Medio ambiente

Los vertidos a poca distancia de la costa regional dañan la posidonia

Científicos del Oceanográfico de San Pedro reclaman revisar la distancia mínima de seguridad para instalar emisarios submarinos y piscifactorías de manera que estén a más de 2,5 kilómetros del litoral

Pradera de posidonia afectada
por un vertido.  Juan Manuel Ruiz / IEO-CSIC

Pradera de posidonia afectada por un vertido. Juan Manuel Ruiz / IEO-CSIC / alberto sánchez

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

Los investigadores del Instituto Español de Oceanografía con base en el centro de San Pedro del Pinatar, junto con expertos en Ciencias Marinas de la Universidad de Alicante, han vuelto a incidir en el impacto que generan los emisarios de aguas residuales y las piscinas de piscifactoría en las praderas de posidonia de la costa mediterránea. El estado de conservación de estas plantas marinas puede verse incluso «alterado» a una distancia de 2,5 kilómetros de la costa por la concentración de nutrientes que tienen su origen en las fuentes mencionadas.

Hasta ahora la distancia de seguridad para establecer un punto de vertido o una granja de peces estaba a 500 metros de la costa, algo insuficiente ahora para los investigadores, que piden revisar los criterios para establecer otros más «realistas».

La investigación estudió en 2016 los rechazos al mar de la depuradora de aguas residuales de San Pedro y el efecto sobre el medio marino de un polígono acuícola situado frente a las costas del mismo municipio. Los resultados, que ya avanzó La Opinión hace tres años, se han publicado en la revista Plants, donde los investigadores señalan que la influencia de esos vertidos de nutrientes provocan cambios morfológicos y fisiológicos en las praderas y acaban por afectar a su crecimiento y su supervivencia. Una de los detalles que aportan es que las tasas de fotosíntesis (proceso por el que una planta obtiene, gracias a la luz solar, materia orgánica para alimentarse) y de respiración sufrían una «reducción significativa» cuando las plantas estaban cerca de las fuentes perjudiciales.

«Por tanto, pese a los esfuerzos de alejar los vertidos del litoral hacia áreas marinas más abiertas y profundas, estos resultados ponen en evidencia la vulnerabilidad de las praderas de Posidonia más profundas», señalan ahora los científicos del IEO y de la Universidad de Alicante. Los datos medios sobre la cobertura de la pradera, la densidad de los brotes o la longitud de los tallos subacuáticos de las plantas cercanas a los impactos estudiados eran «significativamente más bajos» que en otras zonas libres de estas presiones y que también estaban frente a la costa de La Manga y San Pedro.

«Una vez que la influencia de la presión supera los umbrales de tolerancia de los pastos marinos, la recuperación de especies de crecimiento lento, como la posidonia oceánica , es poco probable incluso si la presión cesa», señalan los investigadores.

Una planta vulnerable

El IEO, en un comunicado realizado ayer, señala que las diferentes directivas europeas prohíben realizar vertidos en áreas marinas donde haya posidonia. Sin embargo, no estipula a qué distancia de sus praderas está permitido hacerlo y, ante este vacío legal, ha existido el consenso generalmente aceptado entre científicos y gestores de aplicar una distancia de seguridad de 500 metros.

Esto pone de relieve para los científicos la «urgente necesidad» de revisar los criterios utilizados por las administraciones públicas para establecer «distancias de seguridad más realistas», que podrían «haberse subestimado en este y muchos otros casos». Este tema es particularmente relevante en el escenario actual de cambio climático global, ya que el calentamiento puede hacer que la posidonia sea «más vulnerable a las perturbaciones» provocadas por el hombre. La literatura científica ya ha dejado claro que las praderas profundas de esta planta muy presente en el Mediterráneo pero amenazada son más vulnerables al calentamiento que las praderas menos profundas.

«Nuestros resultados respaldan la necesidad de integrar el uso de indicadores fisiológicos en los programas de seguimiento de los estudios de impacto ambiental, ya que han demostrado ser una herramienta útil y eficiente», concluyen.

Nitrógeno absorbido

El Oceanográfico ha determinado que existe una reducción de luz y una disponibilidad elevada de nutrientes cerca de los puntos de vertido (similar a la eutrofización), a lo que añade la absorción de nitrógeno externo a los tejidos vegetales. Esto lleva a la planta a una situación de estrés, una situación que se hizo evidente hasta 2,5 kilómetros mar a dentro.

Por último, el estudio apunta a la posible influencia de otros contaminantes, como los metales: «Podría ayudar a explicar algunas de las respuestas a nivel fisiológico de las plantas, ya que podría inducir efectos inhibitorios sobre la fotosíntesis y el metabolismo del carbono».