Medio Ambiente

Un batallón de ostras para limpiar el Mar Menor

El Instituto de Oceanografía ‘saca a la calle’ su investigación sobre la recuperación de estos bivalvos para filtrar los nutrientes e instala 30.000 ejemplares en el canal de entrada de agua de las Salinas de San Pedro

Un batallón de ostras para limpiar el Mar Menor.

Un batallón de ostras para limpiar el Mar Menor. / L.O.

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

El búsqueda de aliados para combatir la proliferación de algas y la alta carga de nutrientes que contamina el Mar Menor cuenta desde hace poco con un aliado pertrechado en una concha. Desde ahí dentro logra ser un gran filtrador del agua, buscando en el fitoplacton un alimento que, dada la situación, hay cantidad de sobra. La ostra plana, habitante de la laguna salada desde hace décadas, ha empezado a jugar un papel importante en la ciencia que cuida el Mar Menor, y lo hace como una herramienta natural de biorremediación.

Tras cruzar distintas etapas científicas, como la identificación genética de la ostra que reside en la laguna y lograr su reproducción en cautividad, el Centro Oceanográfico de San Pedro del Pinatar, del Instituto Español de Oceanografía, ha dado un paso más en uno de los estudios más prometedores para aportar un granito de arena en la recuperación del Mar Menor. 30.000 ejemplares se han instalado en el canal de entrada de agua a las Salinas de San Pedro para comenzar los trabajos de campo, fuera de los laboratorios.

La investigadora principal de este proyecto, Marina Albentosa, señala que el proyecto entra en una nueva fase, donde se va a estudiar el comportamiento de estos individuos en los canales salineros y su capacidad filtradora. «Estaremos muestreando todos los meses para comprobar el crecimiento de las ostras en esas condiciones. Esto nos va a permitir crear un modelo que nos ayude a entender cómo va a responder la población de este bivalvo» en la limpieza de la columna de agua.

Con la colaboración de Antonio Skarmeta, catedrático en la Facultad de Informática la Universidad de Murcia, el equipo del IEO instalará una sonda para analizar parámetros en el nuevo hábitat de estas ostras, donde se medirán niveles de clorofila, salinidad, turbidez, entre otros. Esta fase del proyecto no sería posible sin la colaboración de la empresa Salinera Española, firma que explota las balsas salineras del parque regional de San Pedro y que ha permitido instalar las ostras en uno de sus canales de agua.

Ostra plana en el Mar Menor.

Ostra plana en el Mar Menor. / Javier Murcia

De San Pedro a Marchamalo

El trabajo del IEO tendrá continuidad dentro del proyecto Resalar, que busca la recuperación de las salinas de Marchamalo (Cartagena) y los arenales de La Manga y Cabo de Palos. Albentosa explica que la intención es instalar otro grupo de ostras planas en los canales de agua de la parte de las salinas que ANSE adquirió y que pretende poner en funcionamiento. Aquí el estudio también se va a centrar en medir las concentraciones en las ostras de contaminantes como metales pesados procedentes de la Sierra Minera de Cartagena, «ya que no están en las mismas condiciones la cubeta norte del Mar Menor, más limpia, que la zona sur», donde hay una mayor presencia de niveles de nitratos agrícolas y otras sustancias contaminantes.

En un futuro, la ruta del proyecto pasaría por instalar criaderos en mar abierto si todo sale bien.

Unas limpian más y otras menos

Los primeros estudios de Marina Albentosa con las ostras consistieron en caracterizar la especie autóctona del Mar Menor, diferenciándola genéticamente de otras como las gallegas o las que se ubican en el entorno de la isla de Tabarca. En los estudios de los ejemplares recogidos en la isla del Barón, el IEO determinó que había unos ejemplares con una alta capacidad filtradora y otros no. El futuro también pasaría por comprobar la razón de esto, «pero pensamos que es un problema a nivel de la branquia de la ostra».

La recuperación de esta población podría no ser la única, ya que otros trabajos como los del Acuario de la UMU con la almeja Polititapes aureus pretenden comprobar la capacidad de reproducción y filtración de esta especie para acompañar a la ostra en la labor de limpiar el mar. De momento han obtenido 30.000 individuos.

Las praderas marinas de la laguna siguen sin poder recuperarse a partir de los tres metros

Las praderas marinas del Mar Menor todavía no son capaces de recuperarse a partir de los tres metros de profundidad. Las crisis ecológicas de 2016 y sucesivas terminaron por matar un porcentaje muy alto de las plantas acuáticas cymodocea y caulerpa, mayoritarias en la laguna.

El Instituto Español de Oceanografía, en su último informe sobre la situación del Mar Menor, determina que, pese a que la cantidad de luz que llega al fondo marino ha aumentado progresivamente en lo que llevamos de año, «se ha comprobado que estas praderas no son capaces, al menos por ahora, de colonizar las zonas más profundas de tres metros». La limitación de luz en episodios de turbidez podría ser un factor que explicase esta incapacidad, pero se están investigando otros factores, señalan desde el IEO.

Conocer estos factores limitantes es fundamental antes de actuar con medidas de restauración de estas algas con trasplantes. El calentamiento progresivo de las aguas de la laguna «parece haberse acelerado en los últimos años/décadas y, en sinergia con el exceso de nutrientes, podría haber estado implicado en los procesos disruptivos que llevaron al colapso del ecosistema lagunar». La llegada de nitratos y otras sustancias contaminantes «puede haber erosionado» la capacidad de tolerancia del ecosistema.

Proliferación de algas filamentosas en el fondo marino del Mar Menor.

Proliferación de algas filamentosas en el fondo marino del Mar Menor. / IEO

«El progresivo calentamiento podría estar llevando a determinadas especies muy cerca de sus umbrales de tolerancia a la temperatura, lo que podría traducirse en nuevos episodios disruptivos del ecosistema a corto, medio y largo plazo». Todo lo anterior apunta, para el instituto científico, a que las condiciones ambientales parecen «no ser todavía propicias para la recuperación de hábitats y especies cuyas poblaciones quedaron profundamente alteradas y mermadas tras el colapso experimentado en 2016. Las praderas de Cymodocea nodosa son un claro ejemplo de ello».

Sin anoxias

Los muestreos realizados en la laguna han determinado que en los últimos meses no ha existido falta o ausencia de oxígeno en el agua. Por otro lado, el instituto define el estado de la laguna como un momento de calma tensa.

Pese a obtener buenos resultados en los parámetros físicos y químicos estudiados, unos valores bajos de clorofila y de turbidez no significan que los procesos de eutrofización de la laguna no estén operando, por lo que hay que ser muy cauto a la hora de diagnosticar el estado del ecosistema en base a estas variables».