon para tocar Ya verá. «¿Tocamos ahora Al amanecer?, preguntó Felipe. «Pues no, os esperáis», se respondió a sí mismo poniendo cara de travieso. La que tocaron fue Esa chispa, de aire sixty, que recuerda aquella canción de la película The Wonders (That Thing You Do).

El infalible repertorio (sinceridad y sentimientos a flor de piel) estaba compuesto de mágicas canciones pop de melodías nostálgicas y evocadoras, pero siempre optimistas, que iban aumentando la intensidad del concierto: Algo hay, ¿Tienes novia?, Sinolo (vas a decir)? En tan solo una hora -tras la brillante actuación de La Maniobra de Q, los últimos ganadores del Creajoven, con su shoegaze arrebatador- cubrieron buena parte de su repertorio, lo suficiente para satisfacer tanto a los fans que les han seguido desde el principio como a aquellos curiosos que apenas se enteraron de su existencia en su momento; muchos cantando entregados a las melodías pop y a esas letras centradas en el amor que fueron la base de su éxito (Medio drogados, la spectoriana Bola de cristal, el northern soul de El Talgo del amor que canta Cristina, La inocente -con alusión a la Pantoja-, Déjame en paz...), que caldearon el ambiente hasta uno de los momentos más esperados: Al amanecer, que transmite la emoción de la primera vez que te enamoras y todas esas sensaciones irrepetibles en la vida. Con ella cerraron el set apenas 45 minuto después de haber empezado. El primer bis llegó con ¿Por qué me tengo yo que enamorar?, la versión de Teenager in Love de Dion y los Belmont -tomada de la que habían adaptado Los Bólidos en los 80-, seguida de sendas versiones: How Much More de las Go-Go's, no consumada, y su habitual Teenage Kicks de los Undertones, que resultó bien enérgica. La dulce Los malditos fresones (que engañan a la gente cantando bonitas canciones) fue la despedida del primer bis. Volverían, tras solucionar un problema de teclado, con Calabazas previas, su canción más larga, inspirada por Roadrunner de los Modern Lovers, con drones stereolábicos cambiándose Cristina al teclado por Felipe al bajo. Casi quince años después de nacer, los Fresones Rebeldes confirman el éxito de su pop de guateque.