Medio Ambiente
La Comunidad tala más de 150.000 árboles afectados por la sequía
La Administración regional advierte que todavía se encuentra en la fase de contención de daños y que los planes de reforestación llegarán después

La sequía ha causado estragos en las masas arbóreas de la Región, como el Monte de las Cenizas. | IVÁN URQUÍZAR
A pesar de las generosas lluvias caídas en marzo, el segundo más húmedo de los últimos 65 años en la Región, con una precipitación media de 178,8 litros por metro cuadrado, no puede darse por finalizado el episodio de sequía a efectos de la evolución de las masas forestales de la Región.
Según datos ofrecidos por la Consejería de Medio Ambiente , en este momento se encuentran afectados por la sequía 1.050.000 árboles en 26.000 hectáreas, en su práctica totalidad de pino carrasco (pinus halapensis). Esta cifra supone el 1,3 por ciento del conjunto de árboles de este grupo.
La mortandad masiva del arbolado regional, tras cerca de tres años de sequía, ha afectado sobre todo a las masas forestales de Murcia, Lorca, Alhama de Murcia y Totana, especialmente a los montes vertientes al valle del Guadalentín.
Los trabajos desarrollados por la Dirección General de Patrimonio Natural se han centrado hasta la fecha en áreas concurridas por visitantes (senderos, áreas recreativas o miradores), en zonas estratégicas por su valor o en áreas masivas propensas a la proliferación de plagas como consecuencia de la debilidad de la masa arbórea. Hasta ahora se ha actuado en 2.000 hectáreas y se han talado 150.000 árboles.
Ante esta situación no es de extrañar que muchos se pregunten si la Administración regional está trabajando o iniciará en breve un plan de reforestación. De momento, según ha podido saber La Opinión, la respuesta es no. Fuentes de Medio Ambiente explican que "en este momento no puede existir un plan de reforestación, porque todavía nos encontramos en la fase de contención de daños".
Estas fuentes destacan que, cuando llegue el momento, la evaluación de las necesidades de reforestación requerirá además un análisis de las superficies afectadas "desde diferentes puntos de vista, especialmente sobre las densidades y cobertura de las superficies forestales que existan tras el episodio de mortandad".
A pesar de que todavía no ha realizado este informe sobre las necesidades de reforestación, desde la Comunidad avanzan que ya se puede atisbar que hay superficies "donde será necesaria esa evaluación de manera más especial como el monte de Los Cuadros en Murcia, con una afección muy importante y donde ha reducido ampliamente la superficie repoblada hace décadas". Otras zonas especialmente dañadas son el monte de los Ásperos (Santomera), el Valle de Carrascoy o Sierra Espuña.
Las condiciones climáticas han cambiado en las últimas décadas, haciendo más redundantes los períodos de sequía y las masas forestales deben adaptarse a estas nuevas circunstancias.
Los servicios forestales de la Administración regional son conscientes de la necesidad de gestionar el ecosistema arbóreo regional para que sea más resiliente a alteraciones provocadas por la sequía o los incendios forestales. Por todo ello, explican fuentes autonómicas, se están llevando a cabo actuaciones de gestión selvícola que incluirán "la reducción de la densidad de la masa y la diversificación de especies". Desde la Comunidad recuerdan que esta estrategia no es nueva y ya se venía aplicando en la última década en los terrenos regenerados tras el incendio de 1994 en Moratalla o más recientemente en la gestión forestal de Sierra Espuña.
Por otra parte, estas fuentes recuerdan que la Comunidad participa en el proyecto europeo LIFE ADAPT-ALEPPO, que tiene como principal objetivo desarrollar estrategias que permitan a los bosques distribuidos por toda la cuenca mediterránea, desde el sur de España hasta Grecia, defenderse de las perturbaciones asociadas al cambio climático como las sequías, los incendios o las plagas.
En el marco de este plan, el pasado mes de septiembre la Consejería anunció que adaptaría 250.000 hectáreas de pinos carrascos a los efectos extremos derivados del cambio climático.
Masas densas y poco resilientes
El cambio climático es una de las principales amenazas para las masas forestales. Los periodos cada vez más prolongados de sequía obligan, según los expertos y algunos grupos ecologistas, a trabajar para conseguir que los bosques sean más resilientes , con una mejor gestión forestal y restaurar los ecosistemas degradados con mayores inversiones.
"Estamos en una fase de cambio climático en el que los ecosistemas tienen que ser elásticos y no duros, porque si no se quiebran, que es lo que ha pasado", explica a La Opinión Diego Gallego, doctor en Biología especializado en entomología forestal aplicada en la Universidad de Alicante. En cuanto a las masas forestales de la Región, Gallego explica que se trata de un ecosistema muy simplificado, con una especie mayoritaria (pino carrasco), "y en algunos casos con ejemplares muy envejecidos, con muy poca resiliencia". Reconoce Gallego que conseguir masas forestales más "elásticas" es todo un reto. La mortandad de los árboles, explica, ha venido porque los árboles han llegado a su límite, porque han sido sometidos a un déficit hídrico insalvable. "Bajo esa perspectiva tendríamos que tener especies que sean capaces de, tras un evento de este tipo , regenerarse en un tiempo relativamente corto", señala Diego Gallego, que añade que habría que apostar por las llamadas "especies rebrotadoras y germinadoras", porque pueden restaurar un ecosistema mucho antes, "mientras que si un pino muere, hasta que no sale la semilla, si la hay, puede tardar 50 años en tener un porte similar al que tenía".
Otro aspecto que habría que corregir es la alta densidad de las masas forestales. "Esas densidades eran adecuadas en las condiciones pasadas, pero en las actuales ya no lo son", asegura Gallego, que cree que difícilmente se puede culpar a la Administración porque las actuaciones preventivas son muy complicadas y existe todavía mucha incertidumbre. En cualquier caso, sostiene que ni siquiera una actuación para corregir esto habría podido evitar la mortandad masiva de arboles que se ha sufrido.
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