La Opinión de Murcia

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Pintando al fresco

Ser de aquí

Lo importante sería saber quién lleva dentro de sí su pertenencia a la Región de Murcia

Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia L.O.

Andamos por el cuarenta aniversario del Estatuto de Autonomía de nuestra Región, e incluso se ha celebrado un congreso para tratar el tema, un acto, por cierto, al que materialmente nadie ha hecho caso. El asunto de la ‘murcianía’ y del sentimiento de pertenecer a esta Región es una cuestión que unos se la toman de una manera y otros de otra. Diría yo, en mi ignorancia, que aquí hay un tanto por ciento bastante alto de personal que el hecho de ser cartagenero, caravaqueño, lorquino, etc. le importa muchísimo y están dispuestos a pregonarlo a los cuatro vientos, pero, sin embargo, eso de ir ‘de murciano’ por el mundo es harina de otro costal.

Y, ¿por qué se da esta situación? La respuesta es múltiple dependiendo de a quien se le formule. Muchos responderán que ‘murciano, a mucha honra’ y otros evitarán el gentilicio. Pero lo importante sería saber quién lleva dentro de sí su pertenencia a la Región de Murcia y su reconocimiento al Estatuto que nos creó como Comunidad Autónoma. ¿Usted que está leyendo esto se siente concernido? Si la respuesta es ‘no’, ‘poco’, o ‘muy poco’, deberíamos intentar saber por qué.

Que nuestra Región se creó así, con una sola provincia y separándonos de Albacete de un modo definitivo (Murcia, dos; Murcia y Albacete, que estudié yo de pequeño) era algo que caía por su peso. Nuestros vecinos eran y son totalmente manchegos y así se sienten y se han sentido siempre. Por otro lado, no nos iban a unir a Andalucía porque nosotros de andaluces tenemos lo que yo de cura. Y con Valencia no pegábamos ni con cola, que hasta otro idioma tienen. Así que se decidió que esta sería una Región aparte, un poco como La Rioja, que también se quedó descolgada. Asturias y Cantabria no entraban en este juego porque ellos tenían su historia perfectamente definida, y, aunque en algún momento nosotros fuimos un reino de Taifas, lo cierto es que históricamente siempre anduvimos pegados a unos o a otros, pero sin terminar de cuajar con nadie.

De esta manera, cuando hace cuarenta años nos llegó el Estatuto todo estaba por hacer a la hora de crear ese sentido de Región. De ello se debían encargar los políticos que nos han gobernado todo este tiempo, y tenían dos armas fundamentales El Gobierno Regional y el Parlamento Murciano, es decir, La Asamblea. Esta última ya empezó mal al situarla en Cartagena, entre otras, por estas dos razones. La primera es que los cartageneros, que se pensaba que estarían la mar de contentos por tenerla allí, pasaron de ella, del edificio y de su contenido, como si les importase un rábano, desde hace cuarenta años y hasta la fecha. La segunda es que los mismos políticos siguieron considerando que donde se cocía todo era en Murcia y solo han ido a la Asamblea cuando no tenían otro remedio, porque si no iban no cobraban. Pero, por afición, nunca.

Y el otro punto filipino ha sido el Gobierno Regional. Supongamos que los que éramos adultos cuando se nos hizo Comunidad Autónoma ya no teníamos solución y vivíamos con las mentes cerradas a lo que no fuese nuestro pueblo, y que, para uno de Águilas, ese concepto de Región Murciana no tuviera mucho sentido. Pero sí había un buen proyecto por desarrollar con los niños y los jóvenes para crear esa conciencia. ¿Ustedes saben si se ha hecho algo en ese sentido? Yo, no. Si esta cuestión hubiera estado presente como uno de los objetivos de su educación, de un modo trasversal y desde infantil a bachillerato, a lo mejor teníamos ahora dos generaciones de hombres y mujeres que celebraran el Día de la Región, que estuvieran pendientes del congreso que se ha celebrado esta semana, que supieran que hay 45 diputados en la Asamblea a los que pueden ir a ver y a pedirles explicaciones, y que esta podrá ser ‘la mejor tierra del mundo’, pero muchos, ni lo saben, ni lo sienten.

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