Medio Ambiente

El Mar Menor vive el mayor periodo de estabilidad desde el colapso de 2016

El Instituto Español de Oceanografía recuerda que la recuperación sólo llegará con la eliminación de la entrada de nutrientes

El Mar Menor afronta en 2025 su tercer año de estabilidad ecológica, pero su recuperación sigue a la espera.

El Mar Menor afronta en 2025 su tercer año de estabilidad ecológica, pero su recuperación sigue a la espera. / Loyola Pérez de Villegas

Alejandro Lorente

Alejandro Lorente

Analizar el estado del Mar Menor en la actualidad es complicado. Se trata de un asunto complejo, poliédrico, que no debería despacharse en términos absolutos de blanco o negro, pese a que algunas formaciones políticas tiendan a esta clase de reduccionismos. 

En cualquier caso, si se analizan a día de hoy esas variables podemos concluir que las aguas están relativamente claras y que el Mar Menor vive en la actualidad el periodo de estabilidad más largo desde la sopa verde de finales de mayo de 2016. Algo que ha favorecido esta situación es la pertinaz sequía que sufre la Región de Murcia desde hace ya tres años. «Se trata de un aspecto clave», señala a La Opinión Juan Manuel Ruiz, el investigador responsable del proyecto estatal Belich para la monitorización del Mar Menor, que añade que estamos «en un periodo mucho más seco de lo habitual y eso está relacionado con la cantidad de aportes que entran a la laguna». 

Sin embargo, los expertos recuerdan que los parámetros de la calidad del agua (niveles de transparencia, clorofila u oxígeno) no son en sí mismos indicadores que permitan dictaminar que el sistema se ha recuperado o no. 

Si se analizan los componentes, «lo que vemos es que ha habido pérdidas cualitativas y cuantitativas importantes que hacen que el ecosistema no sea el mismo que antes». El investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) hace referencia a las praderas cymodocea nodosa o las nacras que cumplían funciones importantes relacionadas con el funcionamiento del ecosistema y su resiliencia, es decir, su resistencia a los cambios. «Por eso consideramos que es un ecosistema más vulnerable que el que había antes», señala el investigador del IEO, que pone algunos ejemplos de cómo esa pérdida de funciones también se revela en los análisis: «Se nota en la clorofila A y en los nutrientes, que si bien sus concentraciones son relativamente bajas son más altas que las que habían antes de la sopa verde y eso quiere decir que el ecosistema no sólo ha perdido parte de sus componentes, sino que ha perdido las funciones que realizaban», explica el profesor de Investigación.

 Por todo ello, Ruiz sentencia que el Mar Menor tiene hoy «menos control sobre el medio y por tanto es más vulnerable ante nuevos episodios de lluvia, a un calentamiento inusitado u otras perturbaciones». Ante esta situación de pérdida y vulnerabilidad de la laguna el único tratamiento efectivo para Juan Manuel Ruiz es la eliminación de la entrada de nutrientes que llegan al ecosistema a través de toda la cuenca. 

Los parámetros de calidad del agua en el Mar Menor se mantienen estables.

Los parámetros de calidad del agua en el Mar Menor se mantienen estables. / MITECO

Uno de los aspectos más visibles y llamativos de la laguna es la mancha blanquecina que se formó (o se dejó ver por primera vez) en junio de 2022. Según Ruiz, la causa de la mancha es una precipitación de carbonato cálcico que a su vez es producto del desequilibro que se ha generado en la laguna desde hace años, debido a las entradas de agua y nutrientes y otras sustancias. 

Sin riesgo de anoxia

Los últimos informes del Instituto Español de Oceanografía (IEO) sobre el estado del Mar Menor (el correspondiente al pasado mes de diciembre se publicará en los próximos días) confirman la estabilidad de los parámetros de la laguna. 

Tanto los valores de salinidad, turbidez, clorofila, y pH se mantienen sin marcadas diferencias, salvo algunos picos puntuales registrados el pasado mes de octubre. En cuanto a los niveles de oxígeno, el documento señala que ha seguido «el patrón estacional típico, con una disminución durante el verano y un aumento gradual durante el otoño». 

En definitiva, se indica en el documento del IEO, los valores registrados confirman una buena oxigenación del agua «sin indicios ni riesgos de hipoxia o anoxia, incluso en la zona de blanqueamiento del agua», donde los valores medios de esta variable son similares a los que se han observado en el resto de la laguna.

Gráfica del último informe del IEO sobre la evolución de la mancha blanca del Mar Menor en 2024

Gráfica del último informe del IEO sobre la evolución de la mancha blanca del Mar Menor en 2024 / L.O.

Estos informes presentan los resultados y avances, de carácter bimestral, del programa de seguimiento científico desarrollado para evaluar el estado del ecosistema marino del Mar Menor. El programa se puso en marcha en el año 2016 para obtener conocimiento fiable y objetivo sobre el estado y la evolución de la laguna a partir del episodio de sopa verde ocurrido ese mismo año. Desde enero del año 2023 estas actividades de monitorización (a través de muestras in situ, boyas con sensores y datos satelitales) están integradas dentro del proyecto Belich, que está financiado por el Marco de Actuaciones Prioritarias para la Recuperación del Mar Menor (MAPMM) del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

El aumento de las temperaturas podría generar otra sopa verde

Un aspecto que destacan los últimos informes del Instituto Español de Oceanografía es la tendencia ascendente de la temperatura desde el año 1982. Aunque el año 2024 fue ligeramente menos cálido que el de 2023 (el año más caluroso de la serie temporal), se alcanzaron temperaturas máximas muy similares a las del año anterior (31 grados).

El informe alerta de que el aumento de la temperatura favorece las praderas marinas del Mar Menor, pero podrían afectar a la caulerpa, el alga que está colonizando el suelo marino (en detrimento de la cymodocea nodosa) ya que es muy sensible a la temperatura y podría llegar a descomponerse hasta generar una nueva sopa verde. «El balance final de todo esto no lo sabemos, hay diferentes escenarios que podrían darse», reconoce el coordinador del proyecto Belich, Juan Manuel Ruiz. 

Ante esta situación, desde el Instituto Oceanografía advierten que el riesgo de que se reproduzcan los eventos disruptivos que llevaron al colapso del ecosistema en 2016 sigue siendo muy elevado si no se reducen, pronto y de manera drástica, los aportes de nutrientes.

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