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UMU

Sebastián Cánovas: "La obtención de óvulos y esperma a partir de la piel pronto será una realidad"

Pertenece a la facultad de Enfermería y es el investigador principal del proyecto Afrodita, cuyo objetivo es el de desentrañar los efectos derivados del uso de las Técnicas de Reproducción Asistida sobre la descendencia

El profesor de la UMU Sebastián Cánovas en el laboratorio.

El profesor de la UMU Sebastián Cánovas en el laboratorio. / Juan Carlos Caval

La reproducción asistida ha permitido el nacimiento de más de 12 millones de bebés a nivel mundial. Sin embargo, ¿qué riesgos potenciales a largo plazo se están estudiando en los niños nacidos mediante estas técnicas? ¿Existen evidencias de diferencias entre quienes nacen mediante Técnicas de Reproducción Asistida y quienes lo hacen de manera natural?

Todavía sabemos relativamente poco sobre sus posibles efectos a largo plazo, cuando estas personas alcanzan la edad adulta, porque los estudios disponibles son escasos y, la primera persona nacida por esta vía tiene ahora 47 años. Los estudios en marcha principalmente analizan cambios a nivel epigenético, metabólico, cardiovascular y neurológico.

¿Existen evidencias de diferencias entre quienes nacen mediante Técnicas de Reproducción Asistida y quienes lo hacen de manera natural?

Los datos disponibles indican que los niños nacidos por reproducción asistida crecen y se desarrollan de manera muy similar a los concebidos de forma natural, pero se han detectado pequeñas diferencias en algunas moléculas, así como un ligero aumento en ciertas patologías. El reto científico es entender el impacto que tienen en la salud de las personas en edad adulta y proponer mejoras para reducir los efectos.

Los nacidos por reproducción asistida crecen casi igual a los concebidos de forma natural

El uso de las Técnicas de Reproducción Asistida se ha multiplicado por más de cinco en las últimas dos décadas. ¿Qué factores sociales y culturales explican este aumento?

El retraso en la edad para ser madres/padres es uno de los principales factores y como sociedad deberíamos analizar detalladamente sus causas. Pero no es el único. Otro grupo de factores importantes son los cambios en el estilo de vida: el sedentarismo, el consumo de alimentos ultraprocesados, la exposición a sustancias tóxicas, el tabaco, el consumo de drogas, etc. A estos factores se suma una mayor aceptación social de los tratamientos de reproducción asistida. Por ejemplo, hoy día es habitual encontrarme estudiantes en clase que declaran abiertamente que han nacido fruto de estas técnicas y me preguntan sobre el tema. Además, han aumentado otros modelos de familia — madres o padres solteros, parejas del mismo sexo, etc—que requieren el uso de estas técnicas.

Sin embargo, se han detectado pequeñas diferencias en algunas moléculas y aumento de patologías

¿Hasta qué punto la maternidad y la paternidad tardía están detrás del crecimiento en la demanda de estas técnicas?

Sin duda son factores determinantes. La fertilidad disminuye de manera significativa a partir de los 35 años en la mujer y también se ve afectada en el hombre, aunque de forma más gradual. Esto hace que muchas parejas que deciden tener hijos a edades más avanzadas necesiten recurrir a técnicas de reproducción asistida para lograrlo. En algunas parejas, debido a la edad avanzada de los progenitores los óvulos no son de la calidad necesaria y se utilizan óvulos o espermatozoides de donantes más jóvenes.

¿Cómo imagina que será la reproducción asistida dentro de 20 años? ¿Habrá técnicas más seguras, rápidas o incluso más personalizadas según el perfil del paciente?

Dos décadas es mucho tiempo para poder hacer una predicción en este ámbito con precisión, pero creo que veremos algunos cambios que hoy ni podemos imaginar, a la vez que se consolidan otros en los que llevamos tiempo trabajando. Por ejemplo, hace unos días el grupo del Dr. Mitalipov en Estados Unidos publicaba la obtención de óvulos a partir de células de la piel. Aunque esos óvulos dieron lugar a embriones con alteraciones cromosómicas, transcurridos 8-10 años podría ser una realidad el uso de óvulos y espermatozoides obtenidos en el laboratorio (gametogénesis in vitro). Otro gran avance que es previsible corresponde al desarrollo de úteros y placentas ‘artificiales’ que permitan el desarrollo del feto en el laboratorio durante parte de la gestación. Otros ámbitos donde se producirán grandes avances son la selección del ‘mejor’ embrión según el perfil genético y epigenético de cada pareja mediante el uso de herramientas de inteligencia artificial y el uso de medios de cultivo ‘biomiméticos’ que imitan las condiciones naturales del aparato reproductor femenino. No obstante, en mi opinión debemos priorizar la seguridad de los tratamientos y para ello se requiere tiempo y estudios que demuestren su seguridad. En este sentido proyectos como Afrodita proporcionan información muy valiosa antes de la aplicación en pacientes. Esto convencido que muchos de los doctorandos que forman parte de Afrodita serán en el futuro quienes lideren esos avances.

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