Medio ambiente

Una réplica del Mar Menor a pequeña escala para luchar por el ecosistema

La estación del Imida en San Pedro será remodelada para acoger varios proyectos de investigación centrados en la recuperación de la laguna y sus especies más amenazadas

Centro de acuicultura del IMIDA  en San Pedro del Pinatar, antes de la reforma.

Centro de acuicultura del IMIDA en San Pedro del Pinatar, antes de la reforma. / CARM

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

Investigar en el Mar Menor no resulta nada fácil al ser una laguna salada con una superficie de 170 kilómetros cuadrados. Su extensión imposibilita muchas veces el ensayo de proyectos centrados en la recuperación del estado ecológico de este ecosistema. Frente a este inconveniente, el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (IMIDA) ha impulsado un plan de infraestructuras para poder trasladar estas investigaciones a un Mar Menor a pequeña escala. En concreto, se va a renovar las instalaciones de la planta de acuicultura que el instituto tiene en San Pedro del Pinatar, en pleno parque regional de Las Salinas, para «recrear unas condiciones similares» a las de la laguna. Allí se impulsarán ensayos o investigaciones que necesitan de unas condiciones seminaturales y controladas para lograr el éxito esperado. Esto resulta fundamental antes de decidir la implantación de determinadas acciones de mejora y recuperación en el ecosistema.

«Uno de los problemas que nos estamos encontrando es que nos vienen muchas propuestas de soluciones que no se pueden ensayar en el Mar Menor. Es un entorno abierto y necesitamos un entorno cerrado con unas condiciones controlables donde podamos estudiar el grado de efectividad», señalaba esta semana Víctor Serrano, director general del Mar Menor, durante unas jornadas científicas en la Consejería de Medio Ambiente

El instituto trabajará con nacras, caballitos y plantas acuáticas que forman las praderas marinas de la laguna

Las antiguas balsas de gran tamaño que presidían el recinto de este centro del IMIDA ya se han retirado para dar paso a un «sistema de balsas modulares» que estarán alimentadas por agua de la laguna y del Mediterráneo. Las obras, que cuentan con un presupuesto estimado para la primera fase de más de 600.000 euros, se iniciaron el pasado mes de noviembre y está previsto que entren en funcionamiento a principios de 2024.

Las primeras investigaciones que se van a poner en marcha será la ampliación de los estudios que está realizando el Acuario de la Universidad de Murcia con especies como el caballito de mar o la nacra, así como el pez pipa o el pez aguja, animales muy castigados en los episodios de anoxia o ausencia de oxígeno que ha sufrido la laguna en los últimos años. En colaboración con la UMU, se continuará desarrollando en estas instalaciones el ‘banco de especies del Mar Menor’. 

Las instalaciones del instituto permiten trabajar en condiciones seminaturales y controladas

Por otra parte, se analizarán las poblaciones de bivalvos y su trabajo como especies filtradoras en el agua que podrían retirar grandes cantidades de nutrientes, como también investiga el Instituto Español de Oceanografía. Además, se llevarán a cabo estudios de reproducción de especies que conforman las praderas marinas del fondo de la laguna, como la cymodocea o la caulerpa. En lo que se refiere a la acuicultura, se creará un stock de individuos reproductores de dorada y lubina procedentes del Mar Menor con la cooperación de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar. El Imida también se plantea el análisis del espesor del fango en los fondos marinos de la laguna.

Vigilancia en fincas, pozos o balsas, y hasta en mar abierto 

El personal del IMIDA, que dirige el Observatorio del Mar Menor, trabaja en diversos proyectos que persiguen obtener una visión integrada del Mar Menor para anticiparse a los problemas y evaluar el alcance de las medidas que haya que aplicar tanto en su cuenca vertiente como en la laguna. 

Uno de ellos es una plataforma de modelización que, a través de sistemas matemáticos y de monitorización, ayude a conocer, predecir y actuar sobre las afecciones que causan en el Mar Menor situaciones como las fuertes lluvias o las inundaciones. Este sistema mejorará el conocimiento de cómo incluye la cuenca vertiente en el estado ecológico del Mar Menor. 

Su primera versión, que se presentó recientemente, acopla y sincroniza los diferentes modelos que han desarrollado organismos de investigación internacionales de manera que se puede representar la cuenca vertiente y la laguna con un nivel de detalle «no conseguido hasta ahora», señalan desde la Dirección General del Mar Menor, «el objetivo es tener una herramienta que ayude en la toma de decisiones midiendo el efecto de las mismas en el ecosistema».

El aumento de los puntos de control, tomas de muestra y análisis de datos permite «un seguimiento continuo y permanente» del Mar Menor y de su cuenca vertiente. «De hecho, se ha ampliado a diversas localizaciones en el interior del ecosistema y en el mar abierto, así como en parcelas agrícolas, pozos o balsas. Esto se hace a través de estaciones meteorológicas, análisis de imágenes vía satélite o con la incorporación de nuevos sensores de última generación que transmiten la información en tiempo real».

Recuperación del fartet

El entorno del recinto del Imida también ha sufrido otras modificaciones, como la de la laguna del Coterillo, cercana a las instalaciones. Allí, las actuaciones que se han realizado dentro del proyecto Life Salinas ha permitido reducir la elevada salinidad del agua y recuperar las poblaciones de fartet, una especie endémica en peligro de extinción.

«La estación experimental del IMIDA cuenta con la infraestructura necesaria para llevar a cabo experiencias con organismos acuáticos. Dispone de cerca de 100 tanques de diferente capacidad que forman parte de sistemas de recirculación. Trabajar con este tipo de sistemas es fundamental para poder controlar las condiciones en las que se mantienen los animales», señalan desde el instituto agroambiental.  

40 años de experiencia

La infraestructura tanto material como humana de la estación de acuicultura marina del IMIDA, con cerca de 40 años de trayectoria, es «el encuadre perfecto para asumir los retos que se presentan en el mantenimiento de la biodiversidad del ecosistema», explican desde la Consejería de Agricultura, del que depende el IMIDA. «Las características de estos retos, que deben de abordarse desde la rigurosidad científica donde tanto el conocimiento como la innovación son fundamentales, hacen que la estructura y el funcionamiento de este centro de investigación sea la ubicación necesaria».

Para la recuperación de un ecosistema «es fundamental preservar la biodiversidad del mismo, ya que el mantenimiento del equilibrio del mismo depende en gran medida de ella».