Hablar de José Ángel Angosto García-Vaso es hablar del patrimonio de Cartagena con mayúsculas, ese patrimonio que durante tantos años defendió e intentó dar a conocer. Era consciente de la importancia de transmitir a sus conciudadanos, y a las generaciones venideras, el valor incalculable del legado heredado de nuestros antepasados.

Angosto García-Vaso falleció el pasado 3 de enero a los 88 años en su casa de Los Dolores. Pocos cartageneros habrían invertido los ahorros de toda una vida laboral en un libro dedicado a mostrar el encanto de Cartagena y de su casco antiguo. Angosto García-Vaso sí lo hizo y en febrero de 1979 veía la luz 'Relación Urbana, Histórica y Arqueológica de Cartagena', obra única e irrepetible, fruto de un extenso trabajo de campo.

Calle por calle y edificio por edificio, este libro mostraba el tipismo cartagenero reflejado en miradores, balcones y rejerías de buche de paloma. Con su máquina de retratar y su carpeta de apuntes, hizo todo lo posible por describir fielmente esos rincones, algunos ya desaparecidos.

Pero no quedó ahí la generosidad de este cartagenero insobornable en la promoción y difusión de la cultura de su ciudad. Poseedor de una gran colección que incluía entre otras muchas piezas, ánforas romanas, cristal de la Fábrica de Valarino y cerámica de La Amistad, no dudó en enseñarla a quien quisiera verla en su casa de la calle de la Palma.

Dicha colección todavía espera un lugar decente donde ser mostrada. A él le hubiera gustado verla íntegra en un futuro Museo de la Ciudad de Cartagena.

Sería el mejor homenaje que este altruista cartagenero podría recibir, y ver así recompensada su gran labor en pro de nuestro Patrimonio cuyo valor él mejor que nadie supo reivindicar.