El uso de la vigilancia a distancia para controlar en todo momento la insuficiencia renal provocada por la Enfermedad Renal Crónica (ERC) ayuda a lograr una mayor supervivencia de las personas en tratamiento con diálisis domiciliaria. El seguimiento de los usuarios a través de la telemonitorización remota mejora los resultados de mortalidad en estos usuarios que bajo la fórmula de la diálisis peritoneal eliminan los productos de desecho de la sangre.
Así se expone en una gran investigación nacional multicéntrica en la que han participado más de 230 pacientes y que ha sido realizada por las distintas unidades de Nefrología en 16 hospitales de España, entre ellos la del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia.
El estudio, coordinado por el doctor Francisco Javier Centellas del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, ha contado con la participación de profesionales de Nefrología del complejo hospitalario de referencia de la Región.
Diana Manzano, adjunta responsable del programa de Diálisis Peritoneal de la Arrixaca, explica a La Opinión que en su unidad trabajan cuatro enfermeras y dos médicos que han ido enviando los datos y las observaciones de hasta 24 pacientes de la Región de Murcia para incorporarlos en el estudio.
Cuando la Enfermedad Renal Crónica llega a sus estadios más avanzados, se precisa un tratamiento sustitutivo de la función renal. Para aquellos en los que está indicado, el trasplante es la primera opción, pero para los que están en espera de un órgano o para los que el trasplante ya no es posible, las opciones son la hemodiálisis en hospital y la diálisis peritoneal.
Esta última se realiza en casa, pero su empleo aún no está tan asentado entre los pacientes «por razones culturales» y «por la falta de apoyo y los problemas de autonomía que tienen estas personas, muchas de ellas mayores», explican desde la Sociedad Española de Nefrología (SEN).
Los nefrólogos vienen insistiendo en los últimos años en la importancia de promover la diálisis peritoneal con recursos de apoyo que favorezcan «la aceptación y adherencia al tratamiento domiciliario».
«Con esta modalidad vamos comprobando si el paciente se conecta a la máquina y cómo hace su tratamiento. Además, al paciente sabe así que podemos estar detrás de él en todo momento», explica Diana Manzano, quien añade que esta opción les permite «mucho feedback» en cuanto al cambio de tratamiento. Una de las ventajas principales para el usuario, dicen, es que el paciente no tiene que desplazarse hasta la consulta para comprobar cuál es su estado y cómo avanza en su tratamiento. A través de audio, vídeo, sensores, datos electrónicos y la combinación entre ellos pueden conocer a distancia cómo evoluciona.
«No solo tenemos pacientes de Murcia, también de localidades más lejanas como Águilas o Yecla. A estos les cuesta mucho tener que desplazarse simplemente al hospital porque, por ejemplo, les haya sonado una alarma en su dispositivo. De esta forma, a distancia, se les puede atender y se facilita mucho el trabajo. Estamos muy contentos con la telemonitorización que realizamos», señala.
En estos momentos, dice Manzano, en la unidad se trabaja con quince pacientes telemonitorizados; no solo son mayores, también jóvenes: «Gracias a esta opción no pierden días de trabajo si tienen alguna incidencia». Asimismo asegura que en la unidad tratan de hacer al menos una visita presencial y otra atención telefónica para que el paciente no tenga que desplazarse tan a menudo a El Palmar.
El estudio arroja mejores resultados de supervivencia en técnica antes y después de aplicar una técnica estadística de eliminación de sesgos de selección que se utiliza habitualmente en estudios observacionales y mejores resultados tanto de mortalidad como de supervivencia técnica antes de su aplicación.
La SEN expone que se debe dar «un gran cambio cultural», ya que todos los pacientes que iniciaron tratamiento renal sustitutivo en el año 2021, menos del 20% opta por la diálisis domiciliaria frente a cerca del 80% que elige la hemodiálisis en un centro sanitario «con todo lo que supone: tres-cuatro visitas hospitalarias todas las semanas y un impacto mucho mayor en la calidad de vida».
Una «epidemia silenciosa» con una alta tasa de infradiagnóstico
A la Enfermedad Renal Crónica (ERC) también se la conoce como «epidemia silenciosa» debido a que sus síntomas, apunta la Sociedad Española de Nefrología (SEN), son poco reconocibles en los estadios iniciales. Además, esta enfermedad cuenta con una alta tasa de infradiagnóstico, un 40%. Los nefrólogos aseguran que la denominación de «epidemia» se debe a la elevada prevalencia: entre un 10 y un 15% de la población adulta española presenta algún grado de ERC, según los estudios epidemiológicos. Asimismo el término «silenciosa» se le añade, dicen, «porque no produce síntomas hasta estadios avanzados». Entre los primeros indicios que puede experimentar un enfermo de ERC pueden estar la falta de apetito, dolores de cabeza, náuseas, pérdida de peso sin proponérselo. Cuando la patología está más avanzada puede dar lugar a sufrir dolor de huesos, somnolencias, hinchazón en las manos y los pies, sed excesiva o dificultad para respirar.
En el citado estudio han participado también hospitales como el Clínic de Barcelona, La Fe de Valencia,el Balmis de Alicante, el de Santiago de Compostela, el 12 de Octubre de Madrid, el de Torrevieja, el de Alcalá de Henares o el de Badajoz.