Medio Ambiente

Residuos de alcachofa y uva, una alternativa sostenible a la madera

El proyecto permite reutilizar productos que se destinan al ganado

Las alcachofas son un remedio contra la retención de líquidos

Las alcachofas son un remedio contra la retención de líquidos / Freepik

María José Gil

María José Gil

El Centro Tecnológico del Mueble y la Madera (CETEM), con sede en Yecla, ha desarrollado tableros destinados a la fabricación de mobiliario elaborados con residuos de la industria alimentaria, como las hojas exteriores del corazón de la alcachofa, la cáscara de los cereales o los raspajos de los racimos de uva. El objetivo del proyecto es encontrar una alternativa sostenible que sea capaz de sustituir al tablero de aglomerado tradicional, aprovechando al mismo tiempo la posibilidad de reutilizar desechos de productos capaces de garantizar un suministro constante para asegurar el aprovisionamiento. El proyecto también contempla la obtención de un adhesivo producido con azúcares naturales procedentes de los cítricos, que puede cumplir la función de adhesivo y sustituir a un compuesto aglutinante considerado tóxico, el formaldehído.

Las investigaciones se han desarrollado dentro del proyecto Matcomp, que cuenta con la financiación del Instituto de Fomento. Su objetivo es abrir nuevas vías para la puesta en marcha de proyectos de economía circular que permitan reutilizar residuos industriales para darles una nueva utilidad.

Estos tableros obtenidos a partir de los residuos de fibras vegetales tienen las mismas propiedades que los de madera o aglomerado y pueden destinarse a la fabricación de muebles, paneles o suelos de madera, entre otras aplicaciones.

El director del CETEM, José Francisco Puche, explica que el objetivo de la investigación es ofrecer el material obtenido a la industria de los tableros y poner en contacto a estas empresas con los productores que generan los residuos vegetales empleados como materia prima.

Madera a partir de la alcachofa

Madera a partir de la alcachofa

«Ahora hay que llegar a la hilazón entre las empresas que lo fabrican y la industria para saber que hay suficiente demanda», indicó Puche. Precisó que en la Región no hay empresas dedicadas a la fabricación de tableros, dado que el sector se concentra en unas pocas empresas en España, pero confía en encontrar una respuesta favorable.

No obstante, apunta que la condición para que estos nuevos materiales entren a formar parte de la economía es que «el consumidor esté dispuesto a pagar un poco más por un mueble hecho con tableros de fibras vegetales recicladas».

A su juicio, la economía circular ofrece grandes posibilidades en este momento, «siempre que el coste de los productos no resulte demasiado alto».

De momento, el Centro Tecnológico del Mueble está estudiando tres productos alternativos que pueden garantizar un aprovisionamiento suficiente de materia orgánica: la alcachofa, la cáscara de cereales como el arroz y el raspajo que queda después de desgranar los racimos de uva.

A partir de estos tres materiales de origen orgánico, que hasta ahora se destinaban a la alimentación del ganado o eran incinerados, la investigación ha permitido disponer de tres tipos de tableros diferentes, que pueden sustituir a los de aglomerado empleados tradicionalmente.

Estos últimos se fabrican generalmente con maderas de distintos tipos y adhesivos químicos que contienen formaldehído, un compuesto contaminante para la atmósfera, según explicó Puche.

El proyecto también incluye la búsqueda de alternativas más saludables para obtener un pegamento de origen orgánico. La investigación se ha orientado hacia los residuos de los cítricos, cuyos azúcares pueden dar lugar a sustancias adhesivas capaces de cumplir la misma función que el formaldehído una vez sometidas a ciertos tratamientos.

Al tiempo que se produce una reducción en el uso de sustancias tóxicas, como el citado compuesto químico, «es posible fomentar el uso de materias primas de origen renovable: sacarosa, lignina y aceites vegetales empleados como materias primas»

También en este caso los residuos de origen vegetal empleados en la fabricación del adhesivo pueden obtenerse en la industria alimentaria. El objetivo es facilitar la simbiosis industrial entre dos sectores tradicionales de la Región, el agroalimentario y el del mueble.

El Centro Tecnológico también ha trabajado en otros proyectos medioambientales relacionados con el reciclaje de la espuma utilizada en la fabricación de sofás y sillones, un producto muy difícil de eliminar que puede reciclarse para darle nuevas aplicaciones.

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