Un trabajo "muy inusual" es el que mañana presentará en Murcia La Tempestad. Los integrantes de esta agrupación no conciben la interpretación sin que haya detrás una labor de investigación, un esfuerzo que Antonio Clares, uno de los músicos, asegura que "merece la pena". "Cuando buscas y vas a un manuscrito y a las primeras ediciones descubres muchos matices que no han llegado a la actualidad, cosas que a veces cambian el sentido y aportan riqueza", explica.

Mañana, en el Auditorio de Murcia, demostrarán parte de esa labor de investigación para hacer nuevas lecturas e interpretaciones de las obras de los grandes, perdiéndoles ese respeto mal entendido, "el de la peana de mármol". Ellos prefieren, sin duda, entender la música antigua como "algo vivo".

Así lo hicieron con las doce Sinfonías de Londres de Haydn, con arreglos de Salomon, que grabaron en su anterior disco -mañana tocarán la 104, Londres- y también con las dos sinfonías de Mozart que recoge su nuevo trabajo, Mozart infrecuente (Arsis).

Un arreglo propio de la Sinfonía nº 41 KV. 551 Júpiter del austriaco será la otra pieza que interpretarán en el auditorio; una sinfonía, dice Clares, "de muchísima energía". "Que esté en Do mayor ya da un sonido abierto y brillante -añade- y tiene elementos llenos de energía y vitalidad que rompen con lo anterior, con la sinfonía 40, más oscura. La Júpiter, además, es una sinfonía completísima en la que el último movimiento, con una fuga a ocho voces, es espectacular".

Para esta pieza hicieron un arreglo siguiendo el modelo de Salomon para las obras de Haydn. "Cuando tienes que hacer una transcripción así, pasando de una orquesta de 60 músicos a siete, lo que se hace es sacar la esencia de la partitura", cuenta Clares, quien apunta que, con este arreglo, la sinfonía "gana flexibilidad". "La versión orquestal es como más rígida porque los músicos tienen que seguir al director, pero en la música de cámara, al ser pocos músicos, se puede dar más viveza y juego, tenemos la posibilidad de aportar pequeños matices y de improvisar".

Sobre el escenario del Víctor Villegas subirán, además de Clares (viola), Farran Sylvan James (violín), Pablo Prieto (violín), Daniel Lorenzo (viola), Juan Pérez de Albéniz (violonchelo), Jorge Muñoz (contrabajo), Guillermo Peñalver (flauta clásica) y Silvia Márquez (fortepiano). Y en su afán por "mirar lo que pasaba en cada época, en cuanto a la música, los instrumentos y la manera de tocarlos", los miembros de La Tempestad tocarán con una flauta clásica, con instrumentos con cuerdas de tripa de oveja y también con un piano Clementi de 1805 restaurado.

Del disco al 'pendrive'

Aunque en esta ocasión no lo interpretarán, Mozart infrecuente se completa con el Grande Sestetto Concertante, KV 364; un arreglo anónimo publicado en 1808 de la Sinfonía Concertante también "muy inusual" que solo ha sido grabado un par de veces.

Este nuevo trabajo saldrá mañana a la venta -se podrá comprar en el Auditorio- en un novedoso formato: GPD (Geaster PenDrive), un 'pendrive' de 4 GB con archivos de audio de alta calidad, vídeos en HD -se incluye el documental del fotógrafo y realizador Joaquín Clares sobre la grabación del primer movimiento de la sinfonía Júpiter-, una galería fotográfica y textos.

Antonio Clares cree que este formato es "una buena idea" para un momento en el que la industria musical vive "en una montaña rusa"; una realidad en la que la música clásica está sufriendo especialmente. "Las ventas de los grandes son ridículas, así que para los demás están casi desapareciendo", dice el músico, y lamenta que, ahora que España se está convirtiendo en "un referente en la interpretación de música antigua", Murcia se haya quedado "un poco alejada" tras la desaparición hace algunos años del Ciclo de Música Antigua. "Es una pena que no haya una programación estable de música antigua -prosigue-, porque había un público que, aunque sigue existiendo, se ha deshabituado y al que hay que recuperar".