Patente de corso está basada en artículos de Pérez-Reverte, ¿se había hecho antes algo similar?Patente de corso

En teatro independiente y experimental sí, es posible, pero que fueran de un solo autor y con ello escribir una obra con planteamiento, nudo y desenlace es muy novedoso. Además, es la primera vez que un texto de este escritor sube a las tablas.

Dicen ustedes que quieren revolver, conmover, remover...

Es lo más importante para nosotros, ya sea en cine o en teatro, que el público se sienta satisfecho por haber pagado su entrada, que se divierta y lo pase bien, o mal, pero que esté vivo. Y en ese sentido, esta obra está muy bien porque es hilarante, de repente se te cae una lágrima, hay silencios sepulcrales y escenas muy cómicas... Y, algo fundamental, que pueden salir del teatro planteándose muchas cosas.

¿Si no incorporara el humor sería todo un drama?

Claro. Pérez-Reverte decía que el subtítulo era ´tragicomedia de ser español´, nosotros le hemos puesto ´tratado ibérico del hijoputismo´. Hay que quitar hierro a las cosas y reírnos de nosotros mismos, de nuestras miserias. Lo hicieron grandes escritores como Quevedo o Miura y humoristas como Gila. Todos oxigenaron nuestra identidad.

Y explican en el dossier que entre los referentes están desde Beckett a Chiquito de la Calzada...

Son los que están en mi cabeza como director. Es como cuando te preguntan sobre música y dices muchos estilos... Yo soy así, he crecido con una cultura ecléctica y una educación muy abierta, por lo que hoy por hoy, imagino que transito por muchos mundos. Además, es una manera, como artista, de llegar a más gente.

Su personaje, Luciano, dice que «ser un cabrón no es tan fácil como parece». ¿Lo cree así?

Sí sí, para la gente de buen corazón no es fácil. Para ser malo hay que valer, hay que tener talento. El personaje de Mariano no tiene esas dotes, pero quiere tener la posibilidad de ser malo e incumplir las leyes. Luciano tiene un código de honor, pero tiene una semilla dentro que le permite ´enseñar´ a Mariano.

Director y actor de cine, de teatro... ¿Hoy en día hay que moverse en varios sectores?

Yo no he tenido otra opción. Me gustaría haber sido un actor de esos que llenan las salas por quitarse la camiseta, o tener una columna de guiones en casa, pero no ha sido mi caso. Soy un enamorado del cine, aunque el teatro me ha formado como actor y es un lugar al que siempre volver; un día, con el tiempo, descubrí y me enganché a contar historias y no creo que pueda dejarlo.

Hay que preguntar por Ocho apellidos vascos

Ha sido el shock cultural del siglo XXI, pero no solo por la taquilla, sino por la manera. Ha dado un bofetón porque ha dicho: ´esto es lo que somos y es lo que queremos ver´. El público español quiere verse identificado y con el ´ya semos europeos´ su cine había perdido esa identidad, porque, como en otros sectores, intentábamos convertirnos en algo que no éramos y ahora queremos volver a las raíces, a la esencia, porque somos españoles.