Entrevista | Víctor Egío Profesor de Ciencias Políticas de la UMU y exdiputado regional de Podemos

"He sido un aguijón estos dos años en la Asamblea"

Los plenos no serán lo mismo ahora que se ha marchado el parlamentario más propenso a las ‘performances’ políticas: «Lo que quiero es que todo el mundo me entienda, empezando por mi padre, que es albañil»

Víctor Egío hace la señal de victoria con una camiseta de apoyo al pueblo palestino.

Víctor Egío hace la señal de victoria con una camiseta de apoyo al pueblo palestino. / Israel Sánchez

Jaime Ferrán

Jaime Ferrán

Podemos e IU acordaron en 2023 que el segundo escaño se dividiría entre Víctor Egío, que haría la primera parte de la legislatura, y José Luis Álvarez-Castellanos, al que le toca la segunda, y así ha sido. Esta semana renunció al acta de diputado el dirigente morado, el que mejor ha sabido llamar la atención de los 45 parlamentarios.

¿Dónde se siente más cómodo, en la Asamblea o en una protesta?

He intentado combinar siempre las dos cosas. Por ejemplo, he llevado a la Asamblea muchas iniciativas sobre vivienda y cuando me he tenido que disfrazar del cobrador del frac para exigir que le paguen a los jóvenes el bono del alquiler, lo he hecho sin ningún problema. También he presentado iniciativas sobre Navantia y sus industrias auxiliares y el otro día salí a la puerta de la Cámara y cogí el megáfono. Esa debería ser la labor de un diputado. Muchas veces recubrimos los cargos de una solemnidad que no la tienen. Yo soy doctor en Filosofía, pero al final lo que quiero es que todo el mundo me entienda, empezando por mi padre, que es albañil. Si él me entiende, eso quiere decir que llegamos a todo el mundo.

¿Cuándo fue la primera vez que participó en una protesta?

La primera vez que participé en una acción de protesta fue cuando José María Aznar quiso reformar la Ley de Extranjería. Nos encerramos en la iglesia de Santiago El Mayor varias organizaciones que defendían los derechos de las personas migrantes y pasamos la noche allí. Desde entonces, he intentado hacer lo que creo que es mejor para conseguir un mundo más justo.

¿Cómo resumiría sus dos años en la Asamblea?

He sido un aguijón, un tábano. Esta región parece conformista, pero tiene mucha gente luchadora, honesta, honrada y trabajadora que agradece mi trabajo. He recibido muchos mensajes de felicitación en las últimas horas. Lo mismo ocurrió cuando me expulsaron de la Asamblea hace un año.

¿Fue ese su debate más agrio?

Sí. Vox me acusó de ser un gandul por haber estado tres semanas de baja paternal. Me tocó en lo personal: atacaron a mi familia, a mis hijos. Creo que hay líneas que no se deben sobrepasar. Todavía me emociono cuando lo recuerdo. Me suspendieron un mes de empleo y sueldo, pero estoy orgulloso.

¿Se sintió abandonado por el resto de diputados?

Me sentí abandonado por la derecha y la ultraderecha, pero por el resto de diputados, no. En privado, algunos de los que participaron en esto se arrepintieron.

Se va justo ahora que se debaten los presupuestos. ¿Qué le parecen?

Solo se ha hablado de cerrar un centro de menores, de cancelar un curso de árabe y de negar las políticas verdes. Estos son los presupuestos del ‘no’, del odio. Durante la negociación no se ha hablado ni de sanidad, ni de educación, ni de dependencia ni de proteger nuestros espacios naturales. Son unos presupuestos de laboratorio de la derecha y de la ultraderecha que nada tienen que ver con las necesidades de la calle.

Se han convertido en Podemos en auténticos expertos de la ‘performance’ política.

Queremos que la gente de a pie nos entienda. Comunicamos usando todas las herramientas posibles. Hoy en día, el tiempo de atención de la audiencia no supera los 30 segundos, es un ‘reel’ de Instagram. Por eso buscamos el impacto. Ojalá tuviéramos 3 horas para explicar la situación sociopolítica de la Región y hacer análisis profundos, pero ese no es el marco actual de la política. Muchas veces solo tenemos una idea que, simplemente, requiere de valentía para llevarla a cabo. La vergüenza hay que dejarla en casa.

A veces le escucho hablar del Poder Judicial y siento que no vivimos en un país democrático. Justo lo mismo que denunciaba Ayuso en la manifestación de la semana pasada. ¿Hay algo de verdad ahí?

Tenemos un grave problema con el sistema judicial y con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de donde conocimos la llamada policía patriótica, gente que se dedicaba a fabricar pruebas falsas. Eso empezó contra Podemos y solo nosotros lo denunciamos. Ahora, el propio PSOE reconoce que teníamos razón. España no es una democracia plena, hay muchas cosas que mejorar y y por eso estoy en Podemos.

¿Cómo ve el bloque de la izquierda de cara a las próximas elecciones en la Región?

Solo diré que mucha gente habla de unidad, pero solo nosotros la practicamos. Formo parte de la única dirección política de la Región que ha conseguido un acuerdo para ir con Izquierda Unida en unas listas electorales, en 2023.

¿Qué planes tiene ahora?

Ayudar a María Marín. Ya veremos lo que el tiempo me depara. Estaré donde me diga Podemos y donde quiera la gente.

¿Se va con alguna ‘espinita’?

No haber podido dedicarle más tiempo a mi familia. Ese tiempo no lo voy a recuperar. Me arrepiento de no haber sido padre al 100%, pero voy a volver de Gaza para pagar esa deuda que tengo.

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