Investigación

La UMU ahonda en la ciencia que protege ante accidentes y ataques nucleares

La Universidad de Murcia juega un papel clave en la investigación sobre radioprotección en España con el estudio de la dosimetría biológica

El riesgo de incidente radiológico está presente dado el contexto geopolítico actual.

El riesgo de incidente radiológico está presente dado el contexto geopolítico actual. / Freepik

Si un accidente nuclear o un ataque radiológico sacudiera nuestro entorno, ¿estamos preparados para responder con rapidez y eficacia? La Universidad de Murcia (UMU) juega un papel clave en la investigación sobre radioprotección en España, participando activamente en el desarrollo de un Protocolo Nacional de Dosimetría Biológica que permitirá evaluar el impacto de la radiación en las personas afectadas y así poder optimizar la respuesta sanitaria.

Los profesores José Antonio García Gamuz y Amparo Olivares Rueda, investigadores del grupo ‘Radiología Experimental’ de la Universidad de Murcia (UMU), explican que la dosimetría biológica es una técnica fundamental en estos casos. Esta permite determinar con precisión la dosis de radiación recibida por una persona mediante el análisis de los cromosomas en muestras de sangre periférica. Esto «es crucial incluso cuando no hay síntomas inmediatos, ya que una sobreexposición a la radiación ionizante puede tener efectos graves a largo plazo», subrayan los investigadores.

Según García Gamuz y Olivares Rueda, una de las metodologías más utilizadas es la detección de cromosomas dicéntricos, que aparecen cuando hay una fusión anormal de material genético debido a la radiación. Otra técnica consiste en el ensayo de micronúcleos en linfocitos con bloqueo citocinético, que permite identificar alteraciones en los núcleos celulares. Ambas ofrecen un «indicador claro» de la cantidad de radiación recibida. Estas técnicas han sido validadas en distintos estudios internacionales y han demostrado ser herramientas eficaces para evaluar la exposición a la radiación ionizante, aseguran los profesores de la UMU.

Pero, ¿qué sucede si el número de afectados supera la capacidad de los laboratorios locales? Para evitar el colapso del sistema sanitario en caso de una crisis radiológica de gran magnitud, es fundamental contar con una red de coordinación entre laboratorios especializados. En este sentido, la UMU se ha sumado a un proyecto nacional junto con otras instituciones. En concreto participan el Hospital Universitario y Politécnico La Fe (Valencia), el Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), el Centro Oncológico de Galicia, el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla), la Universidad de Sevilla, el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Málaga, el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia) y la Universidad de Murcia.

El objetivo es desarrollar un protocolo estandarizado de dosimetría biológica que permita una respuesta rápida y eficaz ante cualquier emergencia radiológica. Para ello, los centros participantes realizan ejercicios de intercomparación, simulando situaciones de crisis y evaluando su capacidad de reacción. En estos ejercicios, los laboratorios analizan muestras de sangre de voluntarios previamente irradiadas en condiciones controladas, con el fin de medir la fiabilidad de sus análisis y optimizar los tiempos de respuesta.

En Europa, existen redes similares como la RENEB (Running the European Network of Biological and Retrospective Physical Dosimetry), que ha sido clave en la respuesta a incidentes radiológicos en distintos países. En América Latina, la Red Latinoamericana de Dosimetría Biológica (LBDNET) ha promovido la estandarización de técnicas y la colaboración entre países de la región. La iniciativa española busca replicar este modelo de cooperación y fortalecer la capacidad de respuesta ante emergencias radiológicas en nuestro país.

Este esfuerzo colectivo permitirá establecer una red nacional de respuesta interactiva, que no solo mejorará la protección de la población ante posibles incidentes, sino que también fortalecerá la investigación y la colaboración científica en el ámbito de la radioprotección.

Ante un futuro incierto en el que la amenaza radiológica sigue presente dado el contexto geopolítico actual, el trabajo de estos investigadores es clave para garantizar que, si lo impensable sucede, estaremos preparados para actuar con rapidez y eficacia.

La radiación puede ser mortal

La exposición a la radiación ionizante, según explica el profesor de la UMU García Gamuz, puede causar efectos biológicos de manera inmediata o tardía. En función de la dosis recibida, que depende de diversos factores como la intensidad de la radiación, la distancia a la fuente o las medidas de protección que pudieran adoptarse, se determinará la gravedad de los efectos, que pueden ser desde leves hasta mortales en casos extremos. Por otro lado, las partículas radiactivas liberadas en estos incidentes nucleares pueden depositarse en el suelo, llegando al agua o alimentos, por lo que la exposición a las mismas puede durar años al entrar en la cadena alimentaria.

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