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Pedro Saura, coordinador del Sapmex: "Los hijos de víctimas de violencia de género sufren maltrato antes de nacer"

Estos menores, a los que atiende el servicio psicológico, "padecen consecuencias que afectan a áreas básicas del desarrollo infantil y adolescente"

Detalle en la pared en dependencias del servicio para hijos de víctimas de violencia de género, en el centro de Murcia.

Detalle en la pared en dependencias del servicio para hijos de víctimas de violencia de género, en el centro de Murcia. / Israel Sánchez

Ana Lucas

Ana Lucas

Pedro Saura, coordinador del Servicio de Atención Psicológica a Hijos/as de Mujeres Víctimas de Violencia de Género de la Región (Sapmex), subraya que «la violencia de género puede impactar en todas las etapas evolutivas» y va más allá: «De hecho, en la mayoría de los casos comienza incluso antes del nacimiento, en la etapa de gestación».

En este sentido, destaca que el niño sufre maltrato «a través de la violencia que sufre la madre», y lo hace «con consecuencias a veces inciertas que se pueden manifestar en uno u otro período, y afectar a una o varias áreas básicas del desarrollo infantil y adolescente». Áreas como el lenguaje, las emociones, las habilidades sociales y el aprendizaje distorsionado sobre los modelos de relación de desigualdad entre hombres y mujeres. 

Pedro Saura, coordinador del Servicio de Atención Psicológica a Hijos/as de Mujeres Víctimas de Violencia de Género.

Pedro Saura, coordinador del Servicio de Atención Psicológica a Hijos/as de Mujeres Víctimas de Violencia de Género. / Israel Sánchez

«Adicionalmente, pueden ir sumándose escenarios adversos concomitantes, como la separación o divorcio de los padres, que supone una situación de alto riesgo», precisa el experto. A este respecto, detalla que «en numerosas ocasiones, la violencia se vehiculiza a través de los hijos, en las visitas que mantienen con el progenitor que ejerce la violencia». Se dan «interrogatorios para seguir controlando qué hacen sus madres, descalificaciones, insultos, amenazas o intentos de manipulación, etcétera».

Saura significa que «no se trata de un hecho puntual», el cual «se origina un entorno potencialmente dañino, no solo para las madres, sino que se pueden derivar graves consecuencias y afectar a todas las etapas del desarrollo de sus hijos, pudiendo prolongarse a la etapa adulta».

A la pregunta de si un niño que ve violencia en su hogar estará marcado de por vida, el coordinador del servicio apunta que los menores «encuentran diversas formas de manifestar su sufrimiento (alteraciones emocionales, conductuales, afectación cognitiva, física o social...); por ello, es importante destacar que estos efectos no son deterministas». «Con el apoyo adecuado, intervención temprana y un entorno seguro, muchos niños logran superar estas experiencias traumáticas y desarrollarse de manera saludable», sentencia.

Reconectar con la maternidad

El responsable del Sapmex se ha percatado de que el vínculo entre mujeres maltratadas y sus descendientes «suele estar afectado por el sentimiento de desprotección que se genera en estas niñas, niños y adolescentes», unido al «daño que la violencia ha generado en su estilo de crianza»

De ahí la importancia de tratar no solo a los menores: también a sus madres, para que «más allá del tratamiento que puedan estar recibiendo desde otros espacios terapéuticos dirigidos a su recuperación física, psicológica y emocional», puedan abordar «la reconexión con su rol materno y, por tanto, con las necesidades actuales de sus hijos, potenciando que el vínculo entre ellos sea cada vez más seguro». 

«Por ello, desde el año 2015, se han incorporado al programa tradicional terapias como la asistida por animales», declaró. «Los resultados de este complemento avalan su incorporación, ya que favorece un incremento de la expresión emocional, reduce la fatiga atencional, permite catalizar la interacción social, fomentando la comunicación, aumenta el autocontrol, reduce la sensación de aislamiento y fomenta la autoestima», celebra.

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