La primera cosmonauta rusa del siglo XXI, Yelena Serova, partió abordo de una nave Soyuz con destino a la Estación Espacial Internacional (EEI), donde permanecerá durante 168 días.

La Soyuz, que fue lanzada desde la rampa de lanzamiento Yuri Gagarin del Cosmódromo de Baikonur (Kazajistán), se acoplará automáticamente a la plataforma orbital por la vía rápida, es decir, en seis horas (02:25 GMT).

Serova y su compatriota, Alexandr Samokutiáyev, serán los encargados de supervisar la operación de acoplamiento de la nave, donde también viaja el astronauta de la NASA, Barry Wilmore.

Como es tradición desde 1998 un pope ortodoxo bendijo el cohete portador y la nave tripulada con agua bendita instantes antes de la maniobra de lanzamiento.

Han pasado 17 años desde que la última mujer rusa viajara al espacio exterior, ya que Yelena Kondakova alcanzó la estación MIR en 1997 abordo del transbordador norteamericano Atlantis.

Aunque la primera cosmonauta de la historia fue la soviética Valentina Tereshkova, quien protagonizó la odisea espacial en 1963, sólo dos años después que Gagarin, sólo cuatro de las 57 cosmonautas de la historia son rusas.

Serova, quien será la primera rusa en poner sus pies en la EEI, cuya construcción comenzó precisamente en 1998, permanecerá en el ingenio espacial hasta el 12 de marzo de 2015.

Como ingeniera de abordo, Serova realizará hasta 50 experimentos científicos pero, al contrario que su ídolo de la infancia, Svetlana Savítskaya, no llegará a efectuar una caminata espacial.

Savítskaya se convirtió en 1984 en la primera mujer de la historia en realizar una caminata en el espacio exterior, territorio hasta entonces vedado al género femenino.

Serova, que no pertenece al Ejército ruso, como es tradición entre muchos cosmonautas, es consciente de que es una afortunada, ya que, antes que ella, sólo tres de más de cien astronautas soviéticos y rusos han sido del género femenino.

No obstante, ha negado hasta la saciedad que haya sufrido alguna clase de discriminación durante el proceso de selección o durante el período de instrucción, al tiempo que rechazó también cualquier trato de favor.

"La cosmonáutica no es un mundo de hombres. En la tripulación no hay hombres o mujeres, hay simple y llanamente astronautas", aseguró a Efe durante un entrenamiento en la Ciudad de las Estrellas.

Oriunda del Lejano Oriente Ruso y con una hija de 17 años, fue seleccionada como candidata a probadora en 2006 y tuvo que esperar a 2011 para ser incluida en la lista de cosmonautas.

Sus últimos tres años han sido una montaña rusa, en la que ha tenido que someterse a estrictos entrenamientos físicos, psicológicos y técnicos, tanto en territorio ruso, como en las instalaciones de la NASA.

La rusa es una firme creyente en la cooperación internacional para la exploración del espacio, ya que opina que el futuro del ser humano está en las estrellas y que la colonización de la Luna y Marte "es cuestión de tiempo".

En la EEI ya le están esperando el ruso Maxim Surayev, el estadounidense Gregory Wiseman y el alemán Alexandr Gerst, de la agencia espacial europea (ESA), que llevan en la estación desde mayo pasado.

En octubre los inquilinos de la EEI realizarán tres caminatas espaciales y recibirán dos naves de carga con alimentos, oxígeno y otros equipos, una Progress rusa y otra de la compañía privada de Estados Unidos, Orbital Sciences.

Además, descargarán otro carguero que se acopló a la EEI esta semana, el Space X Dragon, que lleva 2,5 toneladas de carga, entre la que figura una impresora 3D, un medidor de vientos oceánicos y una veintena de ratones de laboratorio.

Rusia anunció esta semana su intención de seguir financiando hasta 2025 el desarrollo de la plataforma orbital, que comenzó a operar en el año 2000 y donde cooperan las principales potencias espaciales del planeta, con la excepción de China.