Salud

Los centros educativos de la Región acumulan en lo que va de curso 200 faltas por vapear

Los directores de institutos se muestran preocupados por el aumento de esta práctica entre los jóvenes y refuerzan las acciones de prevención en tutorías

El consumo de cigarrillos electrónicos se ha disparado entre la población más joven en los últimos años.

El consumo de cigarrillos electrónicos se ha disparado entre la población más joven en los últimos años. / Iván J. Urquízar

Ana García

Ana García

El aumento del uso de vapeadores entre la población joven se está convirtiendo también en un problema en los centros educativos, donde miembros de los equipos directivos y docentes extreman el control para evitar su consumo en el recinto.

La Consejería de Educación y Formación Profesional recuerda que el vapeo está prohibido, según el actual Decreto de Convivencia que rige en todos los centros educativos, aunque no por ello todos los alumnos cumplen la norma, ya que muchos intentan hacer uso de los cigarrillos electrónicos en lugares o espacios más alejados de la vista del profesorado.

Según las cifras facilitadas por el departamento que dirige Víctor Marín, en lo que va de curso se han registrado unas 200 faltas relacionadas con el vapeo en centros educativos de la Región de Murcia. Sin embargo, esta cifra no implica que sean 200 los alumnos implicados, ya que muchas de ellas corresponden a estudiantes que son reincidentes y que pese a haber sido sancionados siguen desafiando las normas e incumpliéndolas.

La última Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria de la Región de Murcia Estudes 2023, publicada recientemente por la Consejería de Salud, señala que los cigarrillos electrónicos se encuentran entre las sustancias más consumidas por los jóvenes murcianos de entre 14 y 18 años, sólo superada por el alcohol, cifra que sigue aumentando encuesta tras encuesta.

En este grupo de población, las principales sustancias consumidas alguna vez en la vida en 2023 son el alcohol y los cigarrillos electrónicos, con consumos superiores al 70% y 50%, respectivamente, y prevalencias similares en ambos sexos. Y mientras que el tabaco se mantiene estable durante todo el periodo analizado (2015-2023), los cigarrillos electrónicos han experimentado un importante aumento de su prevalencia de consumo.

Concretamente, el informe Estudes muestra que el consumo de cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida en jóvenes de 14 a 18 años de la Región de Murcia ha pasado del 14% que se registraba en 2015 a un 57,2% en 2023.

En los últimos 12 meses, prácticamente la mitad de ellos (49,8%) ha fumado cigarrillos electrónicos.

Pros: un medio para dejar de fumar

Uno de los posibles beneficios que podría tener el uso de cigarrillos electrónicos es que este consumo fuera limitado por un tiempo concreto como medio para dejar de fumar de forma definitiva, aunque no siempre se consigue. Aunque se sabe que al igual que el tabaco, estos productos también contienen sustancias tóxicas, éstas son en principio menores que las de los cigarrillos convencionales. Sus defensores también plantean que, a diferencia del humo del tabaco, los vapeadores o cigarrillos electrónicos no causan mal olor y este vapor es menos contaminante que el del tabaco tradicional. 

Contras: no están libres de tóxicos

Pese a que los cigarrillos electrónicos se plantearon en un principio como una opción para dejar el tabaco tradicional, no siempre se consigue dejar de fumar. Además, un alto porcentaje de usuarios siguen utilizándolo de forma indefinida e incluso continúan fumando tabaco. Otro de sus problemas es que su uso se está extendiendo, sobre todo entre los jóvenes, para otros propósitos que no son dejar de fumar, ya que hay personas que utilizan el cigarro electrónico sin haber fumado antes. Además, estos productos no están libres de tóxicos y no existen evidencias científicas de que sean más seguros que los cigarrillos convencionales, al tiempo que se desconocen las consecuencias de un uso prolongado y si a largo plazo son más seguros que el tabaco.

Sanciones

Sobre el tipo de sanciones que se aplican a los alumnos en los institutos cuando se detecta que están consumiendo vapeadores, Educación detalla que estas pueden variar, sobre todo si son o no reincidentes. El actual Decreto de Convivencia establece que las sanciones van desde la amonestación por escrito, con posterior comunicación a los representantes legales, en caso de los menores de edad, y hasta la suspensión del derecho de asistencia al centro durante un periodo comprendido entre uno y quince días lectivos.

En el caso de expulsión, el alumno debe realizar en casa los trabajos académicos que determine el equipo docente de su grupo de referencia, para evitar la interrupción en el proceso formativo.

Isabel Saturno, presidenta de la Asociación de Directivos de Centros Públicos de Secundaria de la Región de Murcia, afirma que «en los últimos años hemos notado el aumento de consumo entre los alumnos, llegando incluso al centro con ellos colgados del cuello, a la vista de todos». En estos casos, se les recuerda que no pueden llevarlos al centro y se les invita a guardarlo, mientras que si se detecta consumo en el propio recinto es cuando «se toman medidas que pueden llegar a la expulsión».

Saturno explica a La Opinión que «en muchos centros trabajamos con los alumnos durante las tutorías los riesgos que implica el vapeo, con charlas de prevención en todos los cursos de ESO, aunque vemos su consumo incluso en los más jóvenes, algo que nos preocupa».

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