Medio Ambiente

Reaparece el 'dragón azul' en las playas de la Región, la extraña especie que no se veía desde hace tres siglos

"Un extraordinario hallazgo que acrecienta el halo de misterio" de este molusco "precioso"

Un ejemplar de dragón azul.

Un ejemplar de dragón azul. / Wikimedia

Paula M. Gonzálvez

Paula M. Gonzálvez

Se podía pensar que jamás volverían a nadar en estas aguas. Trescientos años ha pasado el Glaucus atlanticus sin dar señales de vida en el Mediterráneo, pero ha reaparecido, y lo ha hecho en las playas de Alicante -ya documentado- y en la Región de Murcia, donde se ha podido ver aunque no se haya constatado oficialmente.

Ha llegado hasta el Mediterráneo, un mar que queda lejos de su hábitat natural, arrastrado por la corriente atlántica. Popularmente se le conoce como dragón azul o mariposa de mar por su color, que le permite camuflarse en la superficie, y por las ramificaciones que tiene en los laterales del cuerpo.

Tal y como explican tres investigadores de la UMU en la revista científica Quercus -Juan Antonio Pujol Fructuoso, Raquel López Esclápez y Nicolás Ubero Pascal-, su presencia en el levante español se puede considerar como "un extraordinario hallazgo que acrecienta el halo de misterio" sobre esta especie característica de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico.

El Glaucus atlanticus es un molusco sin concha similar a la babosa de mar, llamativo por su apariencia: luce un color azul en el vientre y plateado en el dorsal -con rayas azules o negras a lo largo del pie-, y vive flotando en la superficie del mar.

Son invertebrados y tan solo tienen una longitud de entre tres y cuatro centímetros, con una especie de apéndices, seis para ser exactos, que se expanden desde el lateral de su tronco aplanado y se ramifican como si fueran rayos.

Un Glaucus atlanticus varado en la playa.

Un Glaucus atlanticus varado en la playa. / L.O.

Como detallan en Quercus, se recogieron varios ejemplares varados en las playas en el verano de 2021, aunque ha trascendido ahora, cuando se ha publicado en la revista y una vez que se ha incluido en el banco de datos. Estaban vivos, pero no sobrevivieron.

No es extraño, según explica a La Opinión el experto de la Universidad de Murcia Antonio J. García-Meseguer, ya que "suelen morir enseguida fuera del mar".

¿Cómo llegan al levante?

El dragón azul es de origen tropical, lo que hace todavía más insólita su presencia en el sureste peninsular. Además, según este Biólogo del departamento de Ecología de la UMU "son invertebrados preciosos muy pequeños, y están a merced de las corrientes marinas", buscan aguas cálidas o templadas.

A ello se suma que suelen aprovechar, precisamente, la del estrecho de Gibraltar para llegar al Mediterráneo, que es la misma corriente que permite que en las costas de la Región de Murcia y de Alicante haya una mayor presencia de otras especies. Aunque viven a mar abierto, pueden ser arrastradas hacia la orilla.

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Este molusco puede picar, aunque es raro que lo haga si no se le molesta. Suelen atacar solo a modo de defensa. Provoca dolor y urticaria, a veces náuseas y vómitos, puede desencadenar una reacción grave y, rara vez, la muerte.

Todo ello se debe a su alimentación, con la que almacenan sustancias químicas venenosas de sus presas, que le permite producir un veneno aun más potente: comen medusas, más concretamente la carabela portuguesa (cnidarios hidrozoos, un carnívoro de picadura peligrosa). Además, no solo es inmune al veneno por razones obvias, sino que su coloración también le sirve para camuflarse frente a los depredadores.

Tal y como indican en el artículo, esto hace que se les tilde erróneamente como uno de los "nudibranquios más venenosos del planeta", debido a la concentración de las células urticantes de las especies que consume en sus tejidos.

Segunda visita en 300 años

La primera vez que se documentó el hallazgo del dragón azul se hacía referencia a ejemplares recogidos en el sur de Ibiza. Fue en el siglo XVIII y desde entonces no se ha vuelto a tener referencia alguna. En 1705 Johann Philip Breyne, un destacado científico británico, viajó a España en una fragata que estuvo anclada en la bahía de Altea. Envió entonces la correspondiente comunicación a la Royal Society de Londres. Por segunda vez en 300 años, el dragón azul ha vuelto al Mediterráneo.