Hija de una magistrada-juez y de un economista, Violeta Nicolás Martínez (Murcia, 1984) se licenció en 2010 en Bellas Artes, a pesar de cursar tres años en la facultad de Derecho de la Universidad de Murcia. En 2007 obtuvo una beca Erasmus y se trasladaría a estudiar en la Accademia di Belle Arti di Brera, en Milán; ha realizado un máster sobre Historia del Drama en la Universidad de Alcalá de Madrid. Sus proyectos artísticos se consideran multidisciplinares y en 2010 consiguió alzarse con el primer premio de poesía del Certamen Creajoven, que convoca el ayuntamiento de Murcia. En la actualidad, prepara su tesis doctoral sobre la creatividad en la escritura. Hace dos años se publicó su primer libro, con textos en verso y prosa, e ilustrado con fotografías y dibujos, titulado Digestión idílica, donde leemos: «Yo te miraba a ti, tú a las estrellas,/ Que salían lunares de la piel de mi barriga,/ Sin que lo supieras entonces».

La Sala de Máquinas del Centro Párraga de Murcia acoge su último trabajo artístico, plástico-sonoro, en donde la autora se retroalimenta de sus propias vivencias y de elementos de uso cotidiano para ir confeccionando un sugestivo Autorretrato invisible, que consta de seis obras: una foto en color; una pieza intervenida (un plumero); una composición sonora; dos prendas textiles (batas-babis) de mujer descontextualizadas y manipuladas con tinta y miel, formando 'libros de autor'; y una instalación compuesta con diferentes utensilios y enseres que se emplean en las labores de limpieza, objetos pertenecientes a familiares y amigos, entre los que encontramos un delantal (prenda protectora) que ha donado la conocida escritora albaceteña, afincada en Murcia, Dionisia García.

Con mensaje crítico

La original muestra la ha comisariado Marisol Salanova, licenciada en Filosofía y codirectora de la editorial murciana Micromegas. «Damos por hecho que existe una igualdad todavía utópica y este es el mensaje crítico que deseo transmitir en esta exposición, en donde intento plasmar una problemática con trasfondo feminista, pero sin derivar en la retórica de la victimización», explica Violeta Nicólas, desde «una reflexión sobre determinados aspectos de la subjetividad femenina». Las piezas de Autorretrato invisible se recomponen y adquieren nuevos significados con un lenguaje sencillo en apariencia, sumergido en recuerdos y símbolos peyorativos hacia la mujer en su contradictorio rol de 'ama de casa', que ha establecido egoístamente una milenaria sociedad patriarcal.

La joven artista murciana nos descubre sus referentes creativos: las obras de la artista española interdisciplinaria Esther Ferrer, Premio Nacional de Artes Plásticas en 2008; y las imágenes de la fotógrafa estadounidense Francesca Woodman, quien se suicidó a los 23 años de edad al arrojarse desde una ventana de un edificio en el neoyorquino distrito histórico Lower East Side de Manhattan. Las obras de Nicolás, al igual que los montajes-performances de Ferrer, integran «rigor, humor, diversión y absurdo».

Premio en Madrid

Violeta ha participado en la presentación de la tercera convocatoria del Festival Nacional Miradas de Mujer, actividad celebrada a comienzos del mes de marzo con la intervención de más de 1000 artistas y la colaboración de más de 300 sedes, repartidas en 95 localidades españolas, siendo éste el único evento cultural que se desarrolla simultáneamente en toda España, según puntualiza la propia organización, para intentar poner de relieve la igualdad y los derechos de la mujer. Violeta Nicolás ha sido seleccionada para ofrecer en el Centro Cultural y Social La Casa Encendida de Madrid su proyecto Churro infinito, con la acción performance Poema manifiesto; con este trabajo le concedieron el tercer premio en el IX Certamen Instalaciones Mujer.

Un acento turbulento y fetichista envuelve el trabajo de experimentación ideado por Violeta Nicolás, que puede visitarse en el Centro Párraga hasta el próximo 28 de marzo. «Es un ejercicio intimista que rezuma cotidianidad, construyo intervenciones y piezas a partir de utensilios (escobas, fregonas, gamuzas, plumeros?) que la mujer utiliza habitualmente en las tareas domésticas, las que resultan invisibles para la sociedad y cuya labor se ha infravalorado desde hace siglos», informa la autora de Autorretrato invisible. Decía Frida Kahlo, «Pinto mi propia realidad», y esta frase de la artista mexicana ha aportado visibilidad a la imagen gráfica que se ha editado y difundido, desde Madrid, en la propaganda del Festival Nacional Miradas de Mujer. «Te gusta mi cuerpo, crees que es externo,/ Crees que soy ella de alguna forma,/ Con algunas formas y gestos,/ Pero yo no pedí este papel raro, grande para mí», escribe Nicolás en su poemario Digestión idílica.