Mesa redonda
Tres mujeres que con su historia ejemplifican cómo la acción social puede cambiar destinos
La vida de Mounia Messoud, Ana Isabel Martínez y Rossanny del Valle cambió gracias al apoyo que recibieron por parte del Tercer Sector

Ana Isabel Martínez, Mounia Messoud, Juanjo Muñoz y Rossanny del Valle, participantes de la mesa redonda. / Juan Carlos Caval
No se trata de caridad ni de asistencialismo. Se trata de dignidad. De espacios que acogen, de apoyos que transforman y de caminos que se recorren en plural. Así podría resumirse la mesa redonda ‘Construyendo Comunidad: Diversidad e Inclusión en Acción’, una de las sesiones que tuvo lugar durante el evento ‘El poder de la acción social’, organizado por CaixaBank y el periódico La Opinión.
Moderada por Juanjo Muñoz Ros, responsable de Accesibilidad de Plena Inclusión Región de Murcia, esta conversación no fue una simple exposición teórica. Fue una ventana a las vidas de tres mujeres cuyas trayectorias ejemplifican cómo la acción social, cuando es real y comunitaria, cambia destinos. Como dijo el propio Muñoz al comienzo: «Construir comunidad no es algo que se haga de forma unidireccional, con organizaciones concretas que ayudan a colectivos. Es hacer algo entre todas y todos, con nombres, apellidos y rostros concretos».

La Opinión
Voluntaria y hostelera
Mounia Messoud, originaria de Marruecos, llegó a Cáritas no como beneficiaria, sino como voluntaria. «Ayudaba a niños con francés en Alcantarilla. Un día, una compañera que sabía que a mi me gusta mucho la cocina me contó que Cáritas ofrecía un curso de hostelería… me lancé sin pensarlo. Y no me arrepiento. Me cambió la vida», relató.
En la Escuela de Hostelería eh! de Cáritas encontró más que una formación: «Éramos de muchas nacionalidades, pero éramos una familia. Vivimos alegrías, apuros, logros. Nos ofrecieron un espacio con materiales y profesores que nos prepararon de verdad para el mundo laboral».
Como voluntaria en Cáritas, la cara de felicidad de aquellos a los que ayudas no tiene precio
Hoy, Mounia lleva más de un año trabajando en el restaurante Cocina con Ángel, pero su relato no es sólo el de una trabajadora insertada, sino el de una ciudadana comprometida: «Mi primer contacto con Cáritas fue como voluntaria. Y lo recomiendo. La alegría que sientes al ayudar, la cara de la persona a la que apoyas… eso no tiene precio».
De un taller a representante
Ana Isabel Martínez, la segunda protagonista de la mesa redonda, llegó a la Asociación de Personas con Discapacidad Intelectual y sus Familias de la Comarca del Noroeste (Apcom), una asociación miembro de Plena Inclusión Región de Murcia, hace 15 años. Entonces era una adolescente en Calasparra a la que la coordinadora del instituto le propuso asistir a un centro ocupacional. «Dije: ¿por qué no? Y ha sido lo mejor que me ha pasado. Cambió mi vida al 100%», resumió. Empezó en un taller de floristería y jardinería que le encantó y la invitó a quedarse en la asociación. Hoy es presidenta del Comité de Representantes de Personas con Discapacidad de la Región de Murcia, además de miembro de la Junta Directiva de Apcom.
«No hubiera alcanzado esto sin apoyo», reconoció. «Sin los profesionales, sin la asociación… yo tengo una familia en mi casa, pero también en Apcom. Allí me han visto crecer. Pero no crezco yo sola: crecemos toda la asociación».
Su experiencia refleja el verdadero significado de la inclusión activa: no solo estar, sino participar, influir, decidir. Fue elegida democráticamente como representante presidenta del Comité de Representantes de personas con discapacidad de la Región de Murcia: «Tuvimos elecciones en las asociaciones, también a nivel regional. Nada fue a dedo. Y eso te cambia la vida». La suya, ciertamente, cambió: ahora tiene empleo, una red de amistades, una pareja que conoció en la entidad y, sobre todo, una conciencia clara de su rol: «Represento a mis compañeros y que estén orgullosos de mí es lo más grande que me llevo».
Tengo una familia en casa, pero también en Apcom. La asociación me ha cambiado la vida
En busca de una vida mejor
Rossanny del Valle Guarirapa, la tercera protagonista de la mesa redonda, llegó a España desde Venezuela, huyendo de una crisis que se lo llevó todo: negocio, seguridad, estabilidad. «Vine con recursos propios, pero llegó un momento en que no podía seguir. No tenía cómo pagar el alquiler. Estaba sola con mis dos hijos, de 17 y 10 años, y no sabía qué hacer», relató mientras se le escapaban las lágrimas recordando la dura situación que le ha tocado vivir.
Entonces apareció Accem, la organización que trabaja con personas en situación de vulnerabilidad, entre ellas solicitantes de protección internacional como Rossanny. «Fue una bendición. Llegaron justo cuando los recursos se me agotaban. Me ofrecieron apoyo psicológico, ayuda con la capacitación y orientación».
Gracias a Accem, Rossanny logró aprobar las competencias clave necesarias para acceder a formaciones regladas. Hoy cursa un grado de estética avanzada, alineado con su experiencia previa en Venezuela, donde también fue comerciante e ingeniera química de formación. «Estoy supercontenta. Porque ahora puedo formarme y aspirar a un empleo digno que me dé independencia y estabilidad para mí y mis hijos».
Gracias a Accem, he aprobado las competencias clave para acceder a formaciones regladas
Pero su mayor logro quizá no se mida en diplomas ni contratos: «Murcia es ahora mi nuevo hogar. Aquí he conocido personas que se han convertido en mi familia. Y ver que hay otras personas como yo, en la misma situación o peor, me ha dado fuerza. Ya no me siento sola. Ahora estoy en pie, luchando por lo que vine a buscar».
Lo que unió a estas tres historias fue algo más profundo que la acción de una organización o el éxito de una intervención puntual. Fue la certeza de que la inclusión no es un destino, sino un proceso compartido. Un proceso en el que instituciones, profesionales, entidades sociales y, sobre todo, las propias personas protagonistas construyen una sociedad más justa, más rica y más humana.

El evento 'El Poder de la Acción Social', en imágenes / Juan Carlos Caval
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