Los directos de la banda de rock que encabeza ‘el Sevilla’ están empapados de celebración verbenera en torno a la música, espíritu de fiesta mayor e incluso de chirigota, algo que bebió desde pequeño en los carnavales de Cádiz y aún hoy forma parte intrínseca de él: «Es mi fiesta favorita», afirma. Poco después de pronunciar el pregón en Cartagena comenzará la nueva gira de Mojinos Escozíos, el grupo que formó en 1994 y que se ha consolidado como un símbolo de la música popular, además de contar con casi 20 discos de oro y platino.
Ha sido elegido pregonero del Carnaval de Cartagena, ¿qué significa esto para usted?
Tengo mucho cariño a Cartagena y el carnaval es una de mis fiestas favoritas. No será el primer pregón que doy y ojalá no sea el último, pero siempre me hace mucha ilusión que cuenten conmigo para ser imagen de unas fiestas.
¿Cuáles son esos lazos que le unen con Cartagena?
Por supuesto, he tocado muchas veces allí y he actuado en su teatro. Cartagena tiene muchas cosas, pero seguro que la gente no sabe que, además, por esa zona increíble del paseo marítimo se juega muy bien al Pokémon Go, hice amistad con el grupo de jugadores de la ciudad. Me parece una ciudad increíble.
¿Qué es lo que más le gusta de las fiestas populares y el carnaval?
El mejor carnaval del mundo es el de la tierra de cada uno. Es mi fiesta favorita. Siempre he tenido muy cercano el Carnaval de Cádiz. Desde que tenía 11 años, y aunque no me dejaban mis padres, me quedaba hasta las tantas de la noche para verlo. España tiene unos carnavales impresionantes, no solamente los de las islas, que son más conocidos. Me han invitado a otras tradiciones murcianas, como el Entierro de la Sardina, y me pareció increíble.
«El verdadero ‘rocanrol’ es madrugar para llevar a tus hijos al colegio»
La gira de Mojinos Escozíos comienza el 20 de febrero, ¿qué expectativas tiene?
Yo quería empezar incluso antes. Para nosotros es como seguir en la gira de 1996, porque no hemos parado, excepto por la pandemia. Tenemos muchísimas ganas de salir a la carretera, juntarnos de nuevo a hacer kilómetros y disfrutar de lo que siempre hemos hecho y queremos seguir haciendo.
Son una banda incombustible, ¿cuántos conciertos hacen al año?
Tenemos la suerte de que nuestro hobbie se convirtió en profesión. Hemos llegado a dar 105 conciertos en un solo año, en 2003. Siempre decimos que al año hacemos unos 20 menos de los que hagan Alaska o Camela, así que unos 60 o 70.
Sus directos tienen espíritu carnvalero, pero ¿cómo son esas giras desde dentro?
A la gente que nos dice «¡Me encantaría ir en el autobús de los Mojinos»: no te imaginas lo aburrido que es. Kilómetros y kilómetros, maldormir y malcomer. Pero para nosotros es hacer familia, somos un equipo de 14 personas que llevan 25 años juntas, los problemas de cada uno con sus hijos y su hipoteca forman parte de los problemas de los demás. En lo personal, nos encanta. Y en el momento de subir a tocar, se te olvida el cansancio.
Echando la vista atrás, ¿cómo ha evolucionado la música en esos más de 20 años?
Lo que escuchaban los chavales hace 20 años no es lo que escuchan hoy en día, y eso no lo puedes cambiar, no puedes ir en contra de eso. Yo les pongo música a mis hijos, pero acabarán escuchando lo que quieran. En nuestro estilo somos siempre los mismos, no hay grupos nuevos, lo cual es una suerte para conseguir directos, pero una desgracia porque la música ha tirado por otros caminos de los que no formamos parte.
¿Y cómo han cambiado ustedes?
Nuestra preocupación siempre ha sido mejorar. Encerrarnos en el local de ensayo a tocar, tocar y tocar para que la gente que nos escuche diga «¡Qué contundentes suenan los Mojinos!» Buscamos sacar una sonrisa y hacer que todo el mundo cante.
«Me dedico al humor en todas las disciplinas, esa es mi herramienta»
Con las letras que les caracterizan, ¿es difícil adaptarse a lo que demandan los tiempos?
Es difícil para el que no quiera aceptarlo, pero para nosotros no. Ha cambiado la forma de mirar el humor, y nosotros siempre hemos querido divertir, no increpar. No nos sentimos censurados, pero somos conscientes de las cosas que pasan en el mundo y con 340 canciones, no tenemos problema en cambiar unas por otras.
¿Cuánto hay de biográfico en su monólogo La vida es rocanrol?
Todo. Llevas las historias al extremo para hacer reír a la gente, pero todo es biográfico. Separo a la persona del personaje, dejo al Sevilla en los conciertos y aquí me muestro como Miguel: padre, hijo, marido... Una persona normal y corriente con un trabajo por el que me conoce mucha gente.
¿Busca acabar con el mito del rockero?
Es una especie de reproche a la gente que crea el mito. Quiero romper los prejuicios que tenemos todos alrededor de figuras como famosos o políticos: Madonna se depila los tobillos en su camerino, pero nunca pensamos en su ‘modo persona’ cuando la vemos.
Dice que «acostarse a las 7 de la mañana no es rocanrol, pero levantarse a esa hora sí».
Lo que yo hago es un oficio, pero el rocanrol es levantarte a llevar a los niños al colegio. Coger el primer vuelo tras un concierto, sin dormir, para recoger a tu hija de las clases de ballet, junto al resto de padres. Nadie se plantea cómo es el momento en el que mi hija viene a presentarme a su novio. Eso es lo que la gente no ve y asume otras cosas de mí y de mi vida.
Ha hecho radio, televisión, ha colaborado en revistas, escrito libros, monólogos para teatros, música... ¿Qué le falta por probar?
La última vez que me preguntaron eso aún no había hecho teatro, no pensaba que fuera una posibilidad y ya llevo 9 años y con mucho gusto. Antes decía que me faltaba por hacer una película porno, pero también la he hecho. No salgo desnudo, pero la he hecho. Realmente, me dedico al humor en todas las disciplinas. Esa es mi herramienta. Me siento muy afortunado de dedicarme a lo que más me gusta y que me haya abierto tantas puertas. No sé cuál será la próxima. Y si la siguiente pregunta es qué es lo que más me gusta de todo, te lo digo ya: los Mojinos Escozíos.