PINTANDO AL FRESCO

No al pedregal

Concentración en defensa del Trasvase Tajo-Segura en Madrid.

Concentración en defensa del Trasvase Tajo-Segura en Madrid. / DAVID CASTRO

Enrique Nieto

Enrique Nieto

Lo del agua me tiene, nos tiene a todos, bastante nerviosos. No hay más que ver y escuchar a los líderes políticos en sus declaraciones, a los agricultores, a los trabajadores del campo, a los sindicalistas locales, a los militantes socialistas, (eso sí, sin líderes), a los tractoristas, a los transportistas, etc. que acudieron a Madrid el miércoles, para darnos cuenta de que el problema que plantea la disminución de los trasvases del Tajo a las regiones del Levante es de cuello vuelto. Este periódico proporcionaba esta semana varios datos muy interesantes para comprender el tremendo impacto económico y social que supondría el recorte. Las cifras demostraban que Murcia es una de las regiones peor financiadas y de las más endeudadas, y, como diría aquel, lo único que nos faltaba es que una industria que da trabajo a miles de personas fuese torpedeada para agradar a los gobernantes de otra Región.

Yo he nacido y vivo aquí, y tengo ya una edad, por lo tanto, he sido testigo de la transformación que el Trasvase Tajo – Segura ha producido en nuestros campos y huertas. Pongamos como ejemplo el Campo de Cartagena, zona que me conozco muy bien y que he pateado desde mi más tierna infancia. Precisamente, a esta infancia me podría retrotraer cuando iba de vez en cuando con mi padre a visitar a un amigo que vivía en Pozo Estrecho y que poseía alguna tierra, poca, que apenas le producía nada. Tenía un pequeño bancal cerca de su casa en donde plantaba algunos tomates, pimientos o patatas para el consumo familiar y que regaba con agua sacada de un pequeño pozo, que no era un pozo, sino más bien un agujero en el suelo. En el resto de sus tierras solía plantar cebada, y en una ocasión le escuché cuando le daba a mi padre la siguiente explicación: ‘Planto cebada porque, si llueve, habrá cosecha, y, si no, al menos la simiente es barata y no perderé mucho’ (qué bonita palabra, ‘simiente’). El campo de Cartagena era un pedregal en casi toda su extensión, y en él crecían algunos almendros, garroferos, y, cuando llegaba la época, unos melones o sandías que también se regaban con agua de pozo, algo salada de más, por cierto. O sea que, en este sentido, mi reflexión es que sería una cabronada que nos devolvieran a esos tiempos del secano canallesco, y más ahora que el proceso de desertificación en nuestra zona es manifiesto.

Pero también soy ecologista, y animalista, y más cosas, e incluso vivo a las orillas del Mar Menor una parte del año, o sea que me siento concernido por los temas que plantean las organizaciones que critican en lo que se ha convertido la agricultura intensiva que ha propiciado el Trasvase Tajo – Segura y sus daños al medio ambiente, cargándose el depósito de agua del Cuaternario, filtrándole nitratos y fosfatos por un tubo, y metiéndole tal cantidad de agua de riego que todo ese veneno ha ido al Mar Menor, y también inundando los pozos ciegos sin uso de las casas de los pueblos de la orilla y arrastrando, ahora sí, los restos químicos de la pura mierda seca hacia el mar. O sea que, a este respecto, considero necesario un control exhaustivo de lo que se hace y cómo se hace con los riegos de agua del Trasvase, y lo cierto es que ya se están llevando a cabo acciones para evitar estos daños que son observables, y hay otras en marcha que esperamos se realicen pronto. Por otro lado, también debemos tomar en consideración lo del caudal ecológico del Tajo, pero, si la rana verde de Aranjuez tiene que esperarse un poco para reproducirse a gusto, y la carpa de rayas amarillas tiene que conformarse con un metro de agua para nadar, pues que qué le vamos a hacer. Aquí en el Segura, las ranas y las carpas se apañan con poco y las hay de más de un kilo.

Está claro que la ministra Ribera no tiene más remedio que elegir entre las ranas manchegas y las lechugas murcianas, aunque me parece que la cosa no va de esto, sino de lo otro, es decir, que aquí somos una Comunidad uniprovincial gobernada por el PP, aparentemente para los restos, mientras que Castilla La Mancha tiene a Toledo, Cuenca, Guadalajara, Ciudad Real y Albacete y está gobernada por el PSOE.

No sé si me explico.

Suscríbete para seguir leyendo