Cinco años de la pandemia
"Aislarnos con los mayores fue como una fiesta y en nuestra residencia no murió nadie por covid"
"Familiares me insultaron porque no les dejaba entrar", recuerda Patricia Simón, directora de un centro en el que la plantilla se confinó con los internos

Celebración en el interior de la residencia de San Basilio, en Murcia, pionera en aislarse a cal y canto. / ISRAEL SÁNCHEZ
«Parece que queda muy lejos, pero fue muy duro, tomamos decisiones muy drásticas». Así rememora Patricia Simón, directora del Residencial Vip Suites, ubicado en la barriada de San Basilio, en Murcia, lo que pasó hace un lustro, cuando estalló la pandemia. El 13 de marzo de 2020, trabajadores del centro privado que dirige Simón decidían aislarse voluntariamente junto a sus internos y pasar juntos el confinamiento. En esta residencia no murió nadie.
Cinco años después, Patricia Simón recuerda lo que tuvo que padecer, puesto que «hubo familiares que me insultaron porque no les dejaba entrar».
«Yo era la persona que tomaba las decisiones y ellos me decían: ‘A lo mejor es el último año que paso con mis padres’», explica la responsable de la residencia, que destaca que «el IMAS dio instrucciones muy estrictas y, gracias a ese cumplimiento de normas tan estricto, no pasó nada».
«Cerrar el centro como lo cerramos fue fundamental», subraya Simón. Entonces, auxiliares, médicos, enfermeros, fisioterapeutas, cocineros, administrativos y trabajadores sociales, además de ella misma, se aislaron con los mayores. En total, una treintena de personas se instalaron en los apartamentos vacíos del complejo, para no tener que salir a la calle. Así minimizaron el contacto con el resto de la sociedad. Generaron un microcosmos y, por qué no, trataron de tomárselo lo mejor posible, con la incertidumbre que había.
«Yo personalmente tenía muy claro que tenía que salir con la conciencia tranquila», recalca, para celebrar que «no murió nadie». «Tuvimos el primer caso de coronavirus en la séptima ola, casi un año y medio o dos años después», manifiesta.
"Sirvió a muchas mujeres"
Sobre cómo lo pasaron entonces, Patricia Simón sentencia que «fue una experiencia muy buena», en la cual «estábamos todos juntos». Además, «sirvió a muchas mujeres, de las trabajadoras para darse cuenta de muchas cosas; y, después, hubo muchos divorcios».
Algunas de estas empleadas, al encerrarse y quedar aisladas de sus familias, «se dieron cuenta de que los maridos también podían con los hijos» y otras se percataron de que «estaban totalmente sometidas» en su matrimonio, revela.
«Yo creo que persona que más miedo pasó fue yo, mis padres estaban allí viviendo y era mucha responsabilidad, porque la gente lo tomó como una fiesta», significa Patricia Simón, que recuerda que «hicimos unos grupos de trabajo muy claros, para que todo el mundo trabajase 8 horas; después, se juntaba todo el mundo en la piscina, a comer pipas y a hablar».
Confinarse con sus mayores «fue una experiencia agradable, como una convivencia». Trabajadores que llegan al centro luego, y que son informados de cómo vivieron esos días, «nos dicen que les habría encantado estar».
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