Medio Ambiente

Vía libre al rescate de las Salinas de Marchamalo

El Ayuntamiento de Cartagena concede a ANSE la licencia urbanística para comenzar la restauración de las 15 balsas que se destinarán a la producción de sal, cuya primera remesa «simbólica» estará para septiembre

Pedro García, director de ANSE, levanta una de las compuertas que ayudará a redirigir el agua hacia las salinas.

Pedro García, director de ANSE, levanta una de las compuertas que ayudará a redirigir el agua hacia las salinas. / IVÁN URQUÍZAR

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

La restauración de las Salinas de Marchamalo ya puede dar sus primeros pasos. La Asociación Naturalista del Sureste (ANSE), que adquirió parte de los terrenos en 2019 para el proyecto de recuperación de este complejo marino asociado al Mar Menor, ha recibido la licencia urbanística del Ayuntamiento de Cartagena para iniciar los trabajos de reparación de las 15 balsas salineras del sector oriental con el objetivo de retomar la producción de sal en unas instalaciones abandonadas hace un cuarto de siglo. 

Las labores también se centrarán en la recuperación de los canales que suministran agua a las charcas del recinto, así como la reparación de las motas y arquetas o la instalación de una nueva bomba de suministro de agua desde la laguna salada. ANSE adquirió, a su vez, las dos únicas naves industriales, cercanas a las balsas donde se iniciarán los trabajos, que no se encontraban en estado de ruina. En total, la asociación, junto con World Wildlife Fund (WWF) como socio, revitalizará un área de ocho hectáreas y espera que en abril, si todo marcha bien, las balsas comiencen a llenarse con agua del Mar Menor.

El director de ANSE, Pedro García, señala que la actividad en el complejo ha comenzado ya con la retirada de 500 toneladas de materiales de la Sierra Minera de Cartagena que se utilizaron para acondicionar el entorno de las naves. Este viernes la asociación trabajaba en preparar un acceso hasta las balsas para la maquinaria que dragará el fondo de las charcas calentadoras, aquellas donde se evaporará el agua, aumentando poco a poco la concentración de sal. «También se está reparando parte del canal de llenado de nuestras salinas, que se encontraba medio derruido», remarca el responsable de la asociación, «al final del verano tendremos una primera cosecha simbólica de sal». 

El proyecto «garantiza la conservación de este espacio protegido»

La vicealcaldesa de Cartagena y responsable de Urbanismo, Ana Belén Castejón, ha señalado que el proyecto, que consta de dos fases de ejecución, «tiene como principal objetivo recuperar la actividad salinera y garantizar la conservación de este espacio medioambientalmente protegido. La vicealcaldesa ha recordado que esta actuación forma parte del proyecto de regeneración de salinas y arenales en el Mar Menor (Resalar) de la Fundación ANSE. De hecho, «desde la Concejalía de Urbanismo les concedimos una licencia el pasado mes de enero para adaptar dos naves de este mismo entorno». La restauración incluye propuestas como el arreglo de las motas, la creación de islas, postes de madera, adecuación de las compuertas, dragado de las balsas, vallado cinegético, cartelería informativa y observatorio de fauna y la restauración vegetal del entorno con flora silvestre autóctona.

‘Resalar’

El proyecto ‘Regeneración de salinas y arenales en el Mar Menor’, capitaneado por ANSE, pretende restaurar 16 hectáreas del litoral de la laguna salada, un plan que incluye la regeneración de los arenales de Monte Blanco, la Caleta del Estacio, las Salinas de Marchamalo o el cultivo experimental de ostras para evaluar su capacidad como biofiltrador de nitratos en el Mar Menor. Esta última labor se hará en coordinación con el Instituto Español de Oceanografía y se realizará en una de las naves gracias a la instalación de dos tanques de gran capacidad alimentados con agua de la laguna. «Esperamos que entre abril y mayo se inicie el periodo de pruebas».

En Marchamalo, las labores también conllevarán un seguimiento e investigación de las aves, peces y otros animales que habitan en las salinas, junto con la demolición de las estructuras en ruinas del recinto y la puesta en valor de un centro de interpretación ambiental y educativo para los escolares que quieran visitar el recinto. La asociación quiere, también, levantar una torre de observación para el control de la fauna. «Uno de los objetivos que nos marcamos es la conservación de la biodiversidad en las charcas».

Las salinas de Marchamalo adquiridas por ANSE, con el faro de Cabo de Palos al fondo.

Las salinas de Marchamalo adquiridas por ANSE, con el faro de Cabo de Palos al fondo. / IVÁN URQUÍZAR

La sal no se venderá de momento

Las Salinas de Marchamalo son un enclave de elevado valor ambiental y cultural, con una superficie de aproximada 200 hectáreas, que cuenta con numerosas figuras de protección. García señala que la asociación trató de ampliar las actuaciones al resto de las salinas mediante negociaciones con los propietarios (el Estado, la Comunidad y manos privadas), pero «fue inviable»

Dado que el proyecto Resalar está financiado con fondos de recuperación europeos a través de la Fundación Biodiversidad, la asociación no podrá comercializar la sal que produzca durante los tres primeros años del proyecto, hasta 2025. Después, diseñará un modelo de venta en el que ya está trabajando. ANSE ha sufragado los costes generados hasta ahora con los primeros trabajos gracias a donaciones de particulares y entidades, y espera que en un corto periodo de tiempo se desbloquee la llegada de esos fondos. El proyecto Resalar cuenta con una financiación total de 1,7 millones de euros.

Obras en el canal de llenado que suministrará agua a las salinas y a los tanques de ostras del IEO.

Obras en el canal de llenado que suministrará agua a las salinas y a los tanques de ostras del IEO. / IVÁN URQUÍZAR

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