En Ribeauvillé, en la Alsacia francesa, los apicultores detectaron el pasado verano que sus abejas producían miel de extraños colores, azul o verde y marrón.

La Unión de Apicultores, alarmada, tardó en descubrir la fuente probable de la alteración. El rastro les llevó hasta una compañía de reciclaje de residuos que, entre otras cosas, produce biogás. Para ello se aprovechan desechos orgánicos domiciliarios y de la industria agroalimentaria.

Allí, sobre el almacén, se localizaba una colmena y entre los residuos, una sustancia pegajosa de colores. ¿De dónde procedía? El director de la factoría explicó al alcalde de la localidad que podría tratarse de productos de confitería procedentes de una fábrica donde el fabricante de chocolates Mars elabora sus grageas recubiertas M&Ms, según ha recogido la prensa francesa. La instalación se encuentra a una distancia de unos cuatro kilómetros de las colmenas.

La compañía se ha disculpado con los productores apícolas aunque ha recordado que cuenta con todos los permisos. "Nunca imaginamos que la presencia de sub-productos endulzados dentro de nuestras instalaciones interferiría en sus colmenas", indicaron en un comunicado.

Además, se han comprometido a vaciar y limpiar los envases y embalajes para envíos futuros de azúcar en contenedores herméticos. Pero los apicultores dan la producción por perdida, sea o no tóxica. El sindicato ha enviado a analizar la "miel azul" y espera los resultados para la primavera de 2013.