A una investidura de Feijóo con pocos visos de salir bien y una amnistía negociándose en Waterloo, el Partido Popular de la Región de Murcia tiene que sumar ahora escuchar el catalán, euskera, gallego e, incluso, el bable, aranés o aragonés en el Congreso de los Diputados, en Madrid.
Es mucho para tan poco tiempo —no hace ni dos meses de las elecciones generales— y ayer, día en el que la Cámara Baja daba el visto bueno a la reforma de su reglamento para que se puedan hablar todas las lenguas cooficiales, todos los parlamentarios populares lanzaron soflamas en contra de las nuevas reglas para el Hemiciclo. «Aquí estamos; votando innecesariamente una Torre de Babel para que el faraón Sánchez pueda ser investido cuatro años más y así termine de llevar a los españoles definitivamente a la ruina y a España a la división y al enfrentamiento guerracivilista», manifestó en sus redes sociales la diputada murciana Violante Tomás; sin duda, la más agresiva.
«Esta modificación no busca unir, sino dividir a los españoles y responde a un único fin: el pago a plazos de las exigencias de los independentistas», expuso la ciezana Miriam Guardiola, que juró el cargo en el Congreso el pasado martes y para la que «el objetivo de esta reforma no era defender la lengua propia, sino negar la existencia de una lengua común».
Vox considera que «esta reivindicación constante de la lengua es en realidad un ataque contra España». En Periodista Digital, el diputado por Murcia Joaquín Robles manifestó su «indignación» por el hecho de que socialistas que votaron en contra de esta medida en el pasado, cambien de parecer «por exigencias de Sánchez, que quiere gobernar a toda costa».
Al otro lado se encuentran otras voces como la de Francisco Lucas, del PSOE, que opina que «aceptar la pluralidad y la riqueza lingüística y cultural de España nos hace más fuertes y mejores como país». Considera que así se da «un paso más en el reconocimiento de nuestra cultura común».
Miras espera que haya «cordura»
El presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, también criticó desde el Palacio de San Esteban el uso de pinganillos en el Congreso. «Hay parlamentarios murcianos cuya lengua cooficial no es ninguna de las que están haciendo oficiales precisamente en el Congreso», aseveró.
Calificó ayer de «extremadamente graves» las declaraciones del jefe del Ejecutivo central en funciones, Pedro Sánchez, quien aseguró el día anterior que será «coherente» con lo que ha hecho hasta ahora en Cataluña y evitó desmentir al líder de ERC, Oriol Junqueras, respecto a la amnistía. «Es realmente vergonzoso observar cómo el Congreso se ha convertido en un mercado persa», lamentó. Considera que «la inmensa mayoría de los españoles estamos ruborizados y sentimos vergüenza de ver cómo se está mercadeando con algo tan importante como es la soberanía nacional».
López Miras expresó su deseo de que «haya cordura». Para ello, cree que lo que se tiene que propiciar es que «Sánchez no sea presidente del Gobierno» y que este cargo lo ocupe Alberto Núñez Feijóo, que cuenta con el apoyo de 172 diputados, «sólo a cuatro de la mayoría absoluta».
Asimismo, apuntó que la Región «se juega mucho» en el debate de investidura de Feijóo por cuestiones que afectan a esta comunidad, entre las que citó la reforma del sistema de financiación autonómica para hacerlo más equitativo, la defensa del trasvase Tajo-Segura o el impulso de un AVE «digno» para los murcianos.
L’Ajuntaera anima a los diputados murcianos a hablar con su acento
El panocho, propio de la Huerta de Murcia, no es una lengua por sí misma. Sí forma parte del conjunto de hablas murcianas que están consideradas, académicamente, como una «variedad del español», explica Juan José Navarrio, vicepresidente de la Asociación cultural L’Ajuntaera, que tiene como objetivo el reconocimiento y la protección de la forma en la que hablan los murcianos.
Estas hablas, en principio, no necesitan de pinganillo para ser entendidas, pero Navarro lamenta que los ciudadanos de la Región tengan «cierto complejo» a hablar con su acento y sus rasgos lingüísticos. «No creo que los diputados deban exagerarlos, pero deberían tomar ejemplo de parlamentarios andaluces y canarios, como Ana Oramas, que no los esconden», añade. Así, anima a «meter cuñas» y «evitar meter vocabulario incomprensible» porque «lo importante es entenderse».
Aunque Navarro no está en contra de que las lenguas cooficiales como el catalán, vasco y gallego se hablen en el Congreso, sí que considera que su uso debería emplearse solo para ocasiones formales de la Cámara. «Es patrimonio cultural pero, más allá de eso, no lo veo práctico», reconoce.