Universidad de Murcia
El peligro de un clima laboral tóxico: así afecta al bienestar y la productividad
Las empresas con estructuras jerárquicas rígidas son las más propensas a desarrollar ambientes nocivos, según los sociólogos de la UMU Pilar Ortiz y Ángel Olaz

Una mujer sufre acoso laboral en el trabajo. / FREEPIK
Entre 2006 y 2009, France Télécom se vio envuelta en una crisis devastadora: 19 empleados se quitaron la vida, 12 más intentaron hacerlo y otros ocho desarrollaron graves depresiones. La raíz del problema se atribuyó a un entorno laboral asfixiante, un clima tóxico. Este fenómeno, que afecta a muchas organizaciones, no solo pone en peligro la salud mental de los trabajadores, sino que también impacta negativamente en la productividad de la empresa.
Pilar Ortiz García y Ángel José Olaz Capitán, profesores e investigadores de Sociología en la Universidad de Murcia (UMU), han estudiado este fenómeno en profundidad y explican que un clima laboral tóxico es el resultado de una combinación de factores sociales, emocionales y físicos que generan una atmósfera «irrespirable» en el lugar de trabajo. Aunque el concepto de clima laboral no es nuevo, su relación directa con la salud mental de los empleados y el éxito organizacional es un campo que ha cobrado gran relevancia en los últimos años.
El clima laboral se refiere al ambiente general que se vive en un entorno de trabajo, la «atmósfera» que afecta el bienestar de los empleados, según Ortiz García y Olaz Capitán. La idea de que el clima laboral influye en el desempeño de los empleados se remonta al sociólogo Elton Mayo, quien entre 1924 y 1933 dirigió el famoso experimento Hawthorne en una fábrica cerca de Chicago.
Mayo investigó cómo factores externos, como la iluminación o la temperatura, influían en la productividad de los empleados. Pero sus conclusiones fueron sorprendentes: no eran solo las condiciones físicas las que importaban, sino también los aspectos sociales y emocionales. Mayo descubrió que la colaboración, la confianza entre compañeros y el sentido de pertenencia jugaban un papel fundamental en el desempeño laboral.
A lo largo de los años, otros investigadores han desarrollado diferentes teorías sobre el clima laboral, pero como subrayan Ortiz García y Olaz Capitán, no existe una única definición que lo abarque por completo. El clima laboral varía según las dinámicas internas, la estructura organizativa y la cultura de cada empresa.
Cuando el clima laboral se torna negativo, las consecuencias pueden ser devastadoras tanto para los empleados como para la organización en su conjunto. Según explican Ortiz García y Olaz Capitán, un clima tóxico «actúa como una enfermedad dentro de la empresa».
Un entorno tóxico se caracteriza por generar una carga emocional negativa, que puede no afectar a todos de la misma manera, pero que deja secuelas importantes en la mayoría de los trabajadores. A menudo, las empresas con estructuras jerárquicas rígidas, donde el control es excesivo y los empleados tienen poca autonomía, son las más propensas a desarrollar climas laborales nocivos. Estas organizaciones suelen crear una atmósfera de competitividad extrema y desconfianza, lo que incrementa el estrés y la ansiedad entre los trabajadores.
En cambio, las culturas empresariales que promueven la colaboración, la comunicación abierta y la adaptabilidad entre sus empleados suelen fomentar climas laborales más saludables. Las organizaciones que logran establecer una estructura más flexible, donde se potencia el trabajo en equipo y el respeto a la diversidad, tienden a crear un entorno más propicio para el bienestar de sus empleados.
Cómo mejorar la situación
Afrontar y corregir un clima laboral tóxico no es una tarea sencilla, pero sí es posible. Ortiz García y Olaz Capitán destacan la importancia de detectar el problema a tiempo y actuar con rapidez. Al igual que un médico realiza un diagnóstico antes de tratar a un paciente, las empresas deben analizar el clima laboral utilizando herramientas adecuadas para identificar los problemas subyacentes.
Entre las técnicas más útiles se encuentran la observación directa, las entrevistas en profundidad y los grupos de discusión, que permiten recopilar información sobre cómo los empleados perciben su entorno de trabajo. Estas herramientas permiten a los líderes de la organización comprender qué está funcionando mal y por qué los empleados podrían estar experimentando estrés, desmotivación o incluso ‘burnout’.
Una vez identificadas las causas del problema, es fundamental diseñar un plan de acción. Este puede incluir una reestructuración interna, cambios en la forma en que se gestionan los equipos, o la implementación de políticas que fomenten una comunicación más abierta y una cultura organizativa más inclusiva. Lo importante, según Ortiz García y Olaz Capitán, es actuar de manera proactiva y no ignorar los signos de un ambiente tóxico, ya que cuanto más tiempo se permita que el problema persista, más difícil será solucionarlo.
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