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Lecciones aprendidas de la Cumbre Europea de Economía Social 2025

La cumbre contó con una importante asistencia, con representantes de 200 organizaciones de economía social . / Ucomur
Juan Antonio Pedreño
La Cumbre Europea de Economía Social celebrada en Murcia la semana del 15 de septiembre de 2025 fue un momento crucial para evaluar la situación de la economía social en la agenda de la UE. El evento reunió a más de 650 participantes de más de 20 países, entre los que se encontraban representantes de más de 200 organizaciones y empresas de economía social, la comisaria europea Roxana Minzatu, responsable de la economía social en la Comisión Europea, miembros del Parlamento Europeo, presidentas del Intergrupo de Economía Social, miembros del Comité Económico y Social Europeo, representantes gubernamentales de los Estados miembros de la UE, de países mediterráneos y autoridades regionales.
Esta cumbre no fue una mera celebración. Fue una reunión estratégica. En un momento en el que todo lo social parece quedar relegado al final de las prioridades de la UE, la cumbre brindó a las instituciones europeas, los gobiernos nacionales y regionales y el ecosistema de la economía social la oportunidad de alinear prioridades, definir estrategias a corto y a largo plazo y aplicar medidas que garanticen que la ES sea reconocida y movilizada como actor clave para responder a los retos actuales de Europa, entre ellos la defensa, la estrategia industrial y la competitividad de la UE. Y sobre todo ha permitido visibilizar su aportación a la autonomía estratégica de Europa.
El Plan de Acción para la Economía Social (PAES): una brújula esencial
La economía social es uno de los ecosistemas más resilientes e impactantes de Europa, con al menos 4,3 millones de entidades que generan al menos 11,5 millones de puestos de trabajo, lo que representa el 6,3 % de la población activa de la UE. En 2021 generó una facturación anual superior a un billón de euros, comparable a la de los sectores del turismo o la automoción. Más allá de esta econometría, el mayor valor de la ES es intangible, ya que reside en el fomento de la cohesión social, el empleo inclusivo, la resiliencia territorial y la gobernanza económica democrática. Es lo que hace que Europa sea única.

Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno de España y ministra de Trabajo y Economía Social, en una de sus intervenciones en la cumbre. / Ucomur
Organizaciones internacionales como la OCDE, la ONU y la OIT, junto con la Comisión Europea, reconocen la economía social como fundamental para el desarrollo sostenible, la igualdad de género, la protección social y el arraigo local. Se trata de un modelo de negocio que crea riqueza y empleo sin sacrificar la solidaridad ni la dignidad humana.
En tiempos de turbulencias globales —tensiones geopolíticas, barreras comerciales, conflictos y rápidas transiciones digitales y ecológicas—, la economía social ha demostrado su resiliencia, adaptabilidad y capacidad para generar confianza, demostrando que las empresas con orientación social pueden seguir siendo competitivas sin dejar de dar prioridad a los intereses colectivos.
La anterior CE reconoció este valor añadido único al adoptar un Plan de Acción para la Economía Social (en 2021) que establece una hoja de ruta hasta 2030 para el pleno desarrollo de la economía social en la UE. Se diseñaron 63 acciones en torno a tres pilares: facilitar las condiciones marco, mejorar las oportunidades y aumentar la visibilidad y la sensibilización.
El Plan de Acción ha proporcionado visibilidad, coordinación y una agenda común para todas las partes europeas interesadas. Sin embargo, persisten las disparidades entre los Estados miembros y existe una necesidad apremiante de garantizar la plena aplicación del Plan de Acción y las Recomendaciones del Consejo sobre los marcos nacionales para la economía social (que es un llamamiento a la elaboración de estrategias nacionales para la Economía Social). El PAES se ha reconocido como esencial para garantizar marcos jurídicos y financieros estables para todos los agentes de la ES y para mejorar el acceso a los fondos europeos. Se ha reconocido como crucial para reforzar el papel clave de la economía social en políticas como la estrategia industrial, la contratación pública y el Semestre Europeo, debido a su función como fuente de valor social más allá de lo económico. Para seguir la evolución y el valor añadido de la ES, es fundamental, por supuesto, mejorar el seguimiento de los datos y las estadísticas.

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, a su llegada a la cumbre europea de economía social. / Ucomur
Durante los distintos actos de esta Cumbre, quedó de manifiesto que el PAES estaba muy avanzado, con casi todas las acciones puestas en marcha, pero antes de que estas surtan efecto y se puedan ver sobre el terreno, es esencial dar tiempo a su aplicación. Sin embargo, con la nueva Comisión Europea y una geopolítica mundial muy diferente y más agresiva, este plan se ve amenazado. De hecho, no solo se ha dejado de dar prioridad a las cuestiones sociales, incluida la ES, sino que se ha ignorado por completo el valor añadido económico e industrial de la ES, ya que la DG Grow ha prescindido de su unidad dedicada a la Economía Social y al emprendimiento social. Si se comprendiera realmente el valor añadido único de la ES (para lo cual hay abundantes pruebas académicas), las empresas de la Economía Social se considerarían actores clave en sectores como la vivienda, la energía, la asistencia, la alimentación, la innovación social y tecnológica, la educación, el sector de los cuidados y otros.
El próximo Marco Financiero Plurianual: un reto y una oportunidad
Los cambios en las prioridades de la CE no solo se reflejan en las nuevas políticas de la CE, sino que también se materializan en las negociaciones en curso sobre el Marco Financiero Plurianual (MFP 2028-2034). No solo se ha reorganizado la estructura del MFP (se han fusionado fondos y muchos se han centralizado a nivel nacional), sino que la economía social no se aborda ni se identifica específicamente.
Durante la conferencia se destacaron cuatro recomendaciones fundamentales para reforzar el apoyo a la ES. En primer lugar, la necesidad de un Fondo Europeo de Desarrollo Regional y un Fondo Social Europeo Plus (FSE+) sólidos e independientes. En segundo lugar, el reconocimiento explícito de la economía social como prioridad en el MFP y los programas nacionales de reforma. En tercer lugar, una arquitectura de fondos accesible que permita la plena participación de los agentes de la economía social y las pymes. Y, por último, el refuerzo de la ventana de inversión social y competencias de Invest EU para garantizar una financiación adaptada y transparente.
Social Economy Europe (SEE) ha defendido y sigue defendiendo un FSE+ sólido e independiente, al igual que la Plataforma Social y el Parlamento Europeo. Si eso no fuera posible, SEE apoya la campaña a favor de ocho factores de éxito para un futuro FSE+ rediseñado.
Estas medidas garantizarían que la economía social, que representa más del 8 % del PIB europeo, pueda seguir generando empleo estable, innovación social y cohesión, al tiempo que refuerza el liderazgo mundial de Europa.
Construir el futuro de Europa: unidad y acción estratégica
Durante la Cumbre se ha hecho hincapié en la encrucijada crítica en la que se encuentra Europa. Como destacó Ursula von der Leyen durante su último discurso sobre el estado de la UE, el continente debe reforzar la unidad, los valores y la autonomía estratégica impulsando la competitividad, sosteniendo la democracia y protegiendo la cohesión social. Pero tal y como se ha presentado hoy, el MFP no traduce estos valores en la práctica. Financiar la defensa y la competitividad en detrimento de la economía y el tejido social locales es una visión miope que acabará costando los valores de la UE de dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos. Significa que la UE está dispuesta a defender sus fronteras geográficas a costa de perder lo que la hace única ante el mundo: la solidaridad, la diversidad y las democracias fuertes. Entonces, ¿por qué lucha la UE?
Al reafirmar su voluntad de aplicar el PAES, la UE tiene una oportunidad única para apoyar una economía que, por su diseño, refuerza en su conjunto el tejido industrial y social de Europa, combinando la competitividad con la solidaridad; que crea empleo estable y servicios esenciales, especialmente en sectores estratégicos; que contribuye a la cohesión territorial y a la gobernanza democrática. Una economía que debe ser la brújula del modelo económico e industrial de Europa.
Si la Comisión Europea no lo ha entendido, está claro que los participantes en la Cumbre sí lo han hecho, y por ello todos subrayaron la necesidad de una acción colectiva y una coordinación reforzada. Como en ocasiones me gusta señalar «Solos somos invisibles, pero juntos somos invencibles». El éxito requiere el trabajo en equipo entre las instituciones europeas, los gobiernos, las organizaciones, las empresas y los ciudadanos para construir una Europa cohesionada, competitiva, sostenible y humana.
Todos los participantes tienen un papel que desempeñar. La comisaria Minzatu y su DG son actores clave para apoyar la ES dentro de la CE; los eurodiputados tienen un papel fundamental a la hora de garantizar que todas las políticas y legislaciones votadas en el Parlamento Europeo integren la dimensión de la ES; los Estados miembros son los responsables de la ES dentro del Consejo Europeo y dentro de sus países, el CESE y el CDR son fundamentales para dar a conocer el valor añadido de la ES y la legislación pertinente que la afecta. Para reforzar el impacto de los aliados de la ES, es esencial que esta sea ampliamente reconocida por los ciudadanos y los consumidores. Para que la ES salga de su caparazón, es necesaria una colaboración crucial entre investigadores, actores de la ES, desde organizaciones de base hasta grandes empresas, y redes europeas. Debemos empezar por movilizar a los 135 millones de personas vinculadas a organizaciones la economía social y a las de sin ánimo de lucro y a los 95 millones de cooperativistas de toda Europa. Debemos sensibilizar sobre la ES y su valor añadido único. Debemos dejar claro que existe una economía que integra objetivos sociales y medioambientales y procesos democráticos. No solo funciona, sino que recibe proporcionalmente menos subvenciones que la economía convencional. Tenemos que luchar contra el mito de que el crecimiento beneficia automáticamente a todos, ya que siglos de crecimiento han demostrado lo contrario, especialmente en las economías maduras. Lo peor es que, con las nuevas tecnologías, la riqueza tiende a concentrarse en lugar de redistribuirse. Y esto es peligroso para la democracia.
Debemos recordar a la UE que las democracias fuertes necesitan prosperidad, una economía que funcione para los territorios y las comunidades. Los actores de la economía social deben expresar un discurso de paz y democracia, debemos mostrar el camino para la economía del siglo XXI. Debemos gritar al mundo que no somos una utopía, que existimos, que funcionamos y que allanamos el camino hacia una economía redistributiva y regenerativa en la que todos ganan. Todo lo que necesita esta economía es igualdad de condiciones.
La Cumbre de Murcia representa más que una reunión: es la plataforma de lanzamiento de una hoja de ruta europea que consolida la economía social como actor central en el futuro de Europa. Mediante el fortalecimiento de los marcos políticos, los mecanismos de financiación y el reconocimiento institucional, Europa puede aprovechar la economía social para responder a los retos inmediatos, acelerar las transiciones ecológica y digital, y garantizar la prosperidad compartida, la paz y la cohesión social. Ahora que todos sabemos cuál es nuestro papel, ¡manos a la obra!
Agradecer al Gobierno Regional de Murcia, a su presidente Fernando López Miras; al alcalde de Murcia, José Ballesta; a la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; a las organizaciones de economía social de la Región de Murcia, de España y de Europa y a todas las entidades participantes su compromiso para el éxito de esta I Cumbre Europea de economía social celebrada en Murcia.
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