Murcia acoge el I Congreso Nacional de Trabajo Social y Emergencias con la vista puesta en la DANA de Valencia

Un desastre siempre viene precedido, al menos en España, de una ola de solidaridad que va desde voluntarios con sus manos desnudas hasta profesionales de diversos ámbitos: sanitarios policías, rescatistas, cocineros, payasos... Sin embargo, todos los focos se olvidan de los trabajadores sociales.

Y ese es uno de los fines del I Congreso Nacional de Trabajo Social en Emergencias, que tiene lugar hoy en el Archivo General de la Región, en la capital del Segura: reforzar la identidad y el papel de estos empleados en el sistema de Protección Civil.

Organizado por el Consejo General del Trabajo Social, el Colegio Oficial del Trabajo Social de la Región de Murcia (COTS) y la Dirección General de Seguridad Ciudadana y Emergencias del Gobierno de la Comunidad, la cita nace para brindar formación especializada y construir un espacio dirigido a compartir conocimientos y experiencias.

No en vano, en el encuentro de este lunes, que reunirá a casi medio millar de personas de manera presencial y en línea, se analizarán las intervenciones realizadas en el terremoto de Lorca (2011), en las inundaciones en Los Alcázares (2019) y en el incendio en las discotecas de Atalayas (2023). También se abordará la labor efectuada por estos profesionales durante la pandemia de coronavirus (2020), en La Palma tras la erupción volcánica (2021) y en los pueblos de la provincia de Valencia damnificados por la DANA (2024).

“Las emergencias alteran el tejido social y emocional de las personas, especialmente los de las poblaciones más vulnerables”, subraya Laura López, gerente del COTS, que cuenta con 1.669 colegiados.

Garantizar la integración social

La figura del trabajador social, recuerda López, existe en diferentes administraciones, oenegés e incluso en el sector privado. Y al igual que “informa y orienta sobre recursos asistenciales y derechos para garantizar una integración social óptima”, “planifica, desarrolla y coordina medidas para ello”. En esencia, previene y resuelve problemas sociales individuales y comunitarios.

La tarea, en coordinación con psicólogos o educadores sociales, se vuelve imprescindible en una catástrofe natural, una crisis económica como la de 2008 o la actual del precio de la vivienda. “La consideramos una situación de emergencia porque afecta a muchísima gente y crea situaciones de precariedad”, apostilla López sobre esta última.

En hechos sobrevenidos como movimientos sísmicos, inundaciones u otros, al conocer el territorio y sus dinámicas, el trabajador social puede ofrecer “una respuesta más inmediata”, defiende la gerente del COTS, para paliar las necesidades más elementales —alimentación, alojamiento y atención psicosocial— y detectar a colectivos vulnerables: ancianos, discapacitados, familias sin medios, víctimas de violencia de género… Asimismo, para acompañar en el proceso de reconstrucción de sus vidas y en la gestión de ayudas económicas.

Carencias y reivindicaciones

Algunas carencias detectadas en dichos escenarios y que serán tratadas en el evento, según adelanta López, son la falta de coordinación o de un protocolo unificado, de mapas de vulnerabilidad o de fondos de emergencia inmediatos.

En ese sentido, aunque la función de los trabajadores sociales murcianos está reconocida en el Plan Territorial de Protección Civil de la Región de Murcia (PLATEMUR), desde el COTS aprovecharán el Congreso para reivindicar la creación de un organismo similar al Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS) del Ayuntamiento de Murcia, pero que actúe a nivel autonómico “antes, durante y después de la emergencia”, concluye López.