Enamorado de la fotografía desde que, a los nueve años, ayudaba a un veterano fotógrafo rompiendo las burbujas que se quedaban en las placas de cristal, el español instalado en EE UU Fructuoso Navarro trabaja a diario para hacer algo más que fotografías: obras de arte. Mañana participa en Fotogenio para explicar qué es eso de la fotografía de alto rango dinámico, «algo –el rango dinámico– que parece una asignatura de ingeniería pero que es la cantidad de valores de la luz que se pueden registrar». Así, el alto rango dinámico, un tema al que ha dedicado su último libro –publicado por Anaya Multimedia– consiste en lograr imágenes con valores superiores a lo que el ojo humano ve.

Declara el fotógrafo que, «como siempre, hay grupos a favor y otros más conservadores, que están en contra de la tecnología, aunque desde siempre la fotografía se ha manipulado para intentar conseguir lo que el ojo ve. Siempre que se quiere conseguir algo especial, para llegar al punto del arte, la fotografía se manipula». A favor del arte está en este caso la tecnología, que avanza a pasos agigantados, aunque muchas veces parece que se juega «a ver quién tiene más megapíxeles, sin tener en cuenta otras cosas importantes».

El hecho de que cada persona ya tenga un móvil con cámara hace que, en algunos casos, se menosprecie la labor de los fotógrafos, según Fructuoso Navarro. «Ahora todo el mundo se cree un entendido, pero la fotografía yo siempre la comparo con la cocina, porque todo el mundo es capaz de hacer una tortilla pero no un suculento plato».

Lo que para Navarro no puede faltar en un buen fotógrafo es «creatividad e imaginación». «La foto más simple puede ser muy buena si tiene mensaje, si se ha hecho desde un ángulo diferente, con creatividad», añade, y apuesta siempre en su carrera –en la que ha hecho desde fotografía submarina o de naturaleza hasta fotografía social y trabajos de corporación, para empresas– por «arriesgar» para poder comprobar que hay muchas cosas que descubrir y con las que disfrutar.