Delitos de odio

"En el hospital Reina Sofía de Murcia no cuidaron a mi padre bien por ser marroquí"

Sabah Yacoubi afirma que aún existe "el bulo de que los migrantes ponen denuncias falsas para obtener algún tipo de beneficio"

Sabah Yacoubi.

Sabah Yacoubi. / L.O.

Ana Lucas

Ana Lucas

Para Sabah Yacoubi, presidenta de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes (ATIM) en la Región, no es una sorpresa que las personas víctimas de un delito de odio no denuncien, puesto que sufren, por ejemplo, «miedo a ser deportados si no tienen papeles».

Asimismo, les puede el «temor a represalias por parte de la comunidad o del agresor», detalla, para desgranar que «por ejemplo, si el agresor es su supervisor en el trabajo o hay personas en la comunidad que creen en el bulo de que los inmigrantes ponen denuncias falsas para obtener algún tipo de beneficio». Entonces «las víctimas pueden tener miedo a ser juzgadas o revictimizadas», lamenta. 

Sabah Yacoubi también pone el acento en «la falta de consecuencias para los agresores». Tiene conocimiento de que, «muchas veces, la Fiscalía no ve que merezca la pena el caso» y queda en nada.

«Muchas veces el delito se da en un espacio en el que no hay testigos o, en caso de haberlos, son personas sin papeles o que temen ser despedidas de su trabajo», dice, para ahondar en «la falta de recursos de las víctimas».

«Porque no es solo poner una denuncia, es también pagar a un abogado y a expertos. También se necesita tiempo para la denuncia y las víctimas suelen ser personas que trabajan en condiciones precarias muchas horas al día», comenta al respecto. 

«Yo misma tuve una mala experiencia en el hospital Reina Sofía de Murcia hace unos años», revela Sabah Yacoubi, que asegura que «un enfermero y una técnico en cuidados auxiliares de enfermería se negaron a proporcionarle los cuidados necesarios a mi padre por ser marroquí, escuchamos esas palabras salir por su boca». «Pusimos una queja en el hospital y seguimos sin recibir respuesta».

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