Agricultura

Natalia Corbalán: "SOS Rural impulsa un nuevo marco legal contra la competencia desleal que impida que agricultores y ganaderos sean moneda de cambio"

"Vamos a promover una nueva normativa que limite la actual discrecionalidad a la hora de tomar decisiones comerciales en la Unión Europea"

Natalia Corbalán, portavoz de SOS Rural.

Natalia Corbalán, portavoz de SOS Rural. / Juan Carlos Caval

SOS Rural nace hace dos años como "un movimiento transversal de luces largas". Su portavoz, Natalia Corbalán, la define como "una asociación apartidista y autofinanciada, con vocación integradora, proactiva y constructiva". Su objetivo: el de "canalizar el hartazgo del campo", y erigirse como "una voz que cristalice las reivindicaciones en un movimiento intelectual que pudiera tener voz propia en las mesas de toma de decisión en plano nacional y europeo, y que integrase no solo a sector primario sino a todo el mundo rural, porque no existe el uno sin el otro".

SOS Rural presentó su Libro Blanco el pasado 28 de febrero en el Congreso de los Diputados. ¿Cuáles son las principales conclusiones de este documento?

La principal conclusión es que el sector agrario nacional y europeo necesita medidas urgentes de regulación para que sea sostenible y compita en igualdad de condiciones respecto a la competencia de países terceros. Necesitamos con urgencia que el sector primario sea considerado como un sector estratégico. Con este Libro Blanco, SOS Rural pretende situar al sector primario en el centro del debate político con propuestas e iniciativas basadas en un diagnóstico holístico y certero de su situación que protejan no solo al sector primario sino también al mundo rural.

En el informe se advierte que el medio rural está amenazado. ¿Cuáles son los principales factores que ponen en peligro su viabilidad?

Los principales factores que están provocando el despoblamiento de nuestra España vaciada son la competencia desleal, la excesiva carga burocrática impuesta y la falta de consideración al sector primario en general, que es utilizado como moneda de cambio en acuerdos comerciales por los gobernantes actuales, así como la paulatina sustitución de suelos agrícolas por industriales sin ninguna planificación a medio y largo plazo. Es el maltrato a la principal actividad que se desarrolla en los territorios rurales, que lleva más de una década sufriendo políticas erráticas y cargadas de sesgo ideológico que han dado lugar a la asfixia de pequeños agricultores y ganaderos a base de unas exigencias administrativas inasumibles. No hay un equilibrio justo en las reglas para producir y la competencia desleal no les permite ser competitivos. La situación de indefensión es total. El desmantelamiento paulatino de tierras de alto valor productivo al que están dando lugar las políticas energéticas, que aprovechan la ruina de nuestro sector primario para hacerse con grandes superficies de terreno, con derechos de riego valiosísimos (ejemplos Campo de Cartagena o Jaén) y entregarlas a fondos de inversión.

De más de 5.000 alertas sanitarias en el año 2024, casi el 50% no son por fitosanitarios, sino por contaminación microbiológica y toxinas naturales

¿Qué soluciones concretas propone SOS Rural para garantizar el futuro del sector agrícola y ganadero en España?

Las 13 medidas contenidas en nuestro Libro Blanco paliarían, en gran medida, los grandes problemas para la viabilidad del mundo rural. Creemos que como sociedad debemos oponernos frontalmente a comprarle a Europa la creencia de que podemos tener agricultura sin agricultores y que toda nuestra alimentación estará garantizada a través de acuerdos comerciales con terceros; así las cosas, si Europa no reconduce el rumbo de sus actuales políticas insostenibles para el mundo rural y de competencia desleal en esta nueva legislatura, aquellos que hasta la fecha han garantizado nuestra soberanía y seguridad alimentaria (agricultores y ganaderos) están en gravísimo peligro de desaparecer. Medidas como una ley de seguridad y soberanía alimentaria o una ley marco nacional y europea para la protección de las tierras agrícolas que reserve áreas prioritarias para la producción de alimentos, podrían impedirlo.

¿Qué acogida han tenido por parte de los grupos políticos en el Congreso?

La acogida no ha podido ser mejor. En la jornada del pasado 28 de febrero en el Congreso en la que presentamos el Libro Blanco contamos con la participación de los tres grandes grupos parlamentarios con representación en el Congreso: PSOE, PP y VOX, a falta de Sumar que confirmó asistencia, pero finalmente no pudo acudir. También contamos con la presencia de la representante de la Comisión Europea. Ello no es sino la prueba de que la preocupación por el mundo rural es algo transversal que ocupa las agendas de todas las formaciones políticas. Porque garantizar la viabilidad de aquellas actividades que nos proveen de alimentos y garantizan nuestra seguridad alimentaria pensamos que debe quedar al margen de ideología.

