Social

Una profesora murciana lleva las Matemáticas a la selva

La Unesco continúa con un proyecto que empezó Mari Carmen Hidalgo impartiendo clases a comunidades indígenas de Paraguay

Mari Carmen Hidalgo imparte clases a sus alumnos en Paraguay. | L.O.

Mari Carmen Hidalgo imparte clases a sus alumnos en Paraguay. | L.O. / ANDREA RUIZ

Andrea Ruiz

Como muchos proyectos solidarios, la iniciativa ‘La educación intercultural como base para el Desarrollo Sostenible de los Pueblos Indígenas de Paraguay’ comienza como una labor altruista sin más pretensiones que llevar el conocimiento a comunidades olvidadas por muchos.

Este programa, que ahora lleva la Unesco, comenzó casi por casualidad con Mari Carmen Hidalgo, profesora de Matemáticas de instituto jubilada, en una localidad de Paraguay, Arroyito. Por esta labor, el año pasado le concedieron la mayor distinción civil y militar del país, la Orden Nacional del Mérito ‘José Falcón’, en la embajada paraguariense en España. Una distinción que siente que «es de todos los murcianos que hicieron posible el proyecto» y no de ella sola.

«Todo empieza en el año 1997», cuenta la docente, cuando ella y unos amigos, desencantados con el sistema al ver cómo el hambre y la miseria continuaban haciendo estragos por todo el mundo, decidieron hacer un estudio acerca de dónde se invertían los recursos financieros que se destinan a las ONG. Para ello, pidieron plaza para hacer voluntariado y los destinaron a Paraguay con la ONG Fe y Alegría, que en España recibe el nombre de Entreculturas. «Me fui a Paraguay sin saber nada del país», relata entre risas.

Sus alumnos le dejaron una carta encima de su mesa en la que se podía leer: «Quédate y no te vayas»

Lo que ella no sabía era que llevaría las matemáticas consigo a Arroyito, que entonces no era aún ciudad sino poco más que selva, pues la mujer que iba a dar el curso se había puesto enferma y le ofrecieron a ella cubrir su puesto porque estaba especializada en esta disciplina.

Sin dudarlo, y sin ser ese el propósito de su viaje, Mari Carmen se puso manos a la obra para que sus entonces estudiantes comprendieran lo útiles que son las matemáticas en el día a día. No quería que las vieran como un ente extraño, difícil de entender y con pocas posibilidades de utilizarlas en el futuro. Para ello, cada vez que enseñaba algo nuevo, como el Teorema de Tales, salía con sus estudiantes fuera del lugar donde daba clase para que pusieran en práctica los conocimientos aprendidos.

Recibió la Orden al Mérito ‘José Falcón’ y siente que este galardón «es de todos los que hicieron posible la iniciativa»

Cuando finalizó el curso, sus alumnos le dejaron una carta encima de su mesa en la que se podía leer: «Quédate y no te vayas». La profesora, emocionada por las palabras y el gesto de sus alumnos, no pudo contener las lágrimas. «Si tú nos explicas matemáticas, no van a poder engañarnos» decían. Aún a día de hoy, muchos años después, recuerda con exactitud estas palabras que hicieron que se diera cuenta, más que nunca, de la importancia que tenía el trabajo que allí estaba realizando.

El testigo del proyecto, que comenzó Fe y Alegría, y el Ayuntamiento de Águilas, entre otros, lo recogería la Unesco de Murcia y más tarde de Madrid para ampliarlo y seguir llevando la educación y el desarrollo sostenible a los pueblos indígenas de Paraguay.

Una semilla que plantó Mari Carmen, entre otros voluntarios, que pasó quince años allí . La historia de esta profesora de Secundaria y su emoción tantos años después sigue siendo relevante a día de hoy. Mientras que muchos ven ir a clase y aprender como un lastre, los alumnos de Mari Carmen entendieron la crucial labor que desempeña la educación en la vida de cualquiera que tiene la suerte de recibirla. Suerte porque, en ocasiones, se da por garantizada sin pensar que para algunos es un privilegio, una oportunidad, una posible vía de escape.