Abandonaron su país, como millones de compatriotas, tras comenzar la guerra en Ucrania. Han pasado casi 9 meses desde entonces. Algunas de esas familias llegaron bajo el paraguas de oenegés como Cruz Roja o Accem, que se encargan de su manutención y de ofrecerles un techo bajo el que vivir; sin embargo, otras no tuvieron tanta suerte. «En mayo ya no había plazas», señala Larisa Ponomarenko, de la Asociación de Ucranianos de la Región. Pero siguieron llegando.

El Consejo de Ministros aprobó en verano, a propuesta del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, una ayuda de 400 euros para cada familia ucraniana en situación vulnerable. Además, por cada menor se añaden cien euros más. Esta subvención se materializa mediante transferencia directa a las comunidades, que son quienes gestionen este programa. En total, el importe asciende a 52,8 millones y, según ha podido saber esta Redacción, a la Comunidad ya se le han transferido 1.835.856 euros.

La asociación murciana de ucranianos lleva semanas sin saber cómo acceder a este plan del gobierno. «Han pasado más de ocho meses desde que comenzó la guerra y muchas familias ya han gastado todo el dinero con el que vinieron. Se sienten abandonadas. Algunas quieren volver y ni siquiera les queda para el billete de vuelta», denuncia Ponomarenko. 

"Muchas familias ya han gastado todo el dinero con el que vinieron", explican desde la asociación

Es la historia de Yuliia Shkrobotska, de 35 años. Hace 9 meses que cambió Kiev por Albudeite y desde entonces el Ayuntamiento le ha llevado tres cajas de leche, algo de pasta, azúcar, dos botes de gel de baño y otros dos de champú. «Mi marido está sin trabajo en Ucrania, así que me están manteniendo a mí y a mis dos hijos dos pensionistas de 73 y 78 años», explica. Son los padres de una familia que acogió a su esposo cuando era pequeño, dentro de un programa para los niños de Chernóbil. «Las clases de español que me ofrecieron son en realidad clases para personas mayores que no tienen la ESO, en donde no aprendo gramática, sino Historia de España, por ejemplo;no tengo ayudas para que mis hijos, de 9 y 11 años, vayan a clases extraescolares ni a excursiones; por no hablar del dinero que me falta para comprarles ropa», señala. 

Svitlana Lozhkina, de 49 años, vivía en Mykolaiv hasta que Putin decidió invadir su país. Ahora vive en la casa del cura de Espinardo, en un pequeño apartamento pegado al templo. Tanto ella como su marido y su hijo de diez años llevan ocho meses viviendo de la solidaridad de los feligreses, que les llevan pan, pollo o, directamente, les dan limosna. «Nos ayudan más los vecinos que el Gobierno», lamenta, y se pregunta: «¿Por qué España nos ofreció refugio si no puede mantenernos?». Por lo que les llega de otros solicitantes de asilo, «en Alemania, Italia, Polonia o Francia las ayudas están llegando sin tanto retraso».

A una de las refugiadas y a sus dos hijos los mantiene un matrimonio de pensionistas en Albudeite

«Me gustaría volver ya, pero mis vecinos me han dicho que ahora mismo no hay luz, ni agua ni nada», cuenta Hanna Zaiats, de 36 años y actual vecina del barrio del Carmen, en Murcia. Paradójicamente, a su familia, formada por su marido y dos niños de 3 y 9 años, les están ayudando desde Ucrania. «Me mandan dinero mis padres», reconoce. En siete meses, ha obtenido de Cruz Roja un paquete con geles, harina, pasta de dientes, galletas y material escolar. 

A Anna Prunenko, de 20 años, le pilló el estallido de la guerra de turismo en el extranjero y ya no pudo volver. Ahora vive con su novio en el barrio de San Antón de la capital murciana. Por suerte, él sí encontró trabajo en la construcción y con ello pueden ir tirando. «No puedo trabajar porque no sé el idioma, pero cuando lo aprenda me mandarán a lavar platos. Como si eso no se pudiera hacer eso sin hablar español», lamenta.  

Las cuatro refugiadas ucranianas esperan que pronto se gestionen sus ayudas. Israel Sánchez

A pesar de las dificultades, estas cuatro supervivientes no se arrepienten de haber acabado en España, donde han conocido las «almas abiertas» de la Región de Murcia, sin las cuales no hubieran podido salir adelante. 

Urgen al ministro a "asegurar el cumplimiento de la normativa"

Desde la Asociación de Ucranianos de la Región de Murcia enviaron la semana pasada una carta al ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para urgir al Gobierno de España «para no sólo dar instrucciones a las autoridades locales, sino para asegurar el cumplimiento de la normativa que asegura la ayuda a los ciudadanos ucranianos que no son beneficiarios de los programas oficiales de ayuda». Explican al ministro que la subvención anunciada en agosto por parte del Estado «tampoco se ha terminado de gestionar para que los refugiados obtengan aunque sea un mínimo de ayuda de sus necesidades básicas». Desde la asociación creen que «el momento de ayudar a Ucrania y sus ciudadanos es ahora para poder proteger a los desplazados, para darles una mínima dignidad para sobrellevar la situación y para darles la oportunidad de rehacer su vida o dar el impulso necesario para ello». 

Este miércoles comparece en el pleno de la Asamblea Regional, a petición propia, la consejera de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias, Política Social y Transparencia, Isabel Franco, para informar sobre la situación en que se encuentran las ayudas para ucranianos desplazados en la Región de Murcia. El equipo de la consejera ha rehusado hacer comentarios sobre las quejas de la Asociación de Ucranianos de la Región, pero ha señalado que se darán las explicaciones en el hemiciclo.