Más allá del Libro Blanco, ¿qué otras acciones está llevando a cabo SOS Rural para defender los intereses del medio rural?

SOS Rural es una organización cuya acción política tiene y tendrá en gran medida carácter digital. Queremos promover la unión a través de acciones de naturaleza digital. Es por ello que hemos impulsado mecanismos que nunca antes se habían utilizado en la defensa del campo y el sector primario, como una ILP y una ICE, cuyo proceso de recogida de firmas se encuentra activo en la actualidad. En paralelo hemos puesto en marcha campañas digitales a las que todo el que considere puede apoyar a golpe de click o incluso aportando una donación para costear las acciones legales que pretendemos emprender.

SOS Rural no está en contra de las energías renovables, pero no podemos permitir desmantelar nuestro sistema productivo de alimentos en pro de otros intereses, la mayoría de veces poco claros

Los agricultores denuncian que las importaciones de productos de terceros países generan una competencia desleal. ¿Cómo está afectando esto a los productores de España y en concreto la Región?

La competencia desleal es, hoy por hoy, el origen de gran número de los problemas que amenazan a nuestro sector primario. No hay día sin un titular que ponga en evidencia un problema que afecta de manera especial a frutas y hortalizas, de ahí que los agricultores murcianos se vean fuertemente afectados. Un ejemplo son los tomates, donde camiones procedentes de Marruecos o Argelia llenan nuestras carreteras cargadas de producto que contiene ya no solo sustancias no permitidas en la UE, sino que se ha cultivado con condiciones laborales precarias en el mejor de los casos, y sin asumir ningún tipo de obligación medioambiental. Tenemos que interiorizar que la competencia desleal es el enemigo para cualquier producto agroalimentario.  El problema de la competencia desleal no solo lastra la competitividad de las explotaciones agrícolas y expulsa del sistema a nuestros agricultores, sino que supone un riesgo enorme para la salud de todos los consumidores. De más de 5.000 alertas sanitarias en el año 2024, casi el 50% no son por fitosanitarios, sino por contaminación microbiológica y toxinas naturales, donde el patógeno número uno es salmonela.

¿Qué medidas deberían tomar las administraciones para garantizar que los productos importados cumplan con los mismos estándares de calidad y sostenibilidad que los europeos?

Vamos a promover el impulso de una nueva normativa que limite la actual discrecionalidad a la hora de tomar decisiones comerciales en la UE. Me explico: sabemos que Europa consagra, de manera casi absoluta, un margen de maniobra político y discrecional extremadamente amplio al fijar que, solo en cuanto lo determinen Parlamento y Consejo, se aplicarán las normas reguladoras de la competencia a la producción y el comercio de productos agrícolas. Un principio de discrecionalidad amparado por el TFUE y también por las normas que rigen las relaciones exteriores de la UE que han convertido a la agricultura y la ganadería en una moneda de cambio constante cuando se negocian los acuerdos comerciales de la UE con países terceros. Una situación vergonzosa y asfixiante que permite que se dañe impunemente a los agricultores y ganaderos que deben cumplir con estrictos estándares medioambientales, laborales, de seguridad y similares, mientras que los productos agrarios y ganaderos foráneos no tienen que cumplir con las mismas exigencias y entran libres de arancel.

En los últimos años, la instalación de plantas fotovoltaicas en suelos agrícolas ha generado un intenso debate. ¿Cuál es la postura de SOS Rural sobre este fenómeno?

La dicotomía entre proteger al pequeño agricultor y ganadero frente a grandes fondos buitre especuladores que se lucran a costa de la ruina de nuestros agricultores está siendo y será otra de las acciones políticas que marcarán nuestra agenda. SOS Rural no está en contra de las energías renovables, sabemos que los combustibles fósiles desaparecerán y la energía limpia es la alternativa a los mismos, pero no podemos permitir desmantelar nuestro sistema productivo de alimentos en pro de otros intereses, la mayoría de veces poco claros. Pretendemos involucrar a toda la sociedad para que tome conciencia de la gravedad que eso supone, de ahí que ya tengamos en marcha una campaña digital de apoyo a nuestra lucha. Energías renovables sí, pero no así. No a cambio de dejar de producir alimentos. 

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los agricultores y ganaderos que ven amenazado su futuro?

Un mensaje de esperanza. Que el futuro de su sector dependerá de lo que ellos, agricultores y ganaderos quieran. Son el colectivo con más poder en nuestra sociedad, porque son los que saben producir el único elemento del que, hoy por hoy, el humano no puede prescindir: los alimentos. Deben saber que la falta de unión es letal para la defensa de sus intereses y el campo sigue a día de hoy muy atomizado y desunido.

Más información sobre SOS Rural en su web: https://sosrural.es/

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