Salud

Seguridad Alimentaria saca toda la artillería para cuidar de los menús de Navidad

El departamento de la Consejería de Salud calcula que el equipo de inspectores llevará a cabo unas 800 visitas durante esta campaña

Las inspecciones se centrarán en mataderos, lonjas y plazas de abastos

Inspectora de Seguridad  Alimentaria durante una visita  a la lonja de Alcantarilla en la noche del jueves.

Inspectora de Seguridad Alimentaria durante una visita a la lonja de Alcantarilla en la noche del jueves. / Juan Carlos Caval

Ana García

Ana García

Las fiestas de Navidad son días para compartir momentos con familia y amigos, citas que en la mayoría de las ocasiones se celebran alrededor de una mesa. Para garantizar que estas comidas y cenas navideñas no terminan con un imprevisto o con la visita a Urgencias, desde el servicio de Seguridad Alimentaria de la Consejería de Salud se intensifican en estas fechas las inspecciones a empresas y establecimientos de alimentación con el objetivo de garantizar que los productos que consumimos cumplen con todas las normas de higiene y seguridad que se les exigen.

Por ello, Seguridad Alimentaria, departamento que depende de la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Salud, trabaja con el calendario de controles que se llevarán a cabo durante toda la campaña navideña, días en los que los inspectores realizarán unas 800 visitas a establecimientos de la Región de Murcia.

El director general de Salud Pública, Jesús Guillén, explica que «detrás de cualquier mostrador hay un trabajo de inspección que no se ve, ya que cuando el consumidor adquiere un producto, previamente se ha realizado una tarea de inspección en mataderos y lonjas», trabajo que en otros momentos del año se centra en ámbitos como pueden ser también los comedores escolares, por ejemplo.

El servicio de Seguridad Alimentaria de la Consejería de Salud de la Región cuenta con un total de 72 inspectores, entre los que hay veterinarios y farmacéuticos, y «gracias a cuyo esfuerzo se puede planificar la campaña navideña con jornadas extraordinarias de refuerzo».

Carnes, pescados y mariscos serán los productos más vigilados al dispararse sus ventas en estos días

A lo largo de este periodo del año hay un incremento de la actividad de distribución de alimentos, especialmente se nota este aumento en el consumo de productos como carne y pescado, de ahí que se incremente también el control oficial y la presencia de los inspectores en mataderos y lonjas para garantizar la seguridad alimentaria de los productos que se comercializan.

Guillén indica a La Opinión que la vigilancia se centra en todas las fases, tanto la transformación como la distribución de los alimentos en fases posteriores a la producción primaria, y las operaciones conexas, que deben cumplir los requisitos generales de higiene contemplados en el Reglamento europeo que establece la normativa 853/2004.

La falta de justificantes de trazabilidad y de higiene y orden en las cámaras frigoríficas, principales problemas

«Desde Salud Pública se verifica que los establecimientos alimentarios cumplen con toda la normativa sanitaria con el fin de poner a disposición de los consumidores productos seguros y, en caso de detectarse incumplimientos de la normativa, se adoptan las medidas adecuadas para su subsanación de estos errores que se hayan cometido», insiste el responsable de la dirección general.

En este caso, se vigila que se siguen los protocolos de la normativa comunitaria para que finalmente los consumidores tengan la tranquilidad de que adquieren alimentos seguros que han pasado todos los controles.

Preguntado por los establecimientos o sectores que centran estos días la atención de los inspectores de Seguridad Alimentaria, el director general de Salud Pública señala que principalmente son aquellos en los que se incrementa la producción y por tanto las posibilidades de riesgo, como aquellos donde se produce y vende carne o pescados, en especial mariscos, que tienen una mayor venta en estas fechas.

Infracciones

En cuanto a las infracciones más frecuentes que suelen encontrar los inspectores alimentarios en las visitas que realizan a mataderos, lonjas y plazas de abastos, desde este departamento de Salud informan de que las más habituales son aquellas relacionadas con la falta de justificantes de trazabilidad para conocer el procedimiento que ha seguido cada alimento, así como el autocontrol o la higiene y el orden en las cámaras frigoríficas en las que se almacenan los productos que se van a distribuir y vender posteriormente.

«La trazabilidad constituye es un sistema continuo de identificación de productos a lo largo de toda la cadena alimentaria», recuerda Jesús Guillén, quien insiste en que «toda empresa alimentaria tiene la obligación de poner en marcha, aplicar y mantener un sistema eficaz de trazabilidad en los alimentos para garantizar que, en caso de constituirse un grave riesgo para la salud humana, el producto pueda retirarse del mercado inmediatamente» y así reducir o evitar los riesgos que pueda conllevar su venta.

Las sanciones pueden llegar hasta los 600.000 euros

Las sanciones a las que se enfrentan aquellos locales o negocios que incumplan con la normativa de manipulado, almacenado y distribución de los alimentos pueden llegar hasta los 600.000 euros, en función de la gravedad de la infracción. Estas sanciones se contemplan en la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición 17/2011 de 5 julio, una normativa nacional que rige para todos los territorios. En el artículo 52 de la ley se especifica que las infracciones en materia de seguridad alimentaria y nutrición previstas en la norma serán sancionadas por las administraciones públicas competentes con multas divididas en: infracciones leves, hasta 5.000,00 euros; infracciones graves, entre 5.001,00 euros y 20.000,00 euros; infracciones muy graves, entre 20.001,00 y 600.000,00 euros. En el supuesto de infracciones muy graves, la Administración pública competente podrá acordar el cierre temporal del establecimiento o instalación de que se trate por un plazo máximo de cinco años. 

No obstante, dependiendo de la infracción de la que se trate o de si el establecimiento o persona afectada es o no reincidente de infracciones similares, éste se expondrá a un aviso, una sanción o, incluso, el cierre del establecimiento en los casos de mayor gravedad en los que se requiere incluso la apertura de un expediente.

El director general de Salud Pública apunta que en el caso de que el establecimiento haya cometido una infracción leve se le da un plazo para subsanarla y que repare la situación, mientras que en las infracciones graves se prevé hasta la apertura de expediente, que puede derivar en el cese de la actividad de la que se trate.

«Hay que destacar la necesidad de realizar controles sobre el producto, bien sean materias primas o producto final, de manera que se ejerza un control sobre las características de los alimentos y componentes (por ejemplo fisicoquímicas y organolépticas, de temperatura, etcétera) comprobando su idoneidad» para ser puestas a la venta y para ser consumidas por los compradores.

De ahí que los inspectores sanitarios de Seguridad Alimentaria redoblen sus esfuerzos estos días con jornadas que pueden ser de mañana, tarde o noche, dependiendo la actividad o local que tengan que controlar.

Test rápidos de sulfitos en crustáceos

La inspectora de Seguridad Alimentaria Mari Luz Fernández llevó a cabo durante su visita a la lonja de Alcantarilla distintos controles, como la revisión del etiquetado, la trazabilidad o test de sulfitos rápidos para detectar la presencia de aditivos en los crustáceos (como se ve en la imagen). Con esta prueba se mide el antioxidante que se usa para que las cabezas de los crustáceos no se pongan negras, antioxidante que está permitido, pero dentro de una concentración concreta, y que debe declararse en la etiqueta de producto para que las personas que sean alérgicas no lo consuman. Para hacer el test se echan dos productos, uno primero transparente y otro segundo azul y se deja un minuto para ver la reacción. Si el crustáceo se queda azul es que la concentración es menor de 10 y no se tiene que registrar en la etiqueta; si es entre 10 y 100 se queda de color violeta y en los casos de más de 100 se queda azul oscuro, y se haría otra prueba de laboratorio.