Media pieza de fruta, en gajos o menor cantidad de comida en los entrantes y platos principales de los menús escolares. La Federación Regional de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos Juan González ha detectado casos en varios comedores de la Región de Murcia donde las empresas de catering que se encargan de preparar la comida han reducido las cantidades que sirven a los alumnos.

Esta situación preocupante ha llegado hasta la organización educativa a través de las quejas de al menos cuatro asociaciones de padres de colegios de Murcia y Molina de Segura, así como a través de las denuncias de varios progenitores. Este periódico ha podido saber de otro caso en Cartagena, donde los padres del colegio Hermanos San Isidoro y Santa Florentina han protestado por los menús escasos.

Esta situación, señala la portavoz de la FAPA-RM Juan González, Clara García Sáenz, provoca que «muchos niños lleguen con hambre a casa por el recorte en la cantidad de comida» que se sirve en estos comedores. «Les dan la mitad de una pieza de fruta o directamente en gajos como con la mandarina», remarca, «pero no la fruta completa».

El origen del problema llega con la insuficiente cantidad que perciben las empresas de catering a través de los contratos con la Consejería de Educación. La guerra de Ucrania, el alto coste de la energía y los combustibles y la inflación de los precios de los alimentos ha tirado por tierra los cálculos de las empresas adjudicatarias. En la Región de Murcia prestan este tipo de servicios un total de seis empresas, de las cuales muchas adquirieron los contratos antes de la pandemia. Ahora, la situación económica les aboca a la falta de beneficios y el trabajo a pérdidas.

De esta situación son conscientes en la FAPA Juan González, que ponen el foco en la gestión de estos contratos por parte de Educación. A la consejera María Isabel Campuzano le reclaman que revise los contratos para aumentar la cantidad que perciben por alumno. Hasta ahora, el precio público no supera los cinco euros y en casos como el catering Antonia Navarro, que atiende a 60 colegios de toda la Región, esa cifra está en cuatro euros: «Con esa cantidad que pagan los padres, servir un primer y segundo plato más postre, es muy complicado», reconoce Pedro José Ruiz, jefe de producción de la empresa.

Clara García define la situación como «muy grave» ya que con un tercio de la población murciana en riesgo de sufrir pobreza, «no podemos consentir que haya niños que lleguen con hambre a casa». La FAPA se centrará ahora en investigar en qué comedores está ocurriendo esto y qué empresas gestionan estos menús reducidos. Recuerda la portavoz de esta entidad que representa a los padres que en los comedores hay dos perfiles de niños: quienes se quedan por conciliación al no poder recogerles sus padres a mediodía y quienes por imposibilidad económica de las familias, deben comer allí.

«Es imposible sortear la crisis», remarca el dirigente de la empresa Antonia Navarro, «las empresas nos estamos tambaleando y ya hemos reclamado a la Consejería que actualice los contratos para que podamos hacer frente a la inflación». Se agarran a que la Ley de Contratos permite modificar estos acuerdos para acoplar los precios al IPC o la inflación. «Vivimos pendientes de los proveedores y los cambiamos continuamente sin perder la calidad del producto», señala Ruiz, que niega que su firma recorte las cantidades de los menús escolares.

En la Región las becas comedor cubren el pago de este servicio para las familias. En la convocatoria de este curso 2022/2023, la Consejería rechazó o dio por desistidas un total de 4.607 solicitudes, mientras que dio el visto bueno a 5.175 peticiones. La FAPA ha reclamado desde hace tiempo un mejor sistema de concesión de becas que amplíe el umbral de renta.

A esto le añaden que los comedores recortan tiempo de servicio de las personas que atienden en los comedores para reducir costes. Clara García, que ayer compareció en la Asamblea Regional para detallar estos problemas, también puso encima de la mesa las preocupaciones de los padres por la salud mental de sus hijos y la falta de profesionales que los atienden.

La portavoz de la FAPA puso negro sobre blanco a la hora de hablar de los barracones que un tiempo a esta parte han cubierto las necesidades de espacio de los centros. Unas aulas prefabricadas, señala, que se han “normalizado” con el tiempo y que incluso se llegan a ver a padres demandarlos para poder comenzar las clases, como ocurrió en este inicio de curso en un colegio de La Unión. “Valoramos lo que desdeñábamos hace un tiempo porque la otra opción es quedarnos sin el derecho a la educación de nuestros hijos”.

Educación: "Las empresas no se pueden saltar los contratos"

La Consejería de Educación ha dado como solución a las empresas de catering ampliar la variedad de productos que pueden cocinar y ofrecer en los platos a los alumnos. Se ha incluido «más variedad de productos para que las empresas tuviesen más opciones a la hora de la compra», es decir, para que intenten ahorrar con productos más baratos.

El departamento que dirige María Isabel Campuzano señala que las inspecciones realizadas en los comedores de la Región de Murcia no han detectado ningún caso de recorte en la cantidad de los alimentos que se ofrecen. «Nosotros solo tenemos una queja de un comedor de Cartagena», señala un portavoz del gabinete de la consejera, aunque no aclara qué centro. Sin embargo, en este caso no hay denuncia oficial: «Los padres deben poner la queja correspondiente vía dirección del centro al servicio de comedores, y se actuará. Las empresas no se pueden saltar los extremos del contrato», remarca.

El menú escolar y las cantidades son estipuladas y tasadas por la Consejería de Salud y no se debería dar modificaciones al respecto, añade la Consejería, que pese a ello no entra a valorar las quejas de las empresas de catering, que piden revisar los contratos para que puedan obtener más margen de beneficio.

«Todas esas cuestiones están recogidas en el acuerdo marco que asumen las empresas adjudicatarias», concluyen.

Poca ensalada y un trozo de pescado con el arroz en un colegio de Cartagena

Los padres denuncian la escasez de las raciones. | L.O.

La escasez de la comida en los platos de los escolares es un problema también presente en Cartagena. Recientemente el AMPA del CEIP Hermanos San Isidoro y Santa Florentina presentó una queja formal ante la Consejería de Educación para dar cuenta del problema, pues muchos padres habían denunciado que sus hijos llegan a casa con hambre «casi todos los días» y que la calidad de la comida no es la mejor, según fuentes cercanas consultadas por La Opinión.

Ante estas críticas, este diario se puso en contacto con la presidenta del AMPA del centro, Noelia Paretas, quién asegura que en el municipio hay padres de otros centros que también se han quejado de la poca comida que se le sirve a sus hijos en el comedor. Es el caso, según afirma, del CEIP Atalaya, Maristas y Carmelitas, los cuales cuentan con caterings distintos al Hnos. San Isidoro y Santa Florentina.

A pesar de estas afirmaciones, el presidente de la FAPA de Cartagena, José Luis San Félix, asegura que «no han recibido quejas formales por parte de la AMPA de ningún otro centro de Cartagena» y que «únicamente» tiene constancia de comentarios negativos por parte de algunos padres del CEIP Atalaya.

El restaurante Casa Orenes, encargado del servicio de catering en el Hnos. San Isidoro y Santa Florentina, se ha defendido de las acusaciones, alegando que las imágenes que se reflejan en el informe elaborado por el AMPA son de raciones que corresponden a niños de Infantil. Sin embargo, en el escrito se asegura que «hay poca diferencia con las medidas que se les pone a los de Primaria».

En cuanto a la calidad de sus productos, la empresa defiende que «el género que ofrece es de calidad» y que el otro centro con el que trabajan, el CEIP El Mirador de San Javier, están «encantados» con ellos.

«Cada año los informes que nos hace Sanidad son favorables. Se debería tener en cuenta que nosotros debemos controlar muchos factores a la hora de elaborar la comida, como las grasas o los alérgenos, por lo que debemos elaborar platos sencillos», explica una de las responsables de Casa Orenes a La Opinión.

Este servicio de catering también ha acusado, como tantos otros negocios, los efectos de la inflación. «Solo tenemos contrato con dos comedores, cuando antes servíamos a 40 centros debido al nuevo acuerdo marco. Actualmente tenemos pérdidas, pues trabajamos con un precio anterior a la pandemia, que es de 3,74 euros IVA incluido», relata la responsable de la empresa.