Reconocimiento
Premio Importante Octubre | Pedro Luis Ripoll, siempre por delante de los tiempos
El médico jumillano Pedro Luis Ripoll, con una dilatada trayectoria de casi cincuenta años en vanguardia de la traumatología, ha sido reconocido con uno de los galardones con más prestigios del país, el Premio Nacional del Deporte en la categoría de Ciencias Aplicadas

Pedro Luis Ripoll, en la clínica Ripoll y de Prado Sport Clinic - FIFA Medical Center of Excelence de Murcia. / Israel Sánchez
La Medicina ha avanzado tanto en las últimas tres décadas, que pocos podían imaginar que hoy en día se pueda operar un menisco sin incisión o que las células madre ayuden a reconstruir una articulación. Y detrás de estos avances hay un murciano de Jumilla, Pedro Luis Ripoll Pérez de los Cobos, quien, junto a su cuñado, Mariano de Prado, siempre ha ido por delante de los tiempos, innovando e investigando hasta el punto de convertirse en uno de los referentes no solo a nivel nacional, sino mundial, como reconoció la revista Forbes, que le incluyó entre los mejores doctores especialistas en traumatología y cirugía ortopédica.
Ripoll, lector empedernido que es la cuarta generación de una familia dedicada a la Medicina, atesora multitud de premios a lo largo de su trayectoria. El último que se le ha otorgado es el Premio Nacional en la categoría de Ciencias Aplicadas al Deporte que anualmente concede el Consejo Superior de Deportes y que entrega personalmente el Rey. Pero detrás de ese galardón hay una vida dedicada a la investigación y el avance: «Sin duda, es un premio especial porque se entrega en presencia del Rey y eso, para mí, tiene un significado especial. Y el significado principal es que es la culminación de una saga familiar de médicos que comenzó en 1897 con mi bisabuelo, que pasó a mi abuelo, mi padre, mis tíos y después yo. Cada uno hemos ido subiendo un pequeño escalón para poder tener una institución como la que tenemos hoy en día, con una cátedra en Madrid en la Universidad CEU San Pablo y diez clínicas repartidas en distintos países», dice este jumillano que ha sido jefe de los servicios médicos del Real Murcia, el club de sus amores, así como del Hércules, Elche y Almería.
Tanto Ripoll como De Prado siempre han estado en vanguardia, siempre dando pasos lentos pero seguros. Ya en 1979 realizó en Murcia la primera artroscopia, a la que siguieron innovaciones como el implante de plastia de ligamento, el injerto autólogo de cartílago articular o el trasplante de menisco (2002), el primero que se realizó en España. Después llegaron intervenciones que por primera vez se llevaron a cabo en el país como la primera sutura de manguito de los rotadores, la prótesis parcelar de rodilla y cadera, y el primer tratamiento con células madre en 2006, la alternativa a las prótesis que realizaron los dos murcianos junto al madrileño Javier Vaquero en la Clínica San Carlos de Murcia, hoy en día Clínica Quirón. Los estudios sobre las células madre llevaron a Ripoll y De Prado a recibir en 2006 el premio de la Fundación Mapfre en su apartado de ‘Desarrollo a la Traumatología Aplicada’, uno de los máximos galardones a nivel nacional.
Y a nivel deportivo, al margen de haber pasado por su manos futbolistas de gran talla mundial -Raúl González, Xabi Alonso, Metzelder, Borja Valero, Forlín, Javi Márquez, Araujo, Joao Félix, Jesús Navas, y Raúl garcía, entre otros muchos-, llevaron al Real Murcia a la primera línea médica ya en 2001 al adoptar por primera vez en España el programa médico del club holandés Ajax, que aplicaba criterios para sacar el máximo rendimiento. Cuando ningún club en nuestro país aún había puesto en marcha esta práctica hoy en día extendida, el binomio Ripoll-De Prado dio un paso al frente, marcando tendencia.
El principal reconocimiento ‘deportivo’ llegó mucho después, en 2013, cuando el máximo organismo del fútbol mundial, la FIFA, reconoció como Centro de Excelencia a Ripoll y De Prado Sport Clinic. Solo había en ese momento veintidós en el mundo con esta categoría, y fue el primero que lo consiguió en España. Para la FIFA, además, desarrolló el equipo del murciano, que en la actualidad cuenta con más de treinta médicos de gran prestigio repartidos por todo el mundo, una aplicación para el móvil que se convirtió en el manual contra la muerte súbita.
Ripoll, que es miembro de la Comisión Médico Científica de la Real Federación Española de Fútbol, fundador y presidente de la Fundación AMICAL (Asociación Médica para la Investigación y el Desarrollo de las Ciencias del Aparato Locomotor), y director del Ripoll y de Prado Sport Clinic-FIFA Medical Center of Excelence, vive siempre subido en un taxi -no tiene carné de conducir- porque desarrolla su actividad profesional entre Murcia, Madrid -MDS 360 y Ruber Internacional-, Alicante y Elche. Las clínicas del grupo que preside están repartidas por toda España, pero también en Gibraltar y Dubai, donde han abierto un hospital en colaboración con la Clínica Rise dedicado a la cirugía ortopédica. Y muy pronto también desembarcarán en Marruecos, donde ya tienen firmados todos los proyectos.
Ripoll no solo destaca por su capacidad para innovar e ir por delante de los tiempos, también por la humanidad con la que dirige sus equipos. Sin embargo, él afirma que «no me considero un jefe, considero que hago un papel dentro de la empresa y tengo unas responsabilidades que, sin duda, pesan. Tengo una responsabilidad con esta generación, como mi padre la tuvo con la anterior, y los que vengan en la siguiente la tendrán que asumir. Mi obligación es ponérselo lo más fácil posible a los que vienen y para ello hago todo lo que puedo».
La cuarta generación de una familia de médicos
A Pedro Luis Ripoll es difícil encontrarle de mal humor. Seguro que tiene esos momentos más bajos que todos los humanos vivimos, pero cuando le llamas por teléfono siempre tiene palabras amables y llenas de energía. Sin duda, es lo que le enseñaron en su familia, que para recibir hay que dar. Y ese legado no viene del siglo XX, sino desde el XIX, cuando su bisabuelo Silvano se convirtió en médico en 1897. Cogió el testigo su abuelo, Antonio José, que se lo pasó a su padre Salvador, quien introdujo a Ripoll en el mundo del deporte. Y la quinta generación, encarnada en su hijo, también de nombre Pedro Luis, ya está ejerciendo. La vida diaria de Ripoll es frenética pero dentro de un orden muy medido. Transcurre entre Madrid, Murcia, Elche y Alicante, pero reclamado por los mayores foros científicos de la Medicina, ha tenido que recorrer más de medio mundo. Y pese a ello, siempre tiene tiempo para «la familia, mis perros, leer cinco periódicos al día y algún libro». Porque leer es su pasión: «Me viene de familia y veo con tristeza que hoy en día incluso se presume de no leer, y a mí, respetando a todo el mundo, me parece empobrecedor. Leer no te hace mejor, pero si leyera más la gente, le haría mejores personas. Hay que mirar para dentro, como dicen», comenta. Jubilarse no entra en sus planes. «Creo que nunca lo haré», dice, porque «estuve jubilado de joven, pero bien jubilado. A mí me ha tocado trabajar en los últimos veinte años, me ha tocado recibir un legado que data de 1897, y mi obligación es transmitir ese legado, pero no solo a mi hijo, sino a otros médicos».
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