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Medio ambiente

La dana Alice reaviva el temor a un nuevo episodio de ‘sopa verde’ en el Mar Menor

Un informe del IEO-CSIC asegura que el exceso de nutrientes podría desencadenar un nuevo episodio de desequilibrio ecológico si persiste la estabilidad meteorológica

La laguna recibió cerca de 7 hectómetros cúbicos de agua, lo que hizo aumentar temporalmente el nivel del mar en 20 centímetros

El nivel del Mar Menor subió 20 centímetros con la dana Alice.

El nivel del Mar Menor subió 20 centímetros con la dana Alice. / IVAN URQUIZAR

Alejandro Lorente

Alejandro Lorente

El Mar Menor vuelve a estar en alerta ante el riesgo de un nuevo episodio de ‘sopa verde’, esa proliferación excesiva de algas que tiñe la laguna y puede reducir drásticamente el oxígeno disponible.

Los científicos alertan de que la entrada masiva de agua dulce y nutrientes provocada por la dana Alice podría favorecer este fenómeno. Es una de conclusiones del informe ejecutivo de emergencia elaborado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC) y la Dirección General del Agua (Tragsatec). Según este estudio, la dana provocó un aumento de hasta 20 centímetros en el nivel del mar interior y la entrada de entre 6,9 y 7,2 hectómetros cúbicos de agua procedentes de las ramblas y la cuenca vertiente.

Según el documento, el incremento del nivel del mar se registró en dos momentos clave —el 10 y el 11 de octubre— y estuvo acompañado de flujos de agua cargada de sedimentos procedentes tanto de las ramblas continentales como del Mediterráneo. Los sensores situados en las estaciones norte y sur de la laguna detectaron picos de turbidez de hasta 9,1 FTU y variaciones notables en la temperatura y la salinidad.

El informe señala que la concentración de oxígeno disuelto se mantuvo estable en la mayor parte de la laguna, con valores entre 5 y 6 mg/L, aunque se registró un episodio puntual de hipoxia en el fondo de la zona sur. “Esta situación se ha revertido rápidamente, volviendo a concentraciones normales”, subrayan los investigadores.

Aumento preocupante de la clorofila y riesgo de proliferación de algas

Más allá de los efectos físicos inmediatos, el informe subraya un aumento significativo de la clorofila-a, indicador del crecimiento del fitoplancton. Durante los días posteriores a la dana, las concentraciones se triplicaron en la zona sur y se duplicaron en la norte, alcanzando valores “muy superiores a los habituales en los últimos años”.

Los investigadores atribuyen este incremento a la entrada de agua dulce y nutrientes procedentes de la cuenca, que habría favorecido la disponibilidad de compuestos como nitrógeno y fósforo. Si las condiciones meteorológicas se mantienen estables y sin viento, explican, el sistema podría sufrir un nuevo episodio de bloom fitoplanctónico, lo que reduciría de nuevo los niveles de oxígeno y pondría en riesgo la fauna acuática.

La mancha marrón en el Mar Menor tras toneladas de arrastres por las lluvias torrenciales de la dana Alice.

La mancha marrón en el Mar Menor tras toneladas de arrastres por las lluvias torrenciales de la dana Alice. / IVAN URQUIZAR

Por el contrario, si el tiempo se mantiene algo inestable, con viento o lluvias dispersas, la mezcla vertical de las aguas podría mitigar estos efectos, favoreciendo la recuperación del equilibrio lagunar.

En cuanto a las entradas de agua y nutrientes, los cálculos realizados por el CEBAS-CSIC y Tragsatec son “muy coherentes entre sí” y apuntan a un volumen de aportes continentales de alrededor de 7 hm³. Este flujo habría transportado unas 24.000 a 25.000 toneladas de sedimentos, junto con altas cargas de nitrógeno (48 Mg), fósforo (22 Mg) y carbono orgánico (353 Mg).

Los investigadores destacan también la rápida evacuación del agua hacia el Mediterráneo a través de las golas, especialmente la del Estacio, lo que habría evitado una estratificación prolongada. Sin embargo, advierten de que el equilibrio del ecosistema sigue siendo frágil. “El seguimiento de la evolución del fitoplancton es crítico en los próximos días”, señala el informe, ya que la evolución del clima determinará si se produce una recuperación o un nuevo episodio de deterioro ambiental.

Durante el evento, algunas estaciones meteorológicas de la cuenca registraron más de 180 mm de lluvia, con intensidades extremas de hasta 51,7 mm en una hora en la zona de El Mirador–San Javier. Las ramblas del Albujón y de La Maraña aportaron cerca de 3,7 hm³ al Mar Menor, según los aforos revisados.

Los equipos científicos del CSIC y Tragsatec mantienen un seguimiento continuo de la situación. Aunque los efectos iniciales de la dana parecen haberse estabilizado, la entrada de agua dulce y nutrientes ha reactivado la preocupación por la salud del ecosistema lagunar. “Estas conclusiones son provisionales y podrían variar en función de la evolución meteorológica”, advierte el informe.

Alerta por el ascenso del acuífero cuaternario

Por su parte, la Consejería de Medio Ambiente ha informado este martes de que la red autonómica de 19 piezómetros ha registrado un ascenso generalizado en el nivel del acuífero cuaternario en el Mar Menor tras las intensas lluvias registradas durante el episodio de dana ‘Alice’. Este ascenso confirma una recarga del sistema acuífero provocada por la infiltración de la lluvia y la escorrentía superficial derivada de los episodios de los últimos días. Las mediciones de la red de piezómetros, así como los registros del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la CHS, apuntan a una tendencia ascendente en los niveles del acuífero, que oscilan entre los 35 centímetros y un metro de altura, en la zona de San Javier.

Cabe recordar que un crecimiento notable del acuífero cuaternario conlleva el arrastre de nutrientes (nitratos, fosfatos), pesticidas y sedimentos hacia el acuífero. Esta agua contaminada se desplaza subterráneamente hacia el Mar Menor a través de drenajes naturales. Desde el Gobierno regional destaca que debe ser la Administración del Estado debe de actuar urgentemente para rebajar los niveles de estas masas de agua subterránea. Un alto nivel del acuífero también influye en las construcciones, inundando bajos y sótanos. Además, esta agua también desemboca en las plantas de tratamiento de los municipios, que acaban saturadas.

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