El calor que sigue registrando la Región a estas alturas del otoño mantiene arrinconados los abrigos y la ropa de invierno en la trastienda de los comercios. Con máximas que rozan los 30 grados centígrados la mayoría de los días es difícil dar salida a las prendas que deberían estar utilizándose ya a estas alturas del año. Carmen Piñero, presidenta de la Federación del Comercio de la Región (Coremur) y Antonio Sánchez, presidente del Centro Comercial Abierto de Cartagena, reconocen que los dos meses de otoño transcurridos sin que los comercios hayan tenido apenas ventas van a generar pérdidas a las tiendas. Confían en que «la campaña de Navidad sea buena» y ayude a compensar el descenso de la facturación.

No obstante, Carmen Piñero da por hecho que lo que las ventas que no se han producido en los dos meses que han transcurrido desde que terminó la campaña de verano y se produjo el cambio de temporada «ya no se recuperarán».

El presidente del Centro Comercial Abierto de Cartagena asegura que «de invierno no se vende nada»

La presidenta de Coremur se lamenta de que el pequeño comercio se siente «abandonado» por la Administración, a pesar de las dificultades que han tenido que afrontar las empresas desde que se desencadenó la pandemia y tuvieron que asumir todo tipo de restricciones. Se queja de que las instituciones de la Región ni siquiera se han sumado a la iniciativa adoptada en Valladolid y en Extremadura, donde se está ofreciendo un bono que permite conseguir un descuento de 20 euros para tratar de atraer a los clientes.

Promociones y descuentos para animar a los clientes a comprar

Las cadenas tratan de animar a sus clientes a comprar ropa de abrigo ante la caída de las ventas que se está produciendo este otoño a causa de las elevadas temperaturas. Cortefiel es una de las empresas que están aplicando descuentos especiales para conseguir que la clientela entre a comprar las prendas que en este momento no consideran necesarias, dado que las previsiones meteorológicas no permiten atisbar la llegada del frío. Con unas temperaturas que llegan a los 30 grados centígrados en las horas centrales del día, la idea de entrar a un probador para ponerse prendas de abrigo resulta poco convincente. Otros establecimientos han optado por alargar la temporada de rebajas hasta el mes de octubre, porque aún ven la posibilidad de seguir vendiendo ropa o calzado de verano. No se deciden a retirar estos artículos, a pesar de que hace semanas que cambiaron los escaparates para incorporar los de la nueva temporada.  


«¿Qué actuaciones hay para ayudar al pequeño comercio?», se pregunta Carmen Piñero. «Ni una», responde con desolación.

Asegura que el Ayuntamiento de Valladolid va a destinar 24.000 euros al bono creado para fomentar las ventas en las tiendas de proximidad». En esta ciudad la campaña estará vigente desde el 5 de octubre hasta el 23 de noviembre. En Extremadura funciona una iniciativa parecida desde hace varios años a la que se han sumado cientos de comercios de varias ciudades.

Piñero apunta que «los municipios pequeños, que tienen una mayor cercanía, sí están implicándose con el comercio», pero en las grandes ciudades no encuentran el apoyo necesario.

Por su parte, el presidente del Centro Comercial Abierto de Cartagena apunta que «de invierno no se vende nada», aunque se plantea que «lo peor que nos está pasando es la incertidumbre en el futuro. No sabemos qué va a pasar dentro de unos meses. Pienso que el año que viene va a ser muy duro», augura.

Los comerciantes confían en que la campaña de Navidad sea buena y ayude a compensar las pérdidas

Antonio Sánchez considera que «a los políticos se les llena la boca con el pequeño comercio, con el entorno y con las pequeñas empresas», pero no ofrecen el respaldo necesario para mantener el tejido empresarial que configura la ciudad. «Cada vez es más complicado levantar la persiana y seguir trabajando para pagar a los empleados».

El empresario subraya que el debate suscitado por el apagado de los escaparates debería llevar a los responsables políticos a percatarse de que «donde hay tiendas hay luz y hay seguridad. La hostelería está muy bien, pero si no existe el comercio, las calles se vacían», afirma.

«Ahora uno puede comprar desde el sofá de su casa lo que quiere, pero el comerciante lo que hace es darle calidad de vida al cliente y a sus vecinos», defiende.

Ante la competencia «de las grandes superficies y de las ventas por Internet», afirma que habrá que mejorar el servicio y la atención al cliente. No podemos quedarnos con los brazos cruzados».