El día empezó muy pronto en la ciudad de Cartagena para las mil personas que iban a viajar en autobús hacia Murcia para presenciar el derbi más esperado de la temporada. A las ocho y media de la mañana estaba previsto que partiera la marea blanquinegra desde el Municipal Cartagonova. Y así fue, poco antes de las nueve salía el último autobús.

Durante el trayecto, los aficionados no dejaron un solo momento de cantar. En el autobús número 22, el de la Peña Frente Aladroke, mientras Gloria pintaba las caras de los más atrevidos con los colores del Efesé, Manuel y su hijo repartían globos blancos y negros: dos de cada color para cada aficionado. Y fue precisamente este autobús el que se quedó en cuneta a medio camino por un pinchazo. Eran las nueve y media y había tiempo de sobra para llegar a tiempo a la Nueva Condomina. Así que los aficionados se tomaron el percance con buen humor. Bajaron todos y se dedicaron a corear "¡Efesé, Efesé!" y a aplaudir a la caravana de autocares y coches particulares que, adornados con banderas del equipo, pasaban de largo haciendo sonar las bocinas.

Este derbi era muy importante para las dos aficiones. Además de la rivalidad que existe, el Murcia ocupaba la parte baja de la tabla, mientras que el Cartagena destacaba por su comienzo de temporada situado en lo alto de la clasificación. Algo que en Murcia no sienta nada bien.

Aunque sólo un cuarto de los aficionados desplazados a Murcia eligió la opción del autobús, los vehículos cartageneros no se demoraron y antes de las 11 de la mañana toda la expedición cartagenera estaba en las inmediaciones del campo. El autobús número 22 fue el más retrasado, pero también logró llegar antes de las once. A las puertas del estadio, la fila era inacabable. Algunos hinchas blanquinegros aliviaban la espera con la últimas cervecitas de su mini botelleo antes del derbi. Centenares de policías custodiaban el recinto. Cada persona que entraba al estadio era cacheada.

En las gradas el cántico más coreado era "¡Es murciano el que no bote, eh, eh!". Una bandera en la zona blanquinegra mostraba el sentir de los seguidores cartageneros: "Empanadilla: 1€. Entrada: 20€. Gasolina: 6€. Ver al Cartagena líder en la Condomina, no tiene precio".

Se calcula que 8.000 aficionados apoyaron al Cartagena el pasado domingo. Algo insólito. Nunca tantos seguidores de un equipo de la Región de Murcia habían viajado para animar a su equipo fuera de su ciudad.

A las 12 de la mañana, con el comienzo del partido y la salida de los jugadores al terreno de juego, la afición cartagenera llenaba de color el estadio con miles de globos y con una gran bandera blanquinegra. "¡Vamos Cartagena, vamos campeón!"

A las 12:04 ya vencía el Cartagena por dos goles a cero. La afición grana enmudeció. Sólo se escuchaba a la afición cartagenera. "¡Murcianos no se os oye, no se os oye…!", se escuchaba por todo el estadio. Con la llegada del tercer gol, la afición grana dirigía su mirada al palco mientras la marea blanquinegra cantaba sin piedad "Eo, eo, eo, esto es un chorreo". En el minuto 80, los aficionados locales comenzaban a abandonar las gradas entre el delirio del fondo norte. "Una manita, queremos una manita". Con el pitido final, los jugadores blanquinegros se acercaron a agradecer el apoyo de una afición que vivió un partido inolvidable.