Seguridad
Salud redobla las inspecciones alimentarias en la Región a las puertas de Navidad
Las lonjas de pescado, mataderos y grandes supermercados centran los controles por el aumento de actividad en estas fechas

La inspectora Mariluz Fernández durante una visita este jueves por la noche a la lonja de Alcantarilla. / Juan Carlos Caval
Las lonjas de pescado, mataderos y grandes supermercados de la Región de Murcia centran estos días las visitas de los inspectores de Seguridad Alimentaria de la Consejería de Salud, quienes refuerzan el calendario habitual a las puertas de la Navidad para garantizar que los alimentos llegan en las mejores condiciones a las mesas en las reuniones familiares de estas fiestas.
La Región de Murcia cuenta con trece mataderos en los que estos días se incrementa de forma muy considerable el volumen de sacrificio, principalmente de corderos, cabritos, pollos camperos y pavos, ya que las empresas solicitan a la Consejería la ampliación de la jornada respecto a su horario habitual para dar respuesta al aumento de la demanda que se produce en los días previos a la Navidad. A esto también se unen jornadas extraordinarias de sacrificio en fines de semana. De ahí que a su vez se redoblen los controles.
En esta cadena alimentaria también tiene un peso destacado el pescado, con seis lonjas: cinco de ellas de primera venta, en las que se recibe el pescado directamente de la costa (dos en Cartagena, dos en San Pedro del Pinatar y una en Águilas) y una lonja de segunda venta en Alcantarilla, donde compran mayoristas y minoristas para distribuir, así como restaurantes.
La lonja de Alcantarilla cuenta con unos 50 puestos de venta y es una de las más grandes de España, considerada por ello punto de parada logística para los camiones que llegan desde Andalucía con destino Comunidad Valenciana o Madrid, según explica la técnico de Salud Pública Ángeles Martínez Garrido, coordinadora de inspecciones en lonjas y mataderos de la Consejería de Salud.
El control de los establecimientos que forman la cadena alimentaria es competencia de los profesionales del servicio de Seguridad Alimentaria y Zoonosis de la Consejería de Salud, del que forman parte 95 técnicos e inspectores, entre veterinarios y farmacéuticos. De ellos, 60 son inspectores veterinarios responsables de controlar los establecimientos en los que se producen y procesan alimentos de origen animal, de ahí que en estas fechas vean incrementado su trabajo al producirse una mayor demanda por los aumentos en el consumo de estos alimentos.
Las plazas de abastos quedan al margen, ya que son responsabilidad de los servicios municipales de salud de cada ayuntamiento.
Martínez Garrido explica a La Opinión que «en estos días previos a las fiestas, a Nochebuena y Nochevieja, realizamos un refuerzo especial que se suma a los controles ordinarios. Redoblamos el trabajo con más inspectores para llegar a controlar este aumento de producto que sale de lonjas y mataderos».
A los dos inspectores que realizan las tareas de control semanalmente en la lonja de Alcantarilla, se suman otros tres que hacen el refuerzo de esas inspecciones, incluyendo los días festivos en los que la lonja también tiene actividad.
Control del pescado
En el caso de las lonjas de pescado, los inspectores que las visitan controlan la frescura del pescado, prácticas de manipulación, condiciones de higiene de las instalaciones, la documentación sobre el origen y destino del producto, así como el etiquetado obligatorio que informa al consumidor final sobre la denominación comercial de la especie y su nombre científico, el método de producción, la zona de captura o de producción, y el arte de pesca.
La técnico responsable de las inspecciones señala que en estas fechas también aumenta mucho la venta de marisco, de ahí que se incida en estos productos, así como en el control del anisakis. Para detectar este parásito «hacemos cortes en el pescado y se mira la zona de la tripa, aunque hay ocasiones en las que el anisakis pasa al músculo».
Sobre este parásito, Ángeles Martínez afirma que «en las pescaderías es donde más se controla, ya que es allí donde se limpia el pescado y donde más puede detectarse».
Para evitar riesgos, se recomienda a la población que lo congele a -20º durante al menos 24 horas o a -35º durante 15 horas, aunque otras opciones también pasan por calentar el pescado a 60º durante un minuto si no se ha sometido el producto a cualquier otro tratamiento que consiga eliminar el parásito.
Mataderos y salas de despiece
El servicio de Seguridad Alimentaria y Zoonosis de la dirección general de Salud Pública incide en estas últimas semanas del año también en el control a mataderos, ya que la demanda de carne aumenta por las fiestas, de ahí que se organice un aumento del número de inspectores que realizan tareas en los mataderos de la Región de Murcia, para controlar el estado de la carne y que sea apta para su consumo.
«En el matadero se permanece durante todo el tiempo que dura el sacrificio del animal para ver todo el proceso y todas las carnes, así como las condiciones higiénicas, la documentación de origen y destino, las salas de despiece y las condiciones». En este caso, son instalaciones en las que se decomisa mucho, ya que en la cadena de sacrificio se quita al animal las partes que no son comestibles y ahí tienen un papel destacado los veterinarios, quienes detectan si alguno de los animales ha estado enfermo.
Martínez Garrido destaca la labor de prevención que realizan con estas inspecciones, ya que de no ser rigurosos muchos productos llegarían en mal estado a la mesa de los consumidores. «Gracias a estos controles la seguridad alimentaria se sigue garantizando, manteniendo la trazabilidad de los productos y conociendo en cada momento el origen y los clientes a los que se ha distribuido», señala la técnico responsable de las inspecciones alimentarias.
Las infracciones leves por documentación son las más frecuentes
En los controles rutinarios que realizan los inspectores alimentarios a mataderos, lonjas y establecimientos hay ocasiones en las que el incumplimiento de alguna norma o la detección de irregularidades o malas prácticas puede suponer una infracción. Las infracciones están clasificadas en distintas modalidades que van desde leves a muy graves, pasando por graves, aunque la mayoría de ellas corresponden al primer grupo y están motivadas por la ausencia de algún tipo de documentación.
«Hay ocasiones en que pedimos documentos relacionados con la trazabilidad y el responsable no lo tiene a mano en ese momento. Por ello, damos un plazo para que lo presente en Consejería o a través de un correo electrónico», explica la técnico de Salud Pública Ángeles Martínez.
En los casos graves se puede llegar a inmovilizar mercancía y si son graves o muy graves se inicia un procedimiento sancionador que pasa a servicios jurídicos y puede conllevar incluso el cese de actividad.
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