Visiblemente emocionado y recordando que fue su secretario personal durante muchos años, el actual obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, quiso destacar que Javier Azagra Labiano tenía un carácter «cercano, amable y entrañable, que ha dejado huellas imborrables que apuntan al corazón». Lo hizo en una rueda de prensa a media tarde de ayer en el Palacio Episcopal de Murcia que se realizó sólo unos minutos después de que los restos mortales del que fuera obispo de la Diócesis de Cartagena durante 20 años llegasen a la iglesia de Santiago, donde será velado hasta su entierro esta tarde.

«Era atento, disponible, leal, generoso, incansable, querido y admirado, sin tiempo para él, sino para todos los demás, y ha dejado obras que nos hablan de los necesitados, de la juventud, de la evangelización y de la caridad», destacaba.

«Se marcha junto a Dios una persona cercana y atenta a las necesidades de todo el mundo, especialmente de los más necesitados, con lo que tenía gran empatía. Siempre que alguien necesitaba su ayuda o un aliento él estaba dispuesto a prestar su ayuda», añadió.

El prelado recordó que Azagra ordenó a 147 sacerdotes, incluido a él mismo, así como a 15 religiosos. Asimismo añadió que «acudía a los cursos de cristiandad con asiduidad. Y hoy -ayer para el lector- precisamente hemos llegado al número mil, una cifra muy significativa y especial».

Finalmente, Lorca Planes pidió a la iglesia diocesana oraciones por el alma de Azagra. «Ha terminado ya su peregrinación en este mundo, ya se ha presentado ante nuestro Señor con las manos llenas de nombres y con el deber cumplido. Ha sido llamado por Dios un hombre de una palabra: hacer siempre la voluntad de Dios. Cercano, amable, y entrañable para todos», recordó